El único macaco en libertad que habita fuera de Asia está en la Península Ibérica
Es el único primate salvaje de Europa.

No viven en selvas ni en montañas remotas, sino en la cima de un peñón calizo rodeado de urbanismo, geopolítica y turistas con móviles. Se trata de los macacos de Berbería de Gibraltar, los únicos primates salvajes de Europa y únicos macacos fuera de Asia.
En plena Europa, entre banderas, cámaras de vigilancia y souvenirs, sobrevive una comunidad insólita: unos 200 macacos de Berbería (Macaca sylvanus) viven en libertad en la Reserva Natural del Peñón de Gibraltar.
Conviven con los humanos desde hace siglos y, aunque son una atracción turística mundial, también protagonizan una historia más compleja, entre la biología, la leyenda y los conflictos de frontera.
Una rareza biológica entre dos continentes
Los macacos de Gibraltar son los únicos primates salvajes que habitan en libertad en Europa. Originarios del norte de África, sobreviven en las montañas del Atlas y el Rif, pero es aquí, en este pequeño territorio británico en la Península Ibérica, donde su historia ha tomado un rumbo insólito.
Mientras sus parientes africanos enfrentan su propia extinción los de Gibraltar viven bajo una estricta gestión pública, con veterinarios, controles de población y vigilancia ambiental. A diferencia de sus hábitats naturales, aquí sus enemigos no son los depredadores, sino las galletas, el plástico y selfies.
Su vida en el Peñón
Nadie sabe con certeza cómo llegaron los primeros macacos al Peñón. Se sospecha que fueron traídos por los árabes en la Edad Media. En Gibraltar, los macacos habitan sobre todo en Upper Rock, una cresta escarpada con vegetación mediterránea. Aunque están en libertad, están muy controlados.
Aunque están en libertad, están muy controlados por una serie de normas para su propio bienestar. Está prohibido alimentarlos, molestarlos o tocarlos. Las multas pueden alcanzar las 4.000 libras. Aun así, no son infrecuentes los robos de comida o los encuentros tensos con turistas que no saben que no deben mirar a los monos a los ojos.
El contacto humano ha alterado parte de sus comportamientos. Se alimentan a veces de restos de comida procesada, lo que afecta su salud y puede generar dependencia. Por eso, el gobierno de Gibraltar aplica medidas de gestión activa: esterilizaciones, seguimiento por GPS, registros médicos y estrategias para evitar que los grupos bajen a zonas urbanas.
