Que los aplausos no queden solo en un bonito recuerdo

Que los aplausos no queden solo en un bonito recuerdo

Geriatric doctor or geriatrician concept. Doctor physician hand on happy elderly senior patient to comfort in hospital examination room or hospice nursing home or wellbeing county.Pornpak Khunatorn via Getty Images

Un médico me escribió hace una semana para pedirme que le escribiera unas palabras para su abuela, que me pagaba, decía.

Me dijo que seguía mis artículos en El HuffPost y que se los leía a su abuela y a su madre.

Y que ella decía (desde las entrañas de la península)... “esa chica de Canarias parece que escribe mirando al mar”.

Me gustó tanto eso que decía su abuela que no he podido negarme. No sólo no acepté su dinero, para mí fue un auténtico regalo.

Carta de un médico a su abuela 

No hace mucho te gustaba darme la mano para cruzar la calle. Y ahora es a mí al que me gustaría dártela.

Cada vez que entro y salgo del hospital, te llamo, dices que voy a la guerra y que encima partimos en desventaja porque el enemigo no se deja ni ver.

Has pasado por malos momentos, dictadura de las de “mejor estar callada”, guerras de las de “tanques en las calles”, Estado de bienestar con bajadas de pensiones que terminan dejándote con “malestar” y ahora una guerra 2.0 cuyo ejército ni siquiera podemos ver, oír ni tocar.

No conoces otro concepto que no sea el de luchar, y ahora me dices que yo soy tu soldado y que sea fuerte, que me falta una vida por ver pasar.

Que cada día el hospital es mi campo de batalla y que rezas hasta que te devuelva la llamada cuando he salido de currar.

Llevo tiempo queriendo escribirte una carta, para darte un claro mensaje. Así que subraya con un lápiz, como te gusta, lo que te quiero decir:

Abuela, morir no forma parte de mi trabajo, pero como lo más duro de mi trabajo es ver morir, no podemos evitar luchar aunque nos cueste la vida.

La gente no imagina lo que hemos pasado estos meses. Hace nada brindábamos en una guardia de Noche Vieja por un gran 2020. Y ahora, después de meses, sólo queremos que pase aquel brindis con la garantía de que hemos hecho todo lo que hemos podido hacer en estas condiciones.

Porque no habrá peor tortura que saber que no estuvimos a la altura.

Lo cierto es que nos han mandado a la guerra con una varita mágica, pero también hubiera ocurrido lo mismo hace unos años. Porque la creencia de que la sanidad es mágica ha estado desde hace mucho tiempo. Y nada es mágico si no se cuida.

La política nos ha tratado mal. Y con las mismas manos que nos aplauden, se han atrevido a recortarnos todos estos años.

¿Cuánto vale un médico? Pues no lo sé... lo que sí sé es que la vida depende de ello.

Hace un año nadie se acordaba de nuestros nombres, ahora todos son aplausos y “viva la sanidad de calidad”.

Si todo esto sirve para que la sanidad y los sanitarios podamos coger todos los aplausos de las 20:00 de estos meses y los podamos transferir a una cuenta destinada a la mejora de la sanidad pública, tanto de EPIs como también de nuestra mejora de condiciones laborales, entonces sí, aplaudo los aplausos.

Si no, los aplausos sólo quedarán en un bonito recuerdo como himno transitorio que como todo, pasará al olvido.

No te he podido ver desde hace más de dos meses abuela, sé que te debo muchos abrazos...

Pero espero que me esperes para que podamos dárnoslos en paz.