El ADN confirma que los huesos hallados en 2019 pertenecen a una de las niñas de Alcàsser

El ADN confirma que los huesos hallados en 2019 pertenecen a una de las niñas de Alcàsser

Un seguidor del documental de Netflix 'El caso Alcàsser' los encontró el año pasado en la fosa de La Romana.

Miriam, Toñi y Desireé, las tres niñas asesinadas de AlcàsserEuropa Press

Unos huesos hallados en junio de 2019 en la fosa en la partida de La Romana, lugar en el que aparecieron enterrados hace 28 años los cadáveres de las tres niñas de Alcàsser, pertenecen a una de las menores asesinadas.

Hace un año, un joven fan del documental de Netflix sobre el caso halló cuatro huesos en la zona, y ahora un análisis de ADN ha permitido confirmar que pertenecen a una de las niñas de Alcàsser, tal y como se desprende de un informe que se ha trasladado al Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira (Valencia) que investigó los hechos, y que ya ha llegado a la familia de la adolescente.

Los huesos no fueron entonces hallados ni recogidos por los investigadores del caso durante el levantamiento de los cadáveres el 27 de enero de 1993, tal y como ha publicado el diario Las Provincias, que apunta que fue un vecino de Piles quien encontró los restos humanos al acudir con su novia al paraje de La Romana para dejar un ramo de flores en el lugar donde asesinaron a Miriam, Toñi y Desirée.

Por estos asesinatos únicamente ha sido condenado Miguel Ricart, quien pasó 21 años en prisión por el secuestro, violación y asesinato de las tres menores, de 14 y 15 años, que desaparecieron en noviembre de 1992 y cuyos cuerpos fueron localizados dos meses después. A Ricart se le condenó a 170 años de cárcel y salió en libertad en 2013 tras desactivarse la doctrina Parot.

Ricart, conocido como ‘El Rubio’, fue la única persona condenada. El otro considerado autor de este suceso, Antonio Anglés, huyó y figura en paradero desconocido desde entonces.

El pasado mes de febrero, 27 años después del crimen, la jueza de Alzira reactivó el caso para tomar declaración a la tripulación y al capitán del ‘City of Plymouth’, el barco en el que Anglés, el presunto asesino, huyó en 1993 desde Portugal a Irlanda como polizón.

El juzgado ordenó esta diligencia tras recibir un informe de la Policía española a raíz de unas declaraciones de la tripulación del barco en un programa de televisión, en el que le hacían constar a la jueza la necesidad de volver a interrogar a los marineros en relación con la huida del polizón.

La jueza emitió la orden al seguir activa la requisitoria de búsqueda y captura de Anglés, por lo que se debe investigar cualquier indicio o pista que surja. Reclamó que tanto Reino Unido como Escocia practicaran estas diligencias de interrogatorio a los testigos miembros de la tripulación.

La petición se hizo a estas autoridades porque Reino Unido es el lugar en el que reside en la actualidad Kenneth Farquharsib Stevens, el capitán del barco del que logró huir Anglés. Esta persona ya fue interrogada por la policía irlandesa en 1993 para tratar de descubrir cómo se pudo producir la fuga, aunque sin lograr ningún esclarecimiento. La versión de los hechos del capitán se incluyó en el sumario, que entonces instruía otro magistrado, pero no se consideró necesario ampliarla.

En una entrevista en el programa Equipo Investigación de La Sexta, el capitán detallaba que cuando el 24 de marzo de 1993 la Policía subió al buque, el fugitivo ya no estaba dentro. Primero se le metió en un “cuartucho”, después en un camarote vacío encerrado con llave y con gente “cerca vigilando”, pero escapó en una barca hinchable que debió dejar caer al mar desde siete metros de altura, indicaba el capitán en la entrevista.

Un avión francés localizó al polizón en la barca, tras un mensaje de radio, lo subieron de nuevo a bordo y lo volvieron a meter en el mismo camarote, en el que “atrancaron” ventanas y puerta con tablas. “Era imposible que él abriera la puerta desde dentro”, apuntaba el capitán. Sin embargo, cuando llegó la Policía tras atracar en Dublín, se había ido. “Alguien tuvo que dejarle salir y haber recolocado la madera. No pudo escapar de ese camarote sin ayuda”, indicaba el capitán.

Miriam, Toñi y Desirée fueron vistas por última vez el 13 de noviembre de 1992, cuando se dirigían desde Alcàsser, donde vivían, hasta la discoteca Coolor de la vecina localidad de Picassent, donde nunca llegaron.

La intensa búsqueda de las niñas, de 14 y 15 años, terminó el 27 de enero de 1993, cuando dos apicultores hallaron los cadáveres semienterrados de las víctimas en un paraje de difícil acceso conocido como La Romana, cerca de la presa de Tous. Las autopsias confirmaron que Miriam, Toñi y Desirée fueron torturadas y violadas antes de morir de un disparo.

El único condenado, Miguel Ricart, fue juzgado entre el 12 de mayo y el 5 de septiembre de 1997, cuando fue condenado a 170 años de prisión como autor de tres delitos de asesinato y cuatro continuados de violación en concurso con tres delitos de rapto.

Aunque el tribunal consideró que Antonio Anglés fue el autor material de los crímenes, los jueces dictaminaron que Ricart estuvo presente y no hizo nada por evitarlos. Además, se le halló culpable de cuatro delitos de violación, por atacar sexualmente a una de las niñas y sujetar a las víctimas mientras otra persona, supuestamente Anglés, las forzaba.