Se jubila con 95 años Warren Buffett, el empresario que dijo aquello de que sí había lucha de clases y que la ganaban los ricos
El inversor siempre ha sido un rara avis entre los multimillonarios, sobre todo por defender que los ricos deben pagar un porcentaje mayor de impuestos.
La famosa cita del multimillonario inversor Warren Buffet no se la escuchamos nunca, en realidad, a Warren Buffett. Fue el abogado, escritor, actor y economista Ben Stein quien la hizo circular allá por 2006. En un artículo en The New York Times, Stein recordó una conversación que mantuvo con Warren Buffett acerca de los impuestos en la sede en Omaha del holding empresarial del inversor, Berkshire Hathaway. Buffett es una suerte de rara avis que, como rico, considera que los ricos deberían aportar más. En su texto, Stein comentó que, al escuchar su propuesta, le advirtió "que cada vez que alguien intentaba plantear el tema, se le acusaba de fomentar la lucha de clases". Y, entonces sí, Buffett le contestó: "Hay una lucha de clases, sí, pero es mi clase, la clase rica, la que está haciendo la guerra, y estamos ganando". Ahora, a 31 de diciembre de 2025, Warren Buffett se jubila. Tiene 95 años y todavía está en el bando ganador.
Por opiniones como la de que los ricos deben pagar más impuestos, a Buffett se le ha considerado siempre como la cara amable del capitalismo, una imagen que se ha acrecentado con la llegada de magnates más desvergonzados al estilo de Elon Musk o Peter Thiel, por no hablar de Donald Trump. Hace unos años, en 2010, Buffett lanzó junto a Bill Gates, uno de sus buenos amigos, la campaña The Giving Pledge, que pide a los multimillonarios el compromiso de donar "la mayor parte de su fortuna con fines filantrópicos". Cuenta John Cassidy en The New Yorker que, si bien "las donaciones filantrópicas de los multimillonarios ciertamente no curarán todos los males del capitalismo, [...] sin duda son preferibles a una alternativa en la que atesoren sus vastas riquezas y, al morir, se aprovechen de las leyes fiscales laxas para legárselas a sus herederos prácticamente intactas".
Gracias a Buffett, también, el expresidente Barack Obama aprobó en 2012 una norma que lleva su apellido y según la cual "ningún hogar que gane más de un millón de dólares anuales debe pagar una proporción menor de sus ingresos en impuestos que la que pagan las familias de clase media". Según cuenta Stein en su artículo en The New York Times, a Buffett le sorprendió comprobar que pagaba un porcentaje menor de impuestos que sus secretarias y empleados administrativos de su empresa. "¿Cómo puede ser esto justo? ¿Cómo puede ser correcto?", se preguntó Buffett según Stein.
Pero por mucha cara amable del capitalismo que pueda ser, Buffett es una de las personas más ricas del mundo gracias al capitalismo, un sistema al que le debe toda su fortuna. Dicen de la empresa de Buffett que nunca ha protagonizado grandes escándalos, como sí lo han hecho otras compañías igual de poderosas. Pero si, como escribió Karl Marx en El Capital citando a Honoré de Balzac, "detrás de toda gran fortuna se esconde un crimen", el éxito de Buffett ha consistido en saber invertir en los crímenes de los demás, aunque no participara en ellos de manera directa.
Buffett es lo que se llama un inversor de valor. Al contrario de quienes invierten para lograr el mayor beneficio económico en el menor tiempo posible, los inversores de valor son algo más pacientes. Buscan invertir en empresas que el mercado infravalore al principio para, con el tiempo, ganar dinero. Y se ve que el multimillonario era, y es, de los mejores en esto, algo que le valió el mote del oráculo de Omaha. "Si alguien hubiera comprado cien dólares en acciones de Berkshire [su empresa] en 1964, justo antes de que Buffett se hiciera cargo de la compañía, para finales del año pasado [2024] habrían valido aproximadamente 5,5 millones de dólares", escribe Cassidy.
En una de sus últimas cartas a los accionistas de su conglomerado empresarial, Buffett les deseó un "muy feliz acción de gracias". "Sí, incluso a los idiotas; nunca es tarde para cambiar", escribió. El empresario se retira con 150.000 millones de dólares en su haber y, aunque dice temer el "casino" de Wall Street, mal no le ha ido. Los índices de pobreza en Estados Unidos, sin embargo, crecen. La lucha de clases, desde luego, continúa una contienda muy desequilibrada.