Rusia le declara la guerra al satanismo
Después de haber equiparado esta corrente con el nazismo o el movimiento LGTBIQ+... También culpan a Occidente de esto.

Rusia ha adoptado este viernes una decisión sorprendente. En paralelo a la noticia de la enesima violación del espacio aéreo OTAN por parte de aeronaves rusas, el régimen de Putin ha declarado una particular guerra. Esta, en concreto, contra el satanismo.
Las autoridades del Servicio Federal de Monitoreo Financiero, conocido como Rosfinmonitoring, han optado por incluir al "movimiento satanista internacional" en su particular lista de organizaciones terroristas.
El organismo ruso alega que se trata de una ideologá "extremista" que "se fundamenta en el odio". Para Andrei Kartapolov, presidente del Comité de Defensa de la Duma, directamente debe considerarse al satanismo como una amenaza directa a la soberanía estatal.
Por todo ello, a partir de ahora, culaquiera que sea descubierto practicando o fomentando el satanismo en Rusia podría enfrentarse a severas penas de cárcel.
Además de la posible condena de prisión, las autoridades han dado orden a los bancos para congelar los fondos de toda persona que esté vinculada al movimiento satanista.
El satanismo llevaba tiempo en el punto de mira de la Justicia rusa. Ya en julio, el Tribunal Supremo designó a esta ideología como "extremista", en respuesta a la petición hecha por el fiscal general, Igor Krasnov. Para este, "el movimiento se fundamenta en la ideología extremista, el odio y la hostilidad hacia las confesiones religiosas tradicionales".
"Sus miembros abogan públicamente por el extremismo, así como por la destrucción, el daño y el vandalismo en iglesias ortodoxas, capillas, cruces, entre otros", argumentó entonces, apuntando a los "rituales ocultos" practicados por los seguidores del satanismo.
En el Parlamento habían ido más allá, en una extraña comparación que igualaba satanismo, nazismo y el movimiento LGTBIQ+, duramente reprimido en la Rusia de Putin. No faltó tampoco aquí la ligazón entre el culto a Satán y la supuesta responsabilidad de Occidente en su difusión por Rusia, pensada —apuntaba el Parlamento sin la menor prueba— para destruir los valores tradicionales como parte de una "guerra híbrida" contra el país.
