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Ucrania alerta de una nueva amenaza letal: Rusia lo ha usado por primera vez en el campo de batalla

Ucrania alerta de una nueva amenaza letal: Rusia lo ha usado por primera vez en el campo de batalla

El último ataque sobre Járkov deja once heridos, entre ellos un menor, y apunta a un cambio de estrategia rusa con el uso de tecnología más precisa y destructiva.

Resto de uno de los drones que usó Rusia en el bombardeo sobre Járkov.Liubov Yemets

Rusia ha probado un nuevo juguete mortal en Járkov. Esta vez no se trata de un misil ni de una bomba guiada. Lo que ha sobrevolado la ciudad ucraniana es un dron FPV armado con cabeza de RPG. Y, según las autoridades locales, es la primera vez que se usa así en el frente. El mensaje es claro: Moscú no solo quiere castigar, también busca dónde duele más.

Siete impactos, once heridos (entre ellos un menor) y una amenaza que eleva la presión sobre el noreste del país. Ígor Teréjov, alcalde de la ciudad, ha confirmado que, entre el 19 y el 25 de mayo, Rusia ha intensificado los ataques contra objetivos civiles utilizando una nueva táctica: drones de vista en primera persona equipados con cargas explosivas procedentes de lanzagranadas RPG. “Es una nueva, aún más insidiosa amenaza, que muestra un intento por encontrar ‘puntos vulnerables’ en la defensa de la ciudad”, ha declarado en unas declaraciones recogidas por New Voice of Ukraine.

El uso de estos drones representa un cambio de estrategia. Hasta ahora se les conocía por su velocidad, bajo coste y eficacia en objetivos de corto alcance. Pero con cabezas explosivas antiblindaje, la ecuación cambia: tienen capacidad para atravesar defensas, penetrar estructuras y provocar daños letales con precisión quirúrgica.

Los ataques no han dejado muertos, pero sí escenas de destrucción que ya se repiten con frecuencia: casas particulares reventadas, edificios de oficinas convertidos en escombros, una imprenta destrozada. “Un adolescente de 14 años sufrió un traumatismo craneoencefálico. Afortunadamente, no hubo fallecidos”, ha detallado Teréjov. Lo que no cambia es el patrón: la infraestructura civil sigue siendo el blanco predilecto.

El comodín de la “zona de seguridad”

Todo esto ocurre mientras el Kremlin retoma uno de sus mantras favoritos: la creación de una “zona de seguridad” en la frontera con Ucrania. El pasado 22 de mayo, Vladímir Putin volvió a insistir en que su ejército ha empezado a ejecutar un plan para establecer una franja de protección, que no es otra cosa que una ocupación de facto, en las regiones rusas limítrofes con las provincias ucranianas de Sumi, Chernígiv y Járkov. Según él, las tropas ya están manos a la obra.

Pero desde Kiev no se tragan ese discurso. “Hace un año ya lo intentó y no le salió. Ahora simplemente demuestra que no quiere cesar el fuego”, ha escrito Andrí Kovalénko, jefe del Centro para la Lucha contra la Desinformación del Consejo de Seguridad Nacional. Otros altos cargos, como Román Kostenko, secretario del Comité de Seguridad Nacional, ya han señalado que Rusia “no tiene fuerzas suficientes” para establecer una zona de amortiguamiento de 20 kilómetros a lo largo de toda la línea fronteriza. El mensaje es claro: hay más propaganda que logística.

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El objetivo, en cualquier caso, no ha cambiado. Los analistas coinciden en que Moscú busca desestabilizar y mantener bajo presión a zonas clave como Járkov y Sumi, sin necesidad de ocuparlas directamente. “Los rusos no van a tomar Járkov ni Sumi en el corto plazo”, ha sentenciado el experto militar Serguéi Grabski en Radio NV. Lo que sí pueden hacer, y están haciendo, es castigar a diario, probar nuevas armas y medir la respuesta ucraniana.