Los agricultores lanzan alerta por el nuevo jaque de EEUU a las aceitunas negras: "Sería inviable"
El nuevo arancel pactado entre la Administración Trump y la UE amenaza con dejar fuera del mercado estadounidense a buena parte del sector olivarero español.

Los productores de aceituna de mesa en España han encendido de nuevo las alarmas tras el acuerdo arancelario acordado entre la Unión Europea y Estados Unidos. El pacto que se cerró el pasado domingo con la Administración de Donald Trump, fija para sus productos un arancel del 15% que el mismo sector califica de “inviable” porque golpea de lleno a las exportaciones de aceituna negra, ya muy debilitadas desde la imposición de gravámenes superiores al 30% en 2017, a petición del lobby olivarero de California.
España, principal exportador mundial de aceituna de mesa, ha visto como su cuota en el mercado estadounidense ha caído del 49% al 19% en apenas siete años. El incremento fiscal, que supone la mitad de lo inicialmente planteado por Donald Trump, se ha recibido como un mazazo en Andalucía, especialmente en Sevilla, provincia líder de la producción. "Sería inviable", ha advertido el secretario de Asaja en esa región, Eduardo Martín, quien resume el sentir general con una frase contundente: “Es como echar más agua sobre un suelo empapado”, señala a la agencia Reuters.
Reconversión a marchas forzadas
Según cálculos del Ministerio de Agricultura, el sector ha dejado de ingresar 239,6 millones de euros desde que entraron en vigor los primeros aranceles, casi un tercio del valor total de exportación de la última campaña. En ese mismo periodo, el número de exportadores activos ha pasado de 25 a apenas cuatro grandes operadores, según la patronal Asemesa. Las pequeñas cooperativas no han podido resistir la tormenta, en parte por el efecto combinado de los aranceles y la sequía, que obligó a eliminar 400.000 jornadas de recolección en el campo andaluz.
“La peor parte fue el primer año”, ha recordado Gabriel Cabello, presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de Andalucía. “Al segundo, asumimos que aquello venía para quedarse y que había que hacer las cosas de otra manera”. En ese proceso de adaptación, el sector ha diversificado mercados —con más peso en Europa, Oriente Medio y Asia—, ha apostado por productos con mayor valor añadido, como las aceitunas negras rellenas de salmón o queso, y ha redirigido las exportaciones hacia variedades menos castigadas, como la aceituna verde, que no está sujeta a los mismos aranceles.
En 2024, las exportaciones de aceituna verde a Estados Unidos crecieron un 18%, frente a las 9.800 toneladas de negra y las 6.300 de producto semiprocesado. A pesar de las trabas, el consumo estadounidense no ha caído: las importaciones de aceituna de mesa han aumentado un 40% desde 2017, beneficiando sobre todo a países como Egipto, Turquía o Portugal. El objetivo de proteger a los productores californianos, por tanto, no se ha cumplido.
Jugadas estratégicas para no desaparecer
Algunas empresas han logrado mantenerse en el mercado con maniobras poco convencionales. Agro Sevilla, uno de los grandes actores del sector, consiguió reducir el arancel aplicado a sus productos del 31 % al 10 %, tras demostrar que las ayudas europeas eran menores de lo calculado por Washington. Desde 2023, sus ventas han vuelto a crecer. “No podemos renunciar al mayor mercado mundial de aceituna negra”, ha afirmado su director general, Julio Roda.
Más llamativo ha sido el caso de Aceitunas Guadalquivir, que en 2022 adquirió Bell-Carter Foods, una de las dos empresas californianas que impulsaron las sanciones. La compañía, según Asemesa, importa aceituna española en crudo, exenta de aranceles, para procesarla en territorio estadounidense, sobre todo en años de baja producción local. "Cuando California tiene poca cosecha, importan producto crudo para procesarlo allí, y la mayoría viene de España”, ha explicado el secretario de la patronal, Antonio de Mora.
