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Palantir o el ojo que todo lo ve, incluso antes de que suceda: ¿es la empresa más poderosa del mundo?

Palantir o el ojo que todo lo ve, incluso antes de que suceda: ¿es la empresa más poderosa del mundo?

No es tan conocida como X, Amazon o Facebook, ni su fundador tan rico como Elon Musk, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg, pero el Gobierno estadounidense ya no podría entenderse sin Palantir. Tampoco Israel. Y, pronto, Europa.

Cartel contra Palantir durante una protesta en 2025.Anadolu via Getty Images

Fuera de Estados Unidos y dentro de él, por supuesto, pocas personas hay que no sepan ya quién es Elon Musk. El tipo que compró Twitter, el de Tesla, el que quiere ocupar el planeta Marte. También el hombre más rico del mundo, un mérito que le permitió estar muy cerca de Donald Trump en su regreso a la Casa Blanca. 

Pero antes de todo eso, Musk fue el fundador de PayPal, una de las mayores empresas de pago y cobro de dinero por internet. Como tal, PayPal nació en el año 2000 después de que una banca online de Musk (se llamaba X.com, por cierto) se fusionara con la compañía Confinity, propiedad, entre otros, de un tal Peter Thiel, que es de quien queremos hablar ahora. Para quien no lo conozca, podría decirse, sin temor a errar, que Peter Thiel es uno de los hombres más poderosos del mundo. Así, sin anestesia. Y, como hombre poderoso e inteligente que es (entre otras cosas, se convirtió muy joven en gran maestro de ajedrez), también es temible. Suele pasar.

Quizás no sea tan, tan rico como Musk ni como Jeff Bezos, el propietario de Amazon, pero basta seguir el rastro de las inversiones de Thiel para tratar de comprender por dónde se moverá el dinero. Y también la política. Fue uno de los inversores que metió dinero a destajo en Facebook cuando Facebook no era aún el Facebook que sería. Si Mark Zuckerberg consiguió convertir su red social en la multinacional que hoy es Meta, en parte se lo debe a Peter Thiel. Y, como con Facebook, con muchas otras compañías, hasta llegar a la que ahora nos preocupa: Palantir, hasta no hace mucho apenas una start-up y, ahora, una empresa tan opaca como poderosa, quizás la más poderosa.

Hace unos años, se habló un poco de Palantir tras rumorearse que Estados Unidos localizó y ejecutó a Osama Bin Laden gracias al uso de uno de sus programas. Por las filtraciones del excontratista de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) Edward Snowden se también que Estados Unidos se ayudó del software Gotham que ofrece Palantir para poner en marcha una maquinaria de espionaje global. Porque, de manera muy resumida, eso es lo que ofrece Palantir. Según ellos, construyen "infraestructuras de software destinadas a la toma de decisiones basadas en datos". 

Así explica el funcionamiento su CEO, Alex Karp: "Si eres una agencia de inteligencia, nos utilizas para localizar terroristas y delincuentes organizados, a la vez que mantienes la seguridad y la protección de datos de tu país. Luego están las fuerzas especiales. ¿Cómo sabes dónde están tus tropas? ¿Cómo entras y sales del campo de batalla con la mayor seguridad posible, evitando minas y enemigos? Y luego está Palantir en el ámbito comercial. En resumen, si realizas cualquier actividad que involucre inteligencia operativa, ya sea análisis o IA, necesitarás nuestros servicios".

Tratemos de entenderlo con un ejemplo: ICE, el servicio estadounidense que detiene a personas migrantes a lo largo de todo el país, contrató a Palantir para desarrollar una tecnología de inteligencia artificial, ImmigrationOS, que permite al departamento gubernamental la vigilancia en tiempo real de las personas que consideran sospechosas, también para ayudarles a elegir a quién deportar. Lo que ofrece Palantir es una recopilación detallada de todos los datos disgregados que puedan existir sobre una persona, no solo en el propio ICE, sino en diferentes agencias gubernamentales o, por ejemplo, fiscales, incluso médicos. A partir de ahí, el servicio de inmigración estadounidense tiene acceso a información detalladísima y en tiempo real de la persona que quiere detener y, luego, deportar. Pero es que además Palantir ofrece una suerte distópica de policía predictiva como la que mostró la película Minority Report.

Otro ejemplo. La relatora especial de Naciones Unidas (ONU) para los Territorios Ocupados Palestinos, Francesca Albanese, situó a Palantir como una de las empresas que se habría beneficiado del genocidio en Gaza. Según sus pesquisas, Palantir, que ya colaboraba con Israel, "amplió su apoyo al Ejército israelí después de octubre de 2023". "Existen motivos razonables – prosigue el informe – para creer que Palantir ha proporcionado tecnología de vigilancia predictiva automatizada, infraestructura central de defensa para la creación y el despliegue rápido y a gran escala de software militar, y su Plataforma de Inteligencia Artificial, que permite la integración en tiempo real de datos del campo de batalla para la toma de decisiones automatizada". En enero de 2024, durante una conferencia, el CEO de Palantir fue increpado por la colaboración de su empresa en el asesinato de palestinos. Karp, entre las risas del conductor del evento, contestó: "En su mayoría terroristas, eso es cierto".

"Un supervillano distópico"

Después de Peter Thiel, Palantir es Alex Karp, el director ejecutivo de la compañía y, en estos momentos, su cara más visible. Según el medio especializado en tecnología Wired, "algunos ven a Karp como un supervillano distópico". Estas críticas tienen que ver con la extrema colaboración de Palantir con el Gobierno de Estados Unidos y todos sus servicios de inteligencia, pero también, por ejemplo, con Israel. Aunque el código ético de la compañía obliga a "proteger la privacidad y las libertades civiles, proteger a los vulnerables, respetar la dignidad humana y preservar y promover la democracia", los propios usos de los programas de Palantir parecen bastante incompatibles con esas normas. Hace unos meses, NPR publicó en exclusiva una carta de trece extrabajadores de Palantir en la que denunciaban el abandono de esos principios.

Karp nunca ha ocultado el objetivo político de Palantir. Según él mismo, no es otro que el de "salvar a Occidente"; dentro de su empresa, lo llaman "salvar la Comarca", en referencia al Señor de los Anillos, libro del que, por cierto, sale el propio nombre de Palantir (para J.R.R. Tolkien eran unas piedras videntes). Karp, hijo de Sillicon Valley, como casi todos estos magnates tecnológicos, se enfadó con el padre porque creía que había abandonado esa conexión con la defensa de un Estados Unidos más grande y libre, uno como el que promete Donald Trump pero que nadie sabe muy bien qué es. Se refería a esos tiempos en los que empresas como Google, Apple o Microsoft rechazan trabajar con el Ejército, cuando Palantir creció gracias a él. Aunque, ante las críticas, el CEO de Palantir asegura que ni vende ni recopila datos, tan solo los agrupa de una manera que nadie ha conseguido hasta ahora. Además de en Estados Unidos o Israel, Palantir presta servicios a Ucrania en su guerra contra Rusia, y penetra en cada vez más países de Europa, como Francia o el Reino Unido.

Con sus programas, Palantir podría saber más de ti que tú mismo. El propio Karp reconoció los riesgos de tanto poder a The New York Times: "Toda tecnología es peligrosa, incluida la nuestra".

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Me llamó Héctor Juanatey, aunque como dice Xoan Tallón, eso no importa, todo el mundo tiene un nombre. Me gusta escribir y contar cosas. En El HuffPost escribo de política, y como política lo es todo, decirles esto es como decir todo y decir nada.

 

Sobre qué temas escribo

En El HuffPost escribo, como ya les dije, de política, que es todo. Si quisieran entrar más en detalle, les cuento: por gustar, me gusta escribir de todo aquello que me preocupa dentro y fuera de la redacción. En los últimos años, por ejemplo, he estado investigando el ascenso de la extrema derecha, una suerte de virus invisible que crece cada día más. Un crecimiento, sin embargo, que también tiene responsables, y en ellos me gusta fijarme, ya sea Elon Musk, Mark Zuckerberg o influencers de ultraderecha con cada vez más adeptos. Pero también la política es causa de la desafección de la que beben los ultras. De ahí que no haya que olvidarse nunca de temas fundamentales como la vivienda; en definitiva, de las condiciones materiales de la ciudadanía. Por ese motivo, también, y desde la cobertura que hice para Público durante el 15M en la Puerta del Sol, en Madrid, he centrado gran parte de mi trabajo en las diferentes reivindicaciones de la movilización social. Sospechen siempre de aquellos periodistas que acostumbran a agobiar con la cantinela de la objetividad. Al final, solo buscan desprestigiar el sentido mismo de la profesión.

 

Mi trayectoria

Pese a todas las advertencias, desde que me decanté por estudiar periodismo (Licenciatura y Máster en Periodismo de Investigación), a excepción de un parón en el que trabajé en discurso y comunicación política, he tenido la suerte de dedicarme a escribir. Empecé en La Voz de Galicia y, tras dejar la terruña (Galicia) y mudarme a la capital en busca de oportunidades laborales, pasé por Público, La Sexta, fui redactor fundacional de eldiario.es, y he escrito para un buen número de medios como Praza.com, la revista Luzes, Playground Magazine, La Marea, Vanity Fair o CTXT. En una ocasión estuve en el campamento de refugiados de Dajla, en el Sahara, y de allí me traje unas breves anotaciones que fueron publicadas como libro, ‘Dajla. Apuntes desde o Sahara’, editado por Praza. En otra, entrevisté a Txema Guijarro, una de las personas que trabajó en el asilo de Julian Assange y Edward Snowden, y esos diálogos se transformaron también en libro, ‘El analista. Un espía accidental en los casos Assange y Snowden’, de Libros del KO. En otro lapso de tiempo, creé junto a los cómicos Facu Díaz y Miguel Maldonado un programa de humor, La Tuerka News, porque tengan claro que sin risas nos vamos a la m*****.

 


 

Cómo contactar conmigo:

Podéis escribirme a hjuanatey@huffpost.es. Se aceptan insultos, siempre y cuando tengan cierta gracia. Estoy en X/Twitter (@hectorjuanatey), Bluesky, (@hectorjuanatey.bsky.social), Instagram (@hectorjuanatey) y TikTok (@hectorjuanatey). Lo curioso es que, en el fondo, me gustaría que desapareciera más de una de estas plataformas.