El PSG de Luis Enrique se pasea ante el Real Madrid con una exhibición de fútbol y físico en las semifinales del Mundial de Clubes
El actual campeón de la Champions golea por 4-0 a los de Xabi Alonso espoleado por dos fallos inverosímiles de la defensa madridista al comienzo del partido. Luka Modric y Lucas Vázquez dicen adiós al Real Madrid, que, al menos, celebra los regresos de Carvajal y Militao.

Cabían todos los relatos previos ante semejante partido. El 'morbo' del enfrentamiento entre Mbappé y sus 'ex', el interés deportivo y económico de una semifinal del Mundial de Clubes, el duelo futbolístico de un proyecto en su cima y otro en ciernes... Lo que no cabía en ningún pensamiento era la dupla de errores groseros, impropios del fútbol de élite, de la defensa madridista para arrancar y prácticamente finiquitar el partido.
Dos patinazos resonantes de Asencio y Rudiger, favorecidos por la presión asfixiante 'marca de la casa' de los franceses, regalaron dos goles en apenas 9 minutos. A partir de ahí, poco más. O mucho más, según quien lo cuente. Porque el PSG de Luis Enrique ha avasallado al Real Madrid con un 4-0 que, en números, suena incluso menos contundente de lo que fue sobre el césped del Metlife Stadium de Nueva Jersey.
Antes de que el Real Madrid se suicidara deportivamente en la primera gran decepción de Xabi Alonso, había despertado mucho interés el remozado tridente ofensivo elegido por el técnico vasco. Con Gonzalo como sensación, Vinicius y Mbappé aún a medio gas y en su primera titularidad en el Mundial. Enfrente, el campeón de la Champions League y un mecanismo prácticamente perfecto con Luis Enrique como artesano. El duelo entre el 'ya' y el 'a partir de ahora' se saldó con goleada para los parisinos, a un nivel técnico, futbolístico y físico inalcanzable hoy por hoy para el Madrid.
El doble golpe de arranque marcó todo, pero no tapó las carencias evidentes en el 'aspirante'. Porque si bien resulto evidente que la zaga madridista echó mucho de menos a Huijsen, también lo fue el vacío fue prácticamente total a nivel creativo. En un tono inferior, el Real Madrid apenas pudo dejar leves chispazos, con un combinativo Gonzalo en banda izquierda y la evidencia de que Mbappé aún no está ni a su 50%. Cuando el balón pasaba a las botas del PSG era puro vértigo. Sin freno, Achraf desde atrás, Kvaratskhelia a la izquierda, Doué a la derecha, Fabián, Vitinha y Neves a los mandos sin fallo, Dembelé un puñal arriba... El dominio era tal que el 3-0, con doblete y filigrana de Fabián, no sorprendió a nadie mediado el primer tiempo. Y más que pudieron caer de no ser por Courtois.
La tormenta que hizo retrasar el comienzo del partido se había reconvertido en un PSG de pesadilla para Xabi Alonso. El descanso no movió prácticamente nada. Ni en nombres ni en juego. Si acaso, algo en lo anímico. El Madrid pareció levantarse con ganas, más que acierto, mientras que el PSG administraba sin problemas una ventaja infranqueable. De hecho, casi sin forzar la sensación de peligro era constante con cada balón que pasaba del medio campo francés.
La ronda de cambios trajo hasta cuatro noticias para el Real Madrid. Incapaz el equipo de acercarse en el marcador, el último tramo deparó la despedida oficial de la leyenda Luka Modric —también de Lucas Vázquez, importante en no pocos momentos recientes— y el regreso de dos piezas esenciales para la zaga: el no menos icónico Dani Carvajal y Eder Militao, recuperados ambos de sus gravísimas lesiones a comienzos de temporada. Quizás lo único bueno que pueda llevarse Xabi Alonso de este miércoles negro.
Futbolísticamente hablando, el Madrid al menos le puso fe en ese tramo final. No así acierto, el que sí tuvo Gonçalo Ramos, que se sumó a la fiesta para sellar el 4-0 definitivo al filo de un descuento que ni hubo. Como diría Gabriel Rufián, "pa' qué"...
