Pablo Hasel ingresa en prisión tras ser detenido en la Universidad de Lleida

Pablo Hasel ingresa en prisión tras ser detenido en la Universidad de Lleida

Está condenado a nueve meses por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona.

Decenas de agentes de los Mossos d’Esquadra han entrado en la mañana de este martes en el rectorado de la Universidad de Lleida para detener al rapero Pablo Hasel, condenado a nueve meses de prisión por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona.

Un fuerte dispositivo policial, formado por decenas de agentes de los Mossos y una veintena de furgonetas de la Brigada Móvil, se ha desplegado desde las 6:30 horas en las inmediaciones del rectorado para proceder a la detención de Hasel, cuyo plazo para ingresar voluntariamente en prisión finalizó el pasado viernes.

El rapero ha sido detenido minutos antes de las las 8:30, después de que los agentes hayan identificado uno por uno a los activistas, que rodearon al rapero para dificultar su arresto. Según los Mossos, no ha habido ni incidentes graves ni heridos.

“Muerte al Estado fascista”, ha gritado Hasel antes de entrar en el vehículo policial. Hacia las 9:00 ha ingresado en la cárcel Ponent de Lleida para cumplir la condena.

“Hay muchos casos como el mío que demuestran que no hay libertad de expresión en España. Es imposible ir a por cada persona que diga determinadas cosas, pero basta con ir a por unos pocos para asustar al resto y que tenga miedo a la hora de expresarse. Eso significa que no hay libertad de expresión y, sin ella y otras libertades que se vulneran, no hay democracia”, apuntó Hasel en una entrevista a El HuffPost este lunes.

Hasel se encerró este lunes en el edificio del rectorado de la Universidad de Lleida “para ponérselo a la Policía lo más difícil posible” ante su inminente detención y con el objetivo, según declaró a Efe, de visibilizar lo que considera como un “gravísimo ataque” contra las libertades.

La policía, no obstante, ha podido sortear con facilidad las barricadas que habían situado en las entradas del edificio el medio centenar de activistas encerrados junto a Hasel en el rectorado, que han sido arrinconados por los agentes para proceder a la detención del cantante.

Los activistas se han refugiado en la tercera planta del edificio mientras lanzaban algunos objetos a los agentes, aunque finalmente han sido encapsulados por los policías, que han procedido a su identificación.

En el interior del edificio se encontraban también numerosos periodistas y reporteros gráficos que han pasado la noche junto a los activistas y el propio Pablo Hasel.

“Hay muchos casos como el mío que demuestran que no hay libertad de expresión en España. Es imposible ir a por cada persona que diga determinadas cosas, pero basta con ir a por unos pocos para asustar al resto y que tenga miedo a la hora de expresarse. Eso significa que no hay libertad de expresión y, sin ella y otras libertades que se vulneran, no hay democracia”, explicó Hasel a El HuffPost este lunes desde su encierro en el rectorado.

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se ha manifestado en Twitter en contra de su detención.

“Hoy un cantante será detenido y llevado a la cárcel tras ser condenado por unos tuits. Estamos ante un síntoma de déficits democráticos graves. Y quienes lo niegan hacen flaco favor a lo que sí funciona bien de la democracia española, que es mucho también”, ha señalado. Íñigo Errejón o la cuenta oficial de Podemos también han tuiteado acerca del arresto.

Este lunes, la Audiencia Nacional volvió a rechazar la suspensión de la ejecución de la condena de nueve meses de cárcel a Hasel, al recordar que en 2017 fue condenado por un delito de resistencia o desobediencia a la autoridad, y en 2018 por allanamiento de local.

“Con este historial delictivo resultaría absolutamente discriminador respecto de otros delincuentes, y también una grave excepción individual en la aplicación de la Ley, totalmente carente de justificación, la suspensión de la ejecución de la pena a este penado”, argumenta el tribunal.

Y añade que “las campañas” en su favor “que pudieran haber orquestado algunas personas no pueden determinar la inaplicación de la ley vigente, sino su eventual modificación por el Parlamento”.