Lo que no nos contaron sobre la regla

Lo que no nos contaron sobre la regla

Es hora de desterrar los mitos que nos anulan y aprisionan en un corsé que no nos permite disfrutar de nuestra feminidad.

Una joven con una compresa en el baño. golibtolibov via Getty Images

Tras mi último artículo, era necesario cerrar el círculo para que Yin no se quedara sin su Yan. Reducir el ciclo menstrual a los días de sangrado es tristemente demasiado habitual, y el hecho de pretender ocultarlo e ignorarlo lo veo día a día en mi consulta.

Hasta la aparición de la escritura, muchas culturas utilizaron la comunicación oral para transmitir a lo largo de diferentes generaciones todos sus conocimientos y creencias; ahora, en la era de la desinformación, has de saber bucear entre las redes sociales para encontrar las perlas ocultas entre un sinfín de seres que lanzan mensajes sobre lo que a nadie debería interesar.

El ciclo menstrual consta de cuatro etapas que se han ido asociando a lo largo de la historia, con diferentes arquetipos, divinidades o animales que pudieran representarlas y que nos han llegado a través de leyendas, mitos o cuentos tradicionales que hemos podido escuchar sin profundizar más allá. 

El día 1 del ciclo es el primer día de sangrado, y mientras éste sucede, estás más cansada, te sientes físicamente peor y el cuerpo te pide estar más tranquila, relajada y desconectada del mundo exterior. Cuando te lo puedes permitir, al estar más atenta a tus necesidades y sentimientos, estás más intuitiva y pueden aparecer imágenes o ideas en tus sueños que pueden ser el motor para cambios que necesitas hacer en tu vida. Si a esto añadimos el que los hombres consideraban a la mujer que sangraba como un peligro para la comunidad, entenderás mejor la imagen que representaría esta etapa, la mala en los cuentos, la Bruja. Cambiar esa imagen tan negativa que ha persistido durante tanto tiempo en nuestro subconsciente es una tarea complicada, pero no imposible. A finales de la Edad Media fueron quemadas vivas mujeres a las que se consideró brujas por el hecho de utilizar su sabiduría, intuición y percepción para el cuidado de la comunidad. 

Habría que bajar el volumen a todas las interferencias del exterior para poder escuchar a nuestro cuerpo y descubrir que las brujas son buenas, sus verrugas horribles son sustituidas por granitos y las pócimas que envenenaban se convierten en inspiraciones para futuras recetas deliciosas. Al asociarla con el invierno podemos entender mejor qué necesitamos durante esos días: estar resguardadas, infusiones calientes, calor local…

Hemos vivido nuestras menstruaciones bajo el prisma de unos ojos masculinos.

En el momento que finaliza el sangrado ya hay un óvulo elegido que irá creciendo más que el resto hasta que se produzca el pico hormonal que provoque su salida del ovario. Es la fase de la Virgen, que se corresponde con la primavera y se manifiesta con esos momentos de máxima actividad, estamos más ágiles tanto física como mentalmente, son esos días en los que nos relacionamos más con nuestro entorno y, aún así, tenemos un gran poder de concentración. Todo ello se traduce en una mayor creatividad, es el momento propicio de emprender con nuevos proyectos. Al igual que se prepara un óvulo para acabar en una nueva vida, es el momento en el que surgen iniciativas o ideas productivas. La sensualidad es mas manifiesta.

Con la ovulación llegaría la fase de la Madre, asociada con el verano, y aquí se pueden llevar a cabo las ideas que han ido surgiendo en los sueños que tuvimos estando en la de Bruja. Durante estos días de máxima fertilidad, la predisposición natural es la de sentirte segura de ti misma, capaz de cuidar a los demás, de ahí que te conviertas en consuelo o consejera de quien te percibe como sostén. Son días de entrega a los demás tanto a nivel afectivo como sexual, tus feromonas te convierten en punto de mira como una hembra en celo. La suerte que tenemos nosotras es que si no deseamos en ese momento un embarazo, podemos poner medios para evitarlo.

En esta fase necesitamos poner orden o cambiar cosas de nuestras casas o de nuestras vidas al igual que en las embarazadas surge la necesidad de “preparar el nido”.

En el momento que el óvulo no ha sido fecundado, el cuerpo entiende que no habrá embarazo y debe prepararse para eliminar todo aquello que tenía preparado para el mismo, entramos en la fase de Hechicera, asociada con el otoño, en la que encontraríamos el síndrome premenstrual. La mayoría de mis usuarias refieren síntomas “en negativo”: irritabilidad, labilidad emocional, dolor abdominal, hinchazón en pechos…  el problema que tenemos es que la balanza de vivencias no está equilibrada. Aunque se trata realmente de un momento de inquietud y mayor sensibilidad, también en esta fase están exacerbadas la creatividad y la intuición que, al ser frenadas por el resto de obligaciones que nos marcan el día a día, provocan un desequilibrio expresado en bruscos cambios de humor que no entienden ni tu entorno ni tú misma. Si lo miramos con perspectiva, podemos entender perfectamente cómo muchas veces luchamos contra nuestras propias necesidades para mantener el nivel que nos exige una forma de vivir que obvia la gran diferencia entre los hombres y las mujeres.

Durante nuestra etapa fértil seremos cíclicas siempre que no frenemos nuestros impulsos y energías con anticonceptivos que impidan ovulación y enmascaren así, los cambios reales que suceden a lo largo del mes.

Es hora de desterrar los mitos que nos anulan y aprisionan en un corsé que no nos permite disfrutar de nuestra feminidad.

No tendría sentido hablar de los mitos de la menstruación sin valorar la influencia del patriarcado o de cómo es posible conseguir el empoderamiento de las mujeres proporcionando los fundamentos que expliquen nuestras propias vivencias. Hemos vivido nuestras menstruaciones bajo el prisma de unos ojos masculinos. Tras muchos años dedicada a la atención fundamentalmente de mujeres, creo que tenemos mucho trabajo todavía por delante cuando, ni siquiera yo como profesional, era conocedora de toda una serie de informaciones que he ido descubriendo casi ya en mi climaterio.

Es hora de desterrar los mitos que nos anulan y aprisionan en un corsé que no nos permite disfrutar de nuestra feminidad, de “ser mujeres plenas” sin tener que sufrir por ello, sin que el ciclo menstrual sea planteado como el enemigo a derrotar. Disponemos de muchas más soluciones para las molestias más allá de los analgésicos o los tratamientos hormonales.

Por suerte para mis hijas, su madre les dejará una herencia en sabiduría menstrual para que puedan aprovechar los ciclos con todas sus capacidades, empezaremos con el diagrama lunar...

Si te quedaste con ganas de más, esto ha sido un resumen del podcast que podrás escuchar junto con otros que pueden interesarte también, siguiendo en redes al @gdt_atencion_a _la_mujer.