Un borrador complica el posible regreso de Ucrania y Rusia a la mesa de negociaciones
Kiev dice estar "lista" para reunirse en Estambul, pero no hasta que el Kremlin les adelante su hoja de ruta hacia el alto el fuego. Rusia dice que buscan "descolocar" a Trump en su voluntad de acabar con la guerra.

Lo que se perfilaba como un nuevo intento de retomar el diálogo entre Ucrania y Rusia, en Turquía, ha vuelto a enredarse por un documento que ha servido a ambas partes para disparar un nuevo cruce de acusaciones. El encuentro, si se llega a hacer realidad, se ha previsto para el 2 de junio, en Estambul, donde se debería poner sobre la mesa la posible hoja de ruta hacia un alto el fuego. Sin embargo, el Kremlin se niega a entregar el avance del texto con sus propuestas, algo que exigen desde Kiev para enviar una delegación. Esa reunión, incluso, tenía el respaldo explícito de la Casa Blanca. "Ese escrito del que tanto hablan y que supuestamente llevan preparando más de una semana, sigue sin aparecer”, ha dicho, visiblemente molesto, Volodimir Zelenski.
La presión va en aumento y, mientras Moscú apura los plazos para enviar el borrador, el mismo que debería reactivar la mesa de negociaciones y abrir la puerta a un alto el fuego en Ucrania, el recuerdo del acuerdo que permitió el canje de mil prisioneros de guerra hace unas semanas, sigue muy presente. Fue un acuerdo tangible, y Kiev quiere que el próximo paso en la negociación vaya en esa misma dirección. Sin embargo, antes de que ese documento llegue a ver la luz, el Kremlin ya ha empezado a marcar territorio, insistiendo en que todo se discuta a puerta cerrada. “No trataremos públicamente el contenido de estas conversaciones”, ha dicho el portavoz del Gobierno de Vladímir Putin, Dimitri Peskov. Una exigencia que choca de frente con la posición ucraniana, que reclama claridad, garantías y una negociación que no vuelva a quedarse en papel mojado.
El jefe de la oficina presidencial ucraniana, Andrei Yermak, ha reiterado que “Ucrania está dispuesta a asistir a la próxima reunión, pero queremos entablar un diálogo constructivo”. Para ello, ha subrayado, es imprescindible recibir con antelación las propuestas rusas para negociar el alto el fuego. “Hay tiempo suficiente: cuatro días bastan para preparar y enviar los documentos”, ha deslizado. Además de reclamar claridad sobre el contenido de ese borrador, Yermak ha pedido también conocer de antemano la composición de la delegación rusa, y al mismo tiempo, ha trasladado la posición de Kiev al enviado especial de Estados Unidos, el diplomático Steve Witkoff. "Es importante que tanto EEUU como Europa estén representados en la mesa”, ha destacado.
Además, mucho antes, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha vuelto a poner en duda la voluntad real que tiene el Kremlin para firmar una tregua temporal. "Las palabras de Moscú no valen", ha afirmado en su discurso diario. El mandatario ucraniano, además, ha asegurado que ni los socios europeos ni los principales mediadores han tenido acceso al supuesto borrador de Rusia. "Ni siquiera lo han enviado a nuestros socios, ni a Turquía, que acoge la reunión, ni a Estados Unidos, que fue el primero en pedirlo”, ha denunciado.
Cruce diplomático en la ONU
La tensión entre el Kremlin y Kiev se ha proyectado también este miércoles en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el embajador ruso, Vasili Nebenzia, ha acusado a Ucrania de intentar “engañar y descolocar” al presidente estadounidense Donald Trump, "que está dando pasos decisivos, a cualquier precio, hacia la paz", ha subrayado durante su discurso de la sesión monográfica dedicada a la ocupación rusa de suelo ucraniano. Nebenzia, en su intervención, también ha apuntado que Estados Unidos "ha perdido miles de millones de dólares ayudando a Ucrania" y que, ahora, Kiev trata de arrastrar a Washington hacia una “postura antirrusa y rusófoba”.
Nebenzia ha centrado buena parte de su discurso en atacar a varios países europeos. En concreto, ha citado al Reino Unido, a Francia y a Alemania, a los que ha enfrentado con la supuesta actitud constructiva de Estados Unidos. Y, sin hacer alusión directamente a las últimas advertencias que ha lanzado Donald Trump a Rusia, ha dejado claro que Moscú va a rechazar cualquier presión externa: "Ni nuevas sanciones antirrusas, ni el envío de armas a Ucrania, ni cualquier otro paso hostil contra Rusia conseguirán evitar la derrota militar del régimen de Zelenski”, ha afirmado el diplomático ruso.
Por su parte, el representante de Estados Unidos ante el Consejo de la ONU, John Kelley, ha puesto de manifiesto que "si Rusia decide continuar una guerra que resulta una gran catástrofe, EEUU tendrá que considerar sus esfuerzos negociadores para poner fin a este conflicto" y también le ha recordado a la delegación rusa que las "nuevas sanciones para Rusia" propuestas por Donald Trump, "están sobre la mesa”.
En la misma sesión, la subsecretaria general de la ONU para Asuntos Políticos, Rosemary DiCarlo, ha alertado de que la situación sobre el campo de batalla se ha deteriorado "de forma preocupante" en los casi seis meses que van de 2025. DiCarlo ha destacado como un dato relevante que, las muertes de civiles durante el primer trimestre de este año han aumentado un 59% respecto al mismo periodo del año anterior.
Trump eleva la presión sobre Putin
Desde Washington, la Casa Blanca ha reiterado que contribuirá a apoyar el nuevo proceso negociador con Ucrania que ha propuesto Rusia, aunque el escepticismo empieza a calar en la Administración estadounidense como consecuencia de la falta de avances para que se ponga fin, aunque sea temporalmente, a la guerra en Ucrania y la opacidad del Kremlin. La portavoz de la presidencia de EEUU, Karoline Leavitt, ha recordado que "el presidente Trump ha alentado e instado a ambas partes a que mantengan la reunión" y ha mostrado confianza en que llegue a celebrarse. "Esperamos que la próxima semana esto avance”, ha dicho, aunque con escasa convicción.
La forma en la que Trump se a Vladimir Putin, mientras tanto, ha rebajado el tono varios enteros después de que se haya endurecido estas últimas semanas, especialmente tras el fracaso el pasado 16 de mayo de la primera cumbre en Estambul. En aquel intento, que se encargó de frustrar el país convocante, Rusia, al enviar una delegación de muy bajo perfil, incumpliendo así las expectativas de que se produjera un cara a cara entre el presidente ruso y su homólogo ucraniano para negociar la tregua.
Desde ese momento, la paciencia de Donald Trump parece haberse ido agotado. "Vamos a saber si nos está mareando o no y, si es así, actuaremos de otra manera”, aseguraba el presidente estadounidense en una comparecencia en el Despacho Oval donde también ha advertido que "en dos semanas" sabrá si Putin tiene la intención real de para la guerra. Aunque no ha dado detalles sobre las posibles represalias que utilizó para presionar al Kremlin, ha reconocido que imponer nuevas sanciones podría “arruinar” una posible vía de acuerdo. En cualquier caso, le ha lanzado una advertencia: “Está jugando con fuego”.