Emilia Martín Fierro: bordes, intervalos y fronteras

Emilia Martín Fierro: bordes, intervalos y fronteras

Una voluntad de mantenerse sorprendida por la enorme distancia que llegan a tomar las abstracciones y los conceptos con que pensamos la vida.

La artista Emilia Martín Fierro.Por cortesía de Guillermo de Jorge.

Emilia Martín Fierro (Tenerife, 1965), presenta su obra más reciente, Entre membranas (Pasear por el borde). La muestra la componen 12 piezas de gran formato sobre conceptos como desplazamiento, territorio, frontera e hibridación. En ellas la autora trata de fisurar conceptos y dicotomías asumidas, resaltando, en varios sentidos, lo que se encuentra “entre” dos aspectos, lo que se halla “a punto de” ser otra cosa, lo que está “al borde”.

Respecto a esta intención, Verónica Farizo, autora de uno de los textos del catálogo de la exposición, junto a Dennys Matos, explica que la obra de Emilia Martín Fierro “se articula como un conjunto de piezas donde, capa sobre capa, se va narrando un discurso de urdimbre que deslocaliza cualquier posibilidad de centro. Estrategia compositiva es, al tiempo, una declaración de intenciones, pues conocedora de las limitaciones y traiciones de las imágenes “transparentes” del mundo, prefiere restarles nitidez hibridándolas entre ellas”.

¿Cómo empiezas a concebir el proceso creativo en esta nueva serie?

Suelo construir la obra tomando como referencias imágenes, ya sean mentales o reales, que contengan características con las que abordar otros temas; es decir, que me permitan aplicar sus rasgos en otros ámbitos, porque al fin y al cabo el arte establece relaciones entre las cosas de manera alternativa a las establecidas, y trata de producir cierto extrañamiento ante lo asumido, o al menos una nueva mirada.

Por ejemplo, una de esas imágenes referenciales es la de la orilla, en concreto la de las costas canarias, y me sirve para abordar la distancia que se llega a establecer entre lo conceptuado y lo vivenciado, ya que desde la mirada cenital en un avión, una costa es un dibujo estable y definido, que además, podemos leer como frontera política. Pero esa misma costa experimentada en un baño, un paseo o un desembarco, habitada e inmersa en la vida, es un suceder, y la percibimos dinámica e indefinida, debido al comportamiento del mar en el borde, que permite pisar agua y arena a la vez.

Esta observación introduce en el trabajo las ideas de simultaneidad y yuxtaposición, pero también favorece cierto extrañamiento ante la natural asunción del concepto de frontera. Por otra parte, lo visual genera capas de lectura y su propio discurso, así que la obra se va convirtiendo en un interlocutor que me interpela. Sin embargo, estos procesos no tienen un comienzo definido, están en una dinámica de continuidad y de ámbitos conectados, de transversalidad.

¿Bajo qué pilares se sustenta tu nuevo proyecto Entre Membranas (Pasear por el borde)?

Hay varias constantes, pero todas son estrategias para señalar las tensiones que se establecen entre la dimensión lingüística de las cosas, y las cosas mismas sucediendo. Interesada por esa distancia, esos espacios como intervalos, provoco que en estas obras casi todo esté “a punto de” ser otra cosa: lo pictórico, a punto de ser fotográfico; lo fotográfico, materia; la materia, ausencia… Ese desplazamiento me interesa mucho y podemos decir que es uno de los pilares a los que se refiere tu pregunta. Luego hay otros aspectos y capas de lectura, como el contenido social, las referencias concretas a la migración desde África, continente vecino a Canarias, o el rol del trabajo femenino, así como el interés por la estructura de una imagen y por el espacio escénico.

¿Cómo surgió tu necesidad de plasmar estos conceptos en tu obra?

En realidad funciono con la obsesión de indagar las mismas cuestiones, de manera que la necesidad no surge, más bien aumenta, porque está vinculada a propuestas anteriores, aunque, ciertamente, voy incorporando aspectos y acentos nuevos. En ese sentido sí hay en esta exposición influencias de dos viajes, a Perú y Senegal. La obra muestra fotografías de mujeres trabajando y portando pesos de todo tipo, hijos a la espalda o bultos con enseres. El contacto con personas vinculadas a la experiencia migratoria también acentúa la necesidad de trabajar la idea de territorio, de límite, de tránsito.

¿De ahí surgió la necesidad de producir la hibridación en esta nueva serie?

Sí, estas obras pictóricas e instalativas contienen fotografías que, a la vez que referencian esa realidad, se comportan como materia, con pintura encima o impresas en soportes transparentes que actúan como capa. El ruido visual, la hibridación en técnicas y procedimientos plásticos, no sólo tratan de cuestionar nociones construidas y rígidas, sino de emular el modo dinámico y ambivalente que las cosas toman cuando son vivencias, cuando se insertan en la vida, y no en conceptos y categorías.

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¿Busca tu obra trascender las fronteras?

Me basta con contribuir a revisar lo asimilado. La exposición en general contiene planteamientos sobre la estructura de la mirada. Por eso trabajo en capas. Luego hay acentos en diferentes temas y aspectos. Por ejemplo, aunque todas se articulan, una pieza acentúa las ideas de tránsito y suceso, otra lo hace con las de mapa y frontera, y otra alude a la construcción de lo identitario. Esta última es una instalación que responde a la reciente proliferación de banderas en las fachadas de este país.

Se formaliza con una malla de invernadero que está literalmente tendida en el tipo de cuerda utilizada para colgar la ropa a secar al aire, y desciende de la pared avanzando por el suelo entre piedras y fragmentos de material procedente de la construcción y la edificación. A través de la malla, gastada por el uso, transparente y agujereada, percibimos fotos, también tendidas, que muestran a mujeres peruanas cargando hijos a la espalda atados con trapos; trapos que cobran una capacidad simbólica más cercana a la vida que la de las propias banderas. Sólo en este sentido mi respuesta a tu pregunta sería afirmativa, pero para mí el arte no actúa directamente, sino indirectamente, como una especie de Resistencia, practicando desviaciones en la mirada dominante.

¿Podemos afirmar que tu obra busca revisar los órdenes conceptuales establecidos?

Yo no espero del arte en general semejante encomienda, y muchísimo menos busco que mi trabajo logre nada remotamente parecido, simplemente lo sigo practicando, como una resistencia. Sólo creo en eso. El Arte es un dispositivo que se puede usar de muchas formas; una de ellas, para ir erosionando poco a poco lo sólido y tal vez lograr pequeñas desviaciones en el cauce del pensamiento.

¿Crees que la duda debe ser el orden natural de las cosas?

La actitud al crear, no sólo en el ámbito artístico, está relacionada con un extrañamiento constante ante las cosas que hemos ido asumiendo.

¿Debe ser efímera una obra de arte?

Lo es en la medida en que es contextual, cultural, y su función está vinculada a un espacio y un tiempo. Pero las obras de arte también tienen una dimensión estable en la medida en que se convierten en artilugios para construir relatos, miradas e Historia, y son estos relatos los que deben movilizarse, revisarse e incluso ser igualmente objeto de tu pregunta.

Utilizas los materiales que nos ofrece la naturaleza, el espacio.

Los materiales y en general lo matérico, tienen la capacidad de forzar al lenguaje y hacerlo generar diferentes capas de lectura, en cierto modo lo ponen al límite. El material despliega su carga pretérita de asociaciones, toda su memoria al ser vinculado a ámbitos y recuerdos, pero también actúa sensorialmente y en presente, es evocación y presencia a la vez. Esta ambivalencia me interesa mucho, lejos de la común función seductora con la que se suele leer una materia.

Elijo incorporar tierra, piedras y elementos de la superficie que pisamos porque testifican o nos remiten a un lugar: la playa en la que ha ocurrido un desembarco, el territorio que ha atravesado un caracol, o el solar en el que se ha arruinado una edificación. Pero los conjugo con representaciones fotográficas, luces LED o mallas de invernadero porque lo que me interesa es el doble juego constante entre lo que algo es, como materia, y a lo que algo alude, como representación.

Esa tensión entre las cosas, es lo que ocurre en el borde, lo que observo en la orilla de la playa, con el vaivén del agua sobre la arena y a lo que aludo en el subtítulo de la muestra: “Pasear por el borde”.

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Otro idioma

Emilia Martín Fierro adopta en su proceso de creación una voluntad de mantenerse sorprendida por la enorme distancia que llegan a tomar las abstracciones y los conceptos con que pensamos la vida, con respecto a la experiencia de vivir y a la dinámica de la vida misma.

Y construye, a partir de imágenes referenciales, una nueva perspectiva en las que renombra conceptos y les vuelve a dar un nuevo significado, donde el público presente podrá dialogar con las obras en otro lenguaje, en otro idioma: diluyéndose, hibridándose y desactivándose para retornar y re-presentarse.