Pozos ilegales, falta de gestión y derroche: la sequía es algo más que la falta de lluvia

Pozos ilegales, falta de gestión y derroche: la sequía es algo más que la falta de lluvia

Greenpeace publica un informe en el que analiza el abuso sobre las reservas de agua en España y el riesgo de desertificación, que afecta al 75% del territorio nacional.

Un perro bebe en el charco que queda en el río Támega, en Verín, Ourense.Pedro Armestre / Greenpeace

España se seca, pero la culpa no la tiene sólo la falta de precipitaciones. El agua se gestiona como si no fuera a acabarse nunca -o sea, casi no se gestiona- y no hay ni política ni cultura de ahorro. Sobran desaprensivos que se benefician de pozos ilegales y falta mano dura del Gobierno para castigarlos. Un suma y sigue que, cuando llegan las vacas flacas, acaba poniendo en jaque hasta el consumo humano en el país con más embalses per cápita del mundo, que ahora están apenas al 37% de su capacidad. España es ya el país más árido de Europa y el 75% de su territorio es susceptible de sufrir desertificación.

Es la radiografía, desoladora, que dibuja el informe hecho público este jueves por la organización ecologista Greenpeace. Sequía, algo más que falta de lluvia. Impactos e imágenes es su título y, a lo largo de 28 páginas, da cuenta de este 2017 -que está siendo uno de los años más secos de las últimas décadas- no sólo con datos y análisis, sino con un álbum fotográfico de las principales cuencas hidrográficas, obra del fotógrafo Pedro Armestre.

"A la actual falta de precipitaciones se le ha sumado la pésima gestión del agua que se ha hecho en los años de bonanza hídrica. Una total falta de previsión para afrontar periodos secos, como el actual, que se dan cíclicamente en nuestro territorio. Pero parece que el que sea algo habitual tampoco sirve para prevenir. Seguimos viviendo como si la Península Ibérica fuera rica en agua. Una muestra: hace escasamente una semana se anunciaba la construcción de la mayor playa artificial de Europa en Guadalajara", ha señalado Julio Barea, responsable de la campaña de Aguas de Greenpeace.

La primavera ha sido la más seca desde 1965, un 23% por debajo de la media, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), y las previsiones para el otoño tampoco son demasiado buenas en cuanto a lluvias y nieves. Y por si no fuera grave el panora, como reseña la organización preservacionista, España tiene un millón de pozos ilegales en acuíferos que son "clave" para asegurar el agua en tiempos de escasa precipitaciones. Barea denuncia que el robo de caudales esquilma estas reservas y que las extracciones continuas de agua se dan incluso en zonas emblemáticas y, en teoría, ambientalmente protegidas, como Doñana, Daimiel o la cuenca del río Segura.

Esas aguas subterráneas son "la reserva del futuro" en tiempo de sequía, "estratégicas en casos de extrema gravedad", pero de nada valen si ya las tenemos exprimidas. Greenpeace denuncia no sólo el uso aprovechado e insolidario de estos pozos, sino también la "desidia total" por parte del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente a la hora de controlarlos. En 2006, sostienen, el propio Gobierno reconocía la existencia de medio millón de pozos ilegales, de los que se extraían 3.600 hectómetros cúbicos al año (es decir, casi un 17,3% de la capacidad total de los pantanos españoles, cifrada en 20.873 hectómetros cúbicos). En los últimos años, se han cerrado "unas cuantas decenas", pero los que se han abierto de más son incontables. "Y no se dan datos para no alertar a la población", sostienen.

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REGADÍO SIN FRENO

Pese al alto riesgo de desertificación y el bajo nivel de los pantanos -algo que no es nuevo, porque la sequía es un fenómeno "habitual" en España-, la política agraria ha apostado por una agricultura de regadío, sobredimensionada y no adaptada al clima mediterráneo, que consume casi el 85% del agua, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El resto, un 15,7% apenas, se lo reparten el abastecimiento y los usos industriales. Según Medio Ambiente, en tan solo 12 años (2002 a 2014) la superficie de regadío se incrementó en 237.635 hectáreas, un crecimiento "desaforado".

Aunque aún no se están dando a conocer datos concretos, Greenpeace afirma que el campo está ya sufriendo "inmensas" pérdidas económicas y en cosechas. No recuerdan una situación peor desde 1992 en los cultivos de secano (aquellos que ni siquiera se riegan). Más de 120 municipios españoles se están abasteciendo con camiones y cisternas, al carecer ya de agua para el consumo, añaden.

El impacto del estrés hídrico en España es visible, también, pues la escasez de agua en los embalses también ha desplomado la generación de energía hidroeléctrica. Hasta octubre de 2017 se había producido un 52% me- nos de electricidad a través de esta fuente renovable. Además, las reservas actuales para generar energía a través de los embalses son el 68% de la disponible hace un año, el 65,2% de la media de los últimos cinco años y el 67% de la media de los últimos diez años, según los datos del Ministerio de Medio Ambiente. En resumen, se augura una subida del precio de la luz importante.

La sequía, temen los expertos, puede acabar trayendo lo que no hace necesariamente falta: más embalses, más trasvases y más infraestructuras amparadas por un Pacto Nacional del Agua que no resuelva ni los problemas de robo, ni de mal uso, ni de desajustes que se arrastran desde viejo.

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  El río Ebro a su paso por Caspe, Zaragoza.Pedro Armestre / Greenpeace
  Paraje seco en Jerez de la Frontera, Cádiz.Pedro Armestre / Greenpeace

QUÉ OCURRE SI NOS DESERTIFICAMOS

Las zonas más afectadas por el riesgo de desertificación, dice Greenpeace, son la vertiente mediterránea y las islas Canarias. ¿Y por qué es tan elevado el peligro, hasta afectar a dos tercios del territotio? Pues por la sequía recurrente y la sobreexplotación de los recursos hídricos como los pozos ilegales más "la tala indiscriminada de bosques, la agricultura intensiva, el sobrepastoreo, los incendios y la ocupación del suelo resultan en gran parte responsables de esta situación".

¿Y qué consecuencias traerá o está ya trayendo? Pues "aumentará la mortalidad arbórea y el decaimiento forestal", a causa de la subida de temperaturas y de la bajada, paralela, de las precipitaciones. Los recursos hídricos en superficie y los subterráneos en las regiones secas subtropicales se verán reducidos y la calidad del agua disminuirá. Todo ello, lógicamente, acabará trayendo problemas para el suministro humano pero también, de manera importante, impactará en el hábitat natural. Greenpeace augura un aumento el riesgo de extinción de las especies debido a la interacción del cambio climático sobre otros factores como la modificación de los hábitats, la sobrexplotación, la contaminación y las especies invasoras.

EL DECÁLODO DE DEMANDAS DE GREENPEACE

La organización insiste en su informe en la necesidad de aplicar una "gestión holística" del agua y de sus crisis, que abarque el consumo humano, el agrícola, los ecosistemas terrestres y acuáticos, los incendios, la energía, el cambio climático, la salud y la seguridad pública. A ello van orientadas estas diez exigencias a las administraciones, para prevenir sequías como la actual:

  1. Cambiar la política hidráulica tradicional centrada en la ejecución de grandes obras.
  2. Luchar contra el grave estado de contaminación que sufren nuestras aguas continentales (superficiales, subterráneas y costeras).
  3. Implantar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos.
  4. Poner freno a la edificación y a la construcción de instalaciones muy demandantes de agua (campos de golf, parques temáticos...), especialmente salvaguardando emplazamientos cercanos a espacios protegidos o costas.
  5. Cerrar el más de millón de pozos ilegales repartidos por toda la geografía.
  6. Adaptar las políticas forestales a las necesidades del país más árido de Europa.
  7. Establecer una hoja de ruta de cara a incrementar la superficie dedicada a la agricultura ecológica y el uso de variedades locales adaptadas al clima.
  8. Reconversión del regadío intensivo y superintensivo a explotaciones sostenibles, diversificadas y de bajo consumo de agua.
  9. Prohibir los nuevos proyectos de ganadería industrial y apoyar la producción extensiva, local, de calidad y ecológica.
  10. Establecer la hoja de ruta que logre la transformación completa del sistema energético actual hacia un sistema 100% renovable.

'Sequía, algo más que falta de lluvia', informe de Greenpeace España by El HuffPost on Scribd