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Muertes, caos y desesperación: Israel pone en marcha su polémico sistema de reparto de ayuda en Gaza

Muertes, caos y desesperación: Israel pone en marcha su polémico sistema de reparto de ayuda en Gaza

La ONU tilda de "desgarradoras" las imágenes del asalto a un centro de distribución en Rafá, donde 47 personas han resultado heridas por disparos. El recrudecimiento de la ofensiva militar provoca 180.000 desplazados.

Un palestino muestra el kit de alimentación que ha recibido en Gaza.Hani Alshaer

Lo que ha ocurrido este martes en la ciudad de Rafah no es una casualidad, sino el último capítulo de una crisis humanitaria que cada día es más grave en Gaza. Las imágenes que ya circulan en las redes sociales hablan por sí solas: miles de personas desesperadas por hacerse con una caja con comida, saltando vallas, corriendo en estampida y jugándose la vida, literalmente, por sobrevivir un día más. Una jornada en la que, además, la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), la cuestionada empresa privada a la que Israel y EEUU han encargado el reparto de alimentos en el territorio gazatí y la organización de un plan que, tres meses después del bloqueo total de las fronteras, ha demostrado la desorganización de un proyecto que nació bajo sospecha y que sigue acumulando críticas.

Al menos tres personas murieron y otras 47 resultaron heridas cuando tropas israelíes dispararon “munición real” contra civiles durante el asalto masivo a un centro de distribución gestionado por GHF. A esto hay que sumar siete desaparecidos en un contexto de violencia y desesperación absoluta. Las autoridades palestinas califican sin tapujos el incidente de “masacre” y denuncian que estas acciones forman parte de un “plan deliberado de genocidio y desplazamiento forzado”.

El Ejército israelí confirmó haber realizado disparos de advertencia “desde el exterior del complejo” para dispersar a la multitud. No obstante, desmintió categóricamente los rumores sobre disparos efectuados desde helicópteros: “La situación está controlada y se espera que la distribución de ayuda continúe con normalidad. Lo ocurrido no ha representado ninguna amenaza para las fuerzas del Ejército”, indicó el portavoz Avichay Adraee.

GHF asegura que tuvo que retirar a sus equipos ante la avalancha humana para permitir que “un pequeño número” de gazatíes tomase “con seguridad” los paquetes de alimentos. Según detalló la organización, “aproximadamente 8.000 cajas de comida se han distribuido hasta ahora; cada una alimenta a 5,5 personas durante 3,5 días, un total de 462.000 comidas”. Pero ni siquiera este esfuerzo logró mitigar una situación de hambre extrema tras meses de bloqueo israelí.

En medio de esta tragedia, Naciones Unidas volvió a alertar sobre la gravedad de la situación. “Hemos visto un vídeo de uno de los puntos de distribución establecidos por la Fundación Humanitaria para Gaza. Francamente, estos vídeos, estas imágenes, son desgarradores, por no decir otra cosa”, afirmó Stéphane Dujarric, portavoz del Secretario General de la ONU. Asimismo, recordó que el organismo internacional cuenta con “un plan detallado basado en principios, operativamente sólido y apoyado por los Estados miembros, para hacer llegar la ayuda”.

Además, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) dijo este miércoles que tiene actualmente "miles de camiones de ayuda cargados con suministros a la espera de entrar, mientras sus almacenes dentro del enclave palestino están vacíos. En un comunicado, la organización afirma que "está totalmente preparada para distribuir grandes cantidades de ayuda" en cuanto Israel le permita hacerlo en la Franja.

"Seguimos presionando para obtener la autorización necesaria de las autoridades israelíes para reanudar el apoyo que la comunidad necesita con tanta urgencia", dice en la nota.

Israel culpa a Hamás, Hamás responde

Israel acusa a Hamás de haber intentado obstaculizar el reparto de ayuda desde el primer día. Según el portavoz del Ministerio de Exteriores, Oren Marmorstein, “Hamás incluso ha intentado colocar controles en las carreteras para impedir que los habitantes de Gaza reciban los alimentos. No ha funcionado”. En un mensaje publicado en redes sociales, Marmorstein celebró que, pese a todo, se lograron distribuir 8.000 paquetes y recalcó que la iniciativa sigue adelante “pese al rechazo de Naciones Unidas y a los intentos del grupo terrorista por boicotearlo”. “Ayuda para los civiles, no para Hamás”, zanjó.

Estas declaraciones forman parte de una campaña más amplia por parte de Israel para defender la legitimidad del nuevo esquema, que ha sido cuestionado tanto por Naciones Unidas como por numerosas organizaciones humanitarias. Según el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu, uno de los objetivos del modelo que excluye a la ONU es precisamente impedir que el movimiento islamista se apropie de los suministros o los desvíe al mercado negro. De fondo, subyace también la intención política de debilitar la posición de Hamás entre la población civil gazatí, presentando al Estado israelí y a sus socios internacionales como únicos garantes de la asistencia.

Netanyahu ha dicho que su plan de reparto porque pretende dejar a Hamás "como peces sin agua" y que son "mentira" las acusaciones sobre la inanición de los civiles palestinos. El dirigente ha alabado el mecanismo de distribución respaldado asimismo por Estados Unidos al calificarlo de "fundamental" para debilitar a Hamás. En un discurso pronunciado desde el Ministerio de Exteriores recogido por el diario The Times of Israel, Netanyahu ha asegurado que esta iniciativa pretende dejar al grupo palestino "como peces sin el agua", al dejarles "sin la herramienta de gobierno que utilizan, y que es la ayuda humanitaria que saquean".

En alusión a las imágenes de caos y desesperación de la población palestina en los centros de distribución de ayuda humanitaria en Rafáh, en el sur de Gaza, el jefe del Ejecutivo israelí ha reconocido que "hubo cierta pérdida de control momentánea". "Felizmente, volvimos a tenerlo bajo control. Vamos a instalar muchos más de estos (puntos)", ha asegurado.

Desde Gaza, la respuesta ha sido inmediata. El Gobierno del enclave calificó las acusaciones de “invención total” y aseguró sentirse “consternado” por lo que considera una “maniobra propagandística” destinada a encubrir los errores del operativo en Rafá. En un comunicado oficial, el Ejecutivo local acusó a Israel de haber creado deliberadamente las condiciones para el colapso del reparto, imponiendo un sistema unilateral, sin coordinación con las agencias humanitarias tradicionales. “Este proyecto no busca ayudar, sino someter. Pretende encerrar a la población en zonas controladas militarmente y presentarlo como una operación de socorro”, denunció.

Un proyecto lleno de sospechas y críticas

La polémica en torno a la distribución de ayuda en Gaza viene de lejos. La Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), con sede en Ginebra y fundada por exmilitares estadounidenses y empresas privadas de seguridad, lleva semanas recibiendo fuertes críticas de la ONU y diversas organizaciones humanitarias internacionales. La propia ONU y ONG que operan en la zona rechazaron tajantemente participar en el esquema de ayuda impulsado por Israel y EE.UU., argumentando que “contraviene los principios humanitarios fundamentales de imparcialidad, independencia y neutralidad”.

De hecho, Jake Wood, director ejecutivo de GHF, dimitió hace pocos días precisamente porque la organización “no podía cumplir con los principios humanitarios fundamentales”. Aunque GHF insiste en que su objetivo es aliviar el sufrimiento de los civiles, varios medios estadounidenses han revelado que la iniciativa nació originalmente del Gobierno israelí para debilitar el control de Hamás sobre la ayuda humanitaria, estableciendo solo cuatro puntos de reparto frente a los cientos que gestiona tradicionalmente Naciones Unidas.

Israel y EE.UU. defienden este nuevo modelo alegando que busca impedir que Hamás controle los suministros o los desvíe al mercado negro. Sin embargo, la ONU ya había alertado del riesgo evidente de que esta fórmula provocase situaciones exactamente como la ocurrida este martes en Rafá.

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La Franja de Gaza se encuentra sumergida en una crisis humanitaria sin precedentes. Según el último balance disponible, más de 54.000 personas han muerto desde el inicio de la ofensiva militar israelí hace casi tres meses, además de más de 123.000 heridos y 180.000 desplazados internos que sobreviven en condiciones dramáticas.