Un grupo de investigadores chinos ha descubierto que, con apenas una modificaciones, un pegamento común podría anular los sofisticados sistemas láser para derribar misiles y drones. Esto, según ha publicado el periódico South China Morning, se debe a su resistencia al calor, suficiente para blindar los misiles balísticos.

Este descubrimiento, según ha analizado el medio El Debate, podría cambiar el rumbo de la carrera armamentística. La sustancia, conocida como BPE, apenas necesita un ligero tratamiento para poder aplicarse y ser efectiva y solo una capa bastaría para recubrir y proteger drones y munición susceptible a la potencia de armas láser.

"Esta solución utiliza materias primas de bajo costo, su proceso de fabricación resulta muy simple y es de alto rendimiento", explica uno de sus fabricantes, el científico Gao Lihong, del Instituto de Tecnología de Pekín, en un artículo publicado en la revista Ordinance Material Science and Engineering. 

Menos de un euro el kilo

La elaboración, tras el tratamiento, resulta muy barata, cuesta menos de un euro por kilo y transformarlo en escudo para “recubrimiento protector antiláser de alta energía” apenas requiere algunas modificaciones. China es el mayor fabricante mundial de BPR. Una fábrica puede producir cientos de miles de toneladas al año.

Los rápidos avances en los programas de armas hipersónicas en China, Rusia, Corea del Norte y, últimamente, Irán han aumentado los riesgos para los sistemas de defensa aérea estadounidenses. Rusia, por ejemplo, afirmó haber destruido numerosos lanzadores de defensa antimisiles Patriot de EEUU en Ucrania con sus misiles hipersónicos Kinzkal.

Los desarrollos en armas hipersónicas por parte de los adversarios de EEUU han convertido a las armas láser en una “máxima prioridad” para el ejército estadounidense, según ha declarado al periódico chino el almirante Michael Gilday, jefe de operaciones navales de EEUU. Con este hallazgo, sin embargo, deberá replantearse su industria y Ucrania acelerar el paso para aprovecharse del mismo antes de que Xi Jinping le entregue todos los secretos a Vladimir Putin.