Mas tendrá dos meses para convencer a la CUP si no alcanza la mayoría absoluta

Mas tendrá dos meses para convencer a la CUP si no alcanza la mayoría absoluta

EFE

La mayoría de las encuestas sobre las elecciones catalanas del domingo arrojan un mismo escenario: gana la lista de Junts pel Sí, pero necesita de la CUP para llegar a la mayoría absoluta. Si ese vaticinio se cumple, ¿cuáles serían los plazos de negociación? ¿Qué pasa si no hay avances? ¿Se pueden convocar nuevas elecciones?

El presidente de la Generalitat y número 4 de Junts pel sí, Artur Mas, tendrá dos meses para convencer a la CUP de que apoye su investidura si su lista no logra la mayoría absoluta este 27-S.

El artículo 128 del reglamento del Parlament establece que el presidente del Govern deberá elegirse en una primera vuelta por la mayoría absoluta de los diputados; si no es posible, será por mayoría simple a partir de una vuelta posterior.

La CUP mantiene su rechazo a votar a favor de la investidura de Mas, pero podría apoyarla de forma indirecta absteniéndose a partir de la segunda vuelta. El resto de partidos catalanes, contrarios a la independencia, difícilmente podrían entablar una negociación con el presidente de la Generalitat.

Si pasan dos meses desde la fecha del primer debate y la investidura aún sigue bloqueada, el artículo 67 del Estatut establece que el presidente en funciones -el propio Mas- debe convocar otras elecciones en un plazo de 40 a 60 días, por lo que ya serían en 2016.

Todas estas posibilidades quedarían diluidas si Junts pel Sí logra la mayoría absoluta, y por eso la candidatura ha focalizado sus esfuerzos de los últimos mítines en reivindicarse como el gran voto útil del soberanismo.

El cabeza de lista, Raül Romeva, ha pedido este mismo jueves una mayoría amplia para Junts pel sí, garantizando que esto es lo que dará a los independentistas "fortaleza" para negociar con la UE sobre el proceso soberanista.

En el reciente mitin central, Mas -sin citar a la CUP- situó Junts pel sí como el único voto soberanista útil ya que, si es masivo, "impresionará al mundo" y supondrá un cambio real en la vida de los catalanes: la independencia.

El último precedente en España sobre la dificultad de investir un presidente autonómico fue el de Susana Díaz (PSOE): las elecciones andaluzas fueron el 22 de marzo, el primer pleno de investidura se celebró el 5 de mayo, pero no fue investida hasta el 12 de junio.

Como en el caso de Cataluña, el Estatuto andaluz fija un máximo de dos meses para investir presidente, por lo que, si Díaz no hubiera conseguido finalmente el apoyo de Ciudadanos, tendrían que haber convocado nuevas elecciones el 5 de julio.

Si Mas logra ser investido presidente, no podrá convocar unas nuevas elecciones catalanas en el plazo de un año desde que se disolvió la Cámara por última vez, según el artículo 75 del Estatut.

Teniendo en cuenta que Mas firmó el decreto de convocatoria de las presentes elecciones el 3 de agosto, no podría haber otras catalanas hasta finales del verano o principios de otoño de 2016.

La hoja de ruta de Junts pel Sí incluye una declaración del Parlament afirmando que Cataluña quiere ser independiente, la redacción de una constitución catalana, y la celebración de "unas elecciones parlamentarias constituyentes" en un período máximo de 18 meses desde los comicios del 27-S.

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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