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Amalie, 29 años, gana más de 110.000 euros trabajando 250 días al año: “El trabajo es fantástico para quien ama viajar”

Amalie, 29 años, gana más de 110.000 euros trabajando 250 días al año: “El trabajo es fantástico para quien ama viajar”

Turnos extremos, semanas enteras lejos de casa y un entorno que mezcla riesgo, aislamiento y unas condiciones laborales difíciles de imaginar desde tierra firme.

Plataforma petrolífera aislada en mitad del océano bajo un cielo despejado.
Una plataforma petrolífera en pleno mar, el tipo de entorno donde Amalie desarrolla sus turnos de dos semanas seguidas.Terry Vine

Encontrar “el trabajo perfecto” se ha convertido en el bingo laboral de nuestra época, ese ideal que suele esconder turnos infernales, un jefe algo intensito o una nómina que da para dos cafés y el abono del metro. Pero la noruega Amalie Lundstad, una joven de 29 años, ha decidido dinamitar el mito desde un lugar inesperado: una plataforma petrolífera en medio del mar, frente a la ciudad de Bergen donde, contra pronóstico, ha encontrado el trabajo que reúne las condiciones que muchos persiguen, sin éxito, durante años.

La joven trabaja como ingeniera de procesos desde hace casi tres años y le ha cogido el punto a un ritmo que a la mayoría le provocaría un ataque de estrés anticipado: dos semanas intensivas, dos semanas libres, con turnos que arrancan a las 6:45, de día o de noche. “No hay un día que sea igual a otro”, explicaba al sueco Expressen. O sea, que cada día es una caja de sorpresas, pero de las que no permiten despistarse ni medio segundo.

Su jornada arranca con el traspaso de tareas del equipo anterior y la planificación quirúrgica de lo que toca hacer. Como coordinadora de zona, vigila que todo vaya como debe y que nadie meta la pata en un lugar donde un error no se queda en “uy, perdón” sino que puede terminar muy mal. “Siempre trabajamos por parejas para comprobar cada paso”, recuerda ella. Nada de héroes solitarios: aquí se juega en dúo o no se juega.

El entorno, además, no es precisamente un spa. La energía que circula por las tuberías exige precisión absoluta y cero dramas. “Puede haber situaciones peligrosas, porque manejamos cantidades enormes de energía en las tuberías”, advierte, y suena a alguien que ha visto cosas como para que se te quiten las ganas de romantizar el offshore.

Aun así, la vida en la plataforma no se reduce a trabajar, comer y dormir. Hay gimnasio, simulador de golf y hasta un simulador de caza. “Tienes de sobra para entretenerte cuando no estás trabajando”, explica con una naturalidad que casi hace olvidar dónde está.

Otra cosa: es una de las pocas mujeres allí arriba, rodeada de un paisaje laboral muy nórdico y muy masculino. Aun así, se integró rápido. Y la recompensa no es pequeña: entre salario base y complementos, ingresa entre 900.000 y 1,3 millones de coronas noruegas, equivalente a unos 110.000 euros. Con ese dinero, viaja, cultiva aficiones y comparte su vida en el mar con los casi 90.000 seguidores que la siguen en Instagram.

Eso sí, Amalie no vende humo ni promete que esto sea para todo el mundo. “El trabajo es fantástico para quienes disfrutan viajando y quieren una carrera interesante”, resume. Y acto seguido reconoce lo evidente: detrás de ese sueldo y de esa sensación de aventura hay ausencias, distancia y mucha disciplina.

El trabajo ideal existe, parece.

Lo que no dijo nadie es que podía estar flotando en mitad del océano.