Radiografía del deporte israelí: el poder que no se ve detrás de bicicletas y nombres históricos
En Israel, el deporte también es cuestión de estado, como ha puesto de relieve el equipo ciclista que ahora vive tiempos convulsos. No es el único, con la UEFA y otros estamentos cerca de apretar el 'botón' de la suspensión a los clubes israelíes.

Es una cuestión de Estado, aunque el estado de la cuestión sea cada vez más complejo. Israel ha hecho del deporte otra de sus señas y áreas de influencia, tanto dentro de la competición, como en las estructuras de poder que lo sustentan.
Las protestas contra el equipo ciclista Israel-Premier Tech llevó a primer plano la imagen del deporte de bandera hebrea, pero la Estrella de David 'ocupa' muchos otros espacios. Más allá del papel individual que pueden desempeñar atletas o competidores individuales, que en ningún caso aparecen en el radar de posibles expulsiones por parte de los organizadores, el cerco sí se estrecha sobre la red de estructuras deportivas, en muchos casos históricas.
Hay una tercera parte, no tan visible, el poder en la sombra desde los despachos, con un radio de extensión superior al que se puede lograr desde las pistas y una influencia política clave para hacer presión ante los grandes estamentos.
Baloncesto: el Maccabi y mucho más
Días antes de La Vuelta a España —competición en la que no pocos descubrieron la existencia de un equipo llamado Israel-Premier Tech—, hablar de deporte israelí contemporáneo induciría a mirar al baloncesto. El Maccabi de Tel Aviv es, sin discusión, la punta de lanza del país, con numerosos y resonantes éxitos internacionales en la máxima competición europea, la Euroliga. Sí, pese a que Israel no sea Europa...
Su cancha, históricamente llamada La Mano de Elías, era sinónimo de sufrimiento para el equipo visitante y de espectáculo en las gradas pintadas de amarillo y azul, si bien sus grandes años pasaron. El Maccabi dominó la Euroliga a comienzos de los 2000 y se alzó con un nuevo título en 2014, derrotando al Real Madrid, el último de sus seis éxitos. Desde entonces, su relevancia ha ido cayendo, aunque su 'marca' no pierde fuerza.
Este año, tendrá un 'compatriota' en la Euroliga, el Hapoel de Tel Aviv, clasificado tras ganar la Eurocup. Allí se medirán con el Real Madrid, el Barcelona, el Baskonia y el Valencia Basket, con la sombra de posibles boicots o medidas de presión como ocurrieron en La Vuelta.
A escasas fechas del comienzo de la Euroliga, lo que sí está claro es que no habrá ningún partido en suelo israelí. La organización comunicó recientemente las "sedes alternativas" elegidas para ambos conjuntos "debido a la imposibilidad de albergar partidos en Israel debido a la situación actual". Los dos serán locales en Belgrado (Serbia), allí donde ya juegan el Partizán y el Estrella Roja. En el caso del Maccabi, su nueva casa será el Aleksandar Nikolic Hall, mientras que el Hapoel irá al Ranko Zeravica Sports Hall.
Sin embargo, estos no son los únicos equipos israelíes de baloncesto que recorrerán Europa en la presente campaña, salvo decisión en contra. Porque tanto la Basketball Champions League, considerada ya la segunda por importancia en el continente, como la Eurocup acogerán equipos hebreos. Serán el Bnei Penlink Herzliya y Hapoel Holon, en la Champions y el Hapoel de Jerusalén en la Eurocup, respectivamente. Enfrente, otro puñado de equipos españoles como el Unicaja, La Laguna-Tenerife, Dreamland Gran Canaria, Juventut de Badalona y UCAM Murcia en la primera y el Baxi Manresa en la última. Todos ellos con sus futuros por definir.
Precisamente en esta última competición, pero en categoría femenina, llega la mayor controversia. En la Eurocup participa el israelí Elitzur Ramla, que ha quedado encuadrado en el mismo grupo que el Gernika español. Y desde la directiva vasca ya han transmitido su negativa a disputar esos encuentros como acto de protesta al "brutal genocidio" en Gaza, en palabras del presidente, Gerardo Candina. Ahora le toca a la organización, la FIBA, actuar.
Fútbol
La influencia israelí decae notablemente, hasta mínimos, cuando hablamos del mal llamado deporte rey. En el mundo del fútbol, es tan escasa la presencia de equipos hebreos en las grandes competiciones que sólo uno ha clasificado para las fases de liguillas de las tres competiciones. Un equipo entre 108.
De hecho, la Champions League no cuenta con ninguno entre sus 36 participantes y hay que bajar a la Europa League para hallar al Maccabi de Tel Aviv, único en otro torneo de 36 participantes donde coincide con los españoles Celta y Betis. En el tercer escalón, la Conference, tampoco ha logrado clasificar ninguno de los tres aspirantes que disputaron las fases previas.
No obstante, el ruido en torno al único club futbolero israelí es muy superior a su poderío deportivo.. La UEFA se va a reunir la próxima semana para decidir si suspende la participación de los equipos israelíes de sus competiciones, como exigen colectivos de derechos humanos. Y de momento imperaría el 'sí' a la expulsión, como adelantan medios internacionales de prestigio, en línea con lo ocurrido con los equipos rusos en 2022.
Con la temporada ya comenzada —de hecho el Maccabi abrió la Europa League jugando en Grecia contra el PAOK y bajo un enorme operativo policial por las protestas—, el pulgar hacia abajo de la UEFA podría generar un efecto dominó mucho más allá del deporte. El debate llega semanas después de que varios clubes preguntaran al máximo organismo europeo si era posible evitar esos enfrentamientos, algo que recibió un tajante 'no'.
Más a largo plazo aparece el Mundial de Fútbol de 2026, a disputar entre EEUU, Canadá y México. Y ante los primeros movimientos por la exclusión de Israel —aún en fase de clasificación— el país estadounidense ya ha sido claro: va a oponerse a cualquier intento de veto de su gran socio internacional.
Ciclismo
El caso del equipo ciclista Israel-Premier Tech se ha convertido en la referencia mundial, en un deporte donde el sello nacional no deja de crecer. Sólo hace falta mirar a 2018, cuando el Giro de Italia protagonizó la primera salida de una de las tres grandes carreras ciclistas fuera de Europa. Y la sede elegida fue, precisamente, Israel.
Poco después nacía el conjunto hoy denominado Israel-Premier Tech. Se trata de una estructura propiedad del magnate canadiense-israelí, Sylvain Adams, autodefinido como "sionista". El capital del equipo es de naturaleza privada, pero cuenta con licencia israelí y nació con un fin claro, "promocionar Israel" por el mundo, una medida que ha llevado a la presión extrema vivida en La Vuelta y en menor medida en otras pruebas contra su presencia.
Con el dinero del patrocinador canadiense Premier Tech, el mismo que ahora amenaza con dejar la estructura si no hay un cambio de nombre y naturaleza, el Israel ha formado un bloque potente donde la representación patria es meramente anecdótica. Ninguno de sus ciclistas 'nacionales' destaca en una plantilla que ha venido apoyándose en veteranos y que mantiene a ciclistas como la estrella semirretirada años ha Chris Froome o talentos como Jakob Fulgsang, Michael Woods, Pascal Ackermann o Alexey Lutsenko. Igualmente hay espacio para nombres destacados más jóvenes como Derek Gee, la estrella emergente —que deja el equipo en diciembre— Matthew Riccitello, Ethan Vernon o el español Pau Martí.
Detrás de los focos, los millones de Quantum
En mitad de los disturbios que condicionaron y obligaron a neutralizar etapas en La Vuelta surgieron muchos debates sobre la idoneidad o no de las movilizaciones masivas contra la participación de un equipo israelí, cuando la estela del país estaba presente en muchas otras competiciones. Superados sin sobresaltos eventos globales como el Mundial de Atletismo, con una leve pero existente participación hebrea, el Eurobasket masculino y confirmada por el COI la presencia de Israel en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno de 2026, toca mirar más allá.
Si se habla del multimillonario e impulsor del Israel-Premier Tech, hay una figura aún más relevante. Se trata del multimillonario Idan Ofer, nacido en Tel Aviv hace 70 años. Suyo es el conglomerado empresarial Quantum Pacific Management, que cuenta con sendas participaciones destacadas en el equipo ciclista español Movistar Team y el Atlético de Madrid.
Más recientemente llegó su incorporación al histórico equipo ciclista español, heredero de Reynolds o Banesto, entre otros. En una operación sorprendente a ojos de prácticamente todos, en abril Ofer se hizo con el 43% de las acciones de Abarca Sports, matriz del Movistar Team, que llevaba años peleando por un segundo patrocinador con el que dar un paso adelante en el mundo ciclista. A diferencia de lo buscado, Quantum no será patrocinador, sino parte fundamental de la empresa en sí misma. Sí lo es, de forma menor, la marca naviera ligada con Quantum, Eastern Pacific Shipping.
Antes llegó un paso similar en el capital del Atlético de Madrid, donde ya controla más del 27% de las acciones, así como dispone del control de un pequeño equipo de fútbol portugués, el F.C. Famalicão.
