Los aviones militares hacen presagiar que Rusia está volviendo a la región que daba por perdida en la guerra
La ve como un componente clave de su política regional.

Tras una pausa de casi seis meses, Rusia ha retomado los vuelos militares hacia su base aérea de Hmeimim, en Siria. Una acción que los analistas interpretan como un esfuerzo del Kremlin por reafirmar su presencia en Oriente Medio después de la caída del antiguo aliado de Moscú, Bashar al-Assad.
El portal de seguimiento de vuelos Flightradar24 refleja que al menos dos aeronaves de la Fuerza Aérea rusa realizaron desplazamientos recientes hacia la provincia costera de Latakia, donde se encuentra la base. Un avión de transporte Ilyushin Il-62M voló el 26 de octubre desde Libia hasta Latakia y posteriormente regresó a la región de Moscú.
Además, un Antonov An-124-100 Ruslan, conocido por su capacidad para transportar grandes cargas, aterrizó en la base siria en tres ocasiones desde el 24 de octubre, el último vuelo registrado el miércoles.
Una persona cercana al Kremlin, que pidió el anonimato debido a la sensibilidad del tema, ha confirmado en declaraciones recogidas por Bloomberg que los vuelos son parte de la reanudación gradual de operaciones militares rusas en el país árabe.
Un vínculo en reconstrucción
Moscú ha dependido históricamente de sus instalaciones en Siria para proyectar poder en Oriente Medio y África. La base aérea de Hmeimim y el puerto naval de Tartus, el único punto de apoyo ruso en el Mediterráneo, constituyen pilares estratégicos e su presencia militar fuera del estacio postsoviético.
Sin embargo, la caída del régimen de Assad hace casi un año y su posterior exilio en Moscú pusieron en entredicho la continuidad de esa cooperación. El nuevo gobierno de transición sirio, encabezado por el presidente Ahmed Al-Sharaa, ha mostrado disposición a mantener los acuerdos militares con Rusia, pero bajo condiciones que reflejen una mayor independencia de Damasco.
Fuentes cercanas al Ministerio de Defensa ruso han señalado que, aunque Moscú conservará una presencia en Siria, esta será "más limitada" que durante los años de Assad. La reducción del contingente responde tanto a factores políticos como económicos, en un contexto de creciente confrontación con Occidente casi cuatro años después de la invasión rusa de Ucrania.
Diplomacia y reconstrucción
En paralelo, el Kremlin intenta recomponer los lazos políticos con el nuevo liderazgo sirio. Su portavoz Dmitri Peskov ha confirmado que el presidente ruso, Vladímir Putin, se reunió con Sharaa hace dos semanas en Moscú para discutir el futuro de las bases rusas.
Por su parte, el ministro de Defensa ruso, Andréi Belousov, habló el martes con su homólogo sirio, Murhaf Abu Qasra, para coordinar la cooperación militar. Mientras, una delegación del Ministerio de Asuntos Exteriores de Siria viajó a Moscú con el fin de reabrir la embajada y restablecer los servicios consulares, informó la agencia estatal SANA.
La estabilidad de Siria es vista por el Kremlin como un componente clave de su política regional. La pérdida de las bases en Hmeimim y Tartus supondría un golpe estratégico en un momento en que Rusia busca conservar su influencia global pese a las presiones occidentales.
En el plano económico, Moscú también ha prometido apoyar la reconstrucción del país árabe. En agosto, Putin reiteró su compromiso durante una reunión con el ministro de Asuntos Exteriores sirio, Asaad Al-Shaibani, y a principios de este mes, el viceprimer ministro Alexander Novak aseguró que Rusia está "dispuesta a cooperar en diversos ámbitos" para la recuperación siria.
Asimismo, el presidente Al-Sharaa declaró la semana pasada en la cumbre de la Iniciativa de Inversión Futura, celebrada en Riad, que su gobierno busca atraer inversión extranjera para "reconstruir una nación devastada por más de una década de guerr".
El acercamiento ruso ocurre mientras EEUU y la Unión Europea buscan mejorar sus relaciones con Damasco. El presidente estadounidense, Donald Trump, se ha reunido dos veces este año con Al-Sharaa, y tanto Washington como Bruselas han suavizado las sanciones económicas impuestas durante el conflicto civil.
