Del barco Sinaia al crucero Baleares y la discutible neutralidad de Martínez-Almeida

Del barco Sinaia al crucero Baleares y la discutible neutralidad de Martínez-Almeida

El alcalde de Madrid se escuda en los tribunales para eliminar algunos nombres del callejero y, al mismo tiempo, renuncia a su poder para evitar el regreso de nombres franquistas.

Jose Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid.Europa Press News via Getty Images

Dos barcos enfrentados en medio de una ley que hace “aguas”. El crucero Baleares y el barco Sinaia nunca se encontraron en el mar. El primero se hundió en 1938 en la batalla del Cabo de Palos y el segundo zarpó desde Francia rumbo a México en 1939. Sin embargo, en pleno siglo XXI, sus recuerdos se enfrentan por una calle del Puente de Vallecas y su conflicto ha traspasado las fronteras de Madrid.

Recientemente, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid determinó recuperar el nombre original de algunas calles que Manuela Carmena había modificado amparada en la Ley de Memoria Histórica. Una de ellas fue la calle Crucero Baleares, que en los últimos años se ha llamado Barco Sinaia.

Este “rebautizo” de la calle ha vuelto a levantar las heridas de la Guerra Civil por lo que supone recordar a uno de los artilleros que más sangre derramó durante la contienda. Cientos de refugiados salieron huyendo de Málaga hacia Almería, en lo que se conoce como La Desbandá el 7 de febrero de 1937, y muchos de ellos murieron en el camino por las bombas de la aviación italogermánica y los obuses de los cruceros Baleares, Canarias y Almirante Cervera.

Carmena quiso sacar del callejero de Madrid este episodio y rebautizó la calle con el nombre del buque que en 1939 transportó a miles de académicos, médicos, artistas e intelectuales rumbo a México, huyendo de la situación en España.

Sin embargo, los recursos de particulares y asociaciones, entre ellas la Fundación Francisco Franco, han devuelto el nombre original y el ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida ha ejecutado el cambio de esta y otras calles sin presentación de recurso alguno y excusándose en que se acata el fallo judicial. Cabe recordar que, hace unos años, el cambio se aprobó sin votos en contra, con PSOE, Cs y Ahora Madrid a favor, y la abstención del PP, en un consistorio en el que no existía aún Vox.

Por el momento, una de las vías que ya ha sido rebautizada ha sido la calle Maestra Justa Freire que ha vuelto a llamarse General Millán Astray. En la primera semana de su regreso, varias de las placas que el Ayuntamiento restituyó en el distrito Latina amanecieron con pegatinas y pintura negra que recordaban a su efímero nombre.

Sin embargo, la justicia madrileña desvinculó al fundador de la Legión de la Ley de Memoria Histórica y, por tanto, regresó a su nombre original. Por su parte, el Ayuntamiento tampoco ha opuesto resistencia ni ha mostrado iniciativa alguna para evitar que la calle pierda el nombre de la destacada pedagoga para volver a llevar el nombre del general Millán Astray.

Esta misma situación podría repetirse en los próximos días cuando operarios del ayuntamiento continúen restituyendo los nombres a las calles Caídos de la División Azul (Memorial 11 de marzo de 2004), Hermanos García Noblejas (avenida de la Institución Libre de Enseñanza), El Algabeño (José Rizal) y la glorieta de Cirilo Martín (Ramón Gaya).

El callejero madrileño, a la orden del pleno

El nombre de las calles se rige en base a ordenanzas municipales, con la aprobación del pleno y cumpliendo con la normativa nacional, como la Ley de Memoria Histórica.

En ese sentido, el alcalde Martínez-Almeida no puede cambiar directamente el nombre de una calle porque no tiene la mayoría absoluta. Sin embargo, sí que tiene la potestad para llevar a votación la propuesta de mantener los nombres que propuso Carmena, aunque eso podría no gustar tanto a sus socios de Gobierno.

En Madrid, desde el 2013, la nueva ordenanza mantuvo que las propuestas se debatieran en las Juntas distritales pero añadió que el pleno municipal puede aprobar directamente la asignación de nombres “con el fin de reconocer méritos, significación o trayectoria especialmente de relevantes de una persona, institución o acontecimiento”.

Descontento en Málaga

La polémica se ha extendido hasta otros puntos del país, como Málaga, ciudad desde la que se produjo el éxodo de los civiles masacrados por el crucero Baleares.

El portavoz socialista en el consistorio malagueño, Daniel Pérez, ha recriminado al alcalde popular Francisco de la Torre por “su actitud equidistante” al no exigir a Martínez-Almeida que “recapacite por sus actos que faltan el respeto de quienes perdieron la vida”. Pérez ha pedido a De la Torre que tome partido en esta situación “por decencia y dignidad democrática” y solicita una reprobación del alcalde madrileño.

En defensa de Almeida ha salido el grupo municipal de Vox Palma que ha recriminado a Daniel Pérez su “ignorancia” respecto al Baleares. Para el líder de la formación, Fulgencio Coll, “es necesario documentarse antes de abrir la boca para no hacer el ridículo” puesto que, ha señalado, “la calle del crucero Baleares se mantiene con esa nomenclatura por una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, no porque lo diga Almeida, su grupo municipal o bien el Ayuntamiento de Madrid”.

“En una democracia se respetan el ordenamiento jurídico (artículo 118 CE) y las sentencias de nuestros Tribunales”, ha enfatizado.

El coportavoz municipal de IU Madrid, Christian Zampini, ha expresado en un comunicado que se trata de un “nuevo ataque” del Gobierno de Almeida orientado a eliminar los avances que se habían producido en la capital española en memoria democrática durante el mandato de Ahora Madrid.

Su compañera de partido, la coordinadora de IU Málaga, Remedios Ramos, lo ha calificado como un “atentado a la memoria histórica de los malagueños”. Además ha solicitado que el alcalde de Madrid sea declarado persona “non grata” en Málaga.

En los próximos días se verá cómo evoluciona esta situación y si Martínez-Almeida no termina “tocado y hundido” en esta batalla naval.

  Placa de la calle Millán Astray pintada una semana después de su restitución.Europa Press