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La medida que puede hacer más daño que bien a los que buscan ahorrar en calefacción este invierno

La medida que puede hacer más daño que bien a los que buscan ahorrar en calefacción este invierno

La búsqueda del ahorro marcada por el aumento constante del coste de energía.

Calefacción del hogarGetty Images

Con la reciente bajada de las temperaturas, cada vez más hogares se ven obligados a encender la calefacción para mantener el confort en sus viviendas. En un contexto marcado por el aumento del coste de la energía y la preocupación por el ahorro doméstico, muchas familias buscan estrategias para reducir el consumo sin renunciar al bienestar. Sin embargo, no todas las medidas que prometen rebajar la factura resultan igual de eficaces.

Por ello, es importante saber que algunas prácticas habituales pueden tener efectos contraproducentes si no se aplican de forma adecuada. Este es el caso de la llamada “reducción nocturna”, que consiste en apagar o bajar la calefacción por la noche, pero lo que parece un gesto obvio de ahorro no siempre lo es. Expertos advierten que la efectividad de esa medida depende de varios factores: tipo de instalación, aislamiento, duración y profundidad de la reducción y condiciones exteriores.

La razón por la que esta medida a veces no funciona tiene que ver con la inercia térmica del edificio y el funcionamiento del equipo. En viviendas bien aisladas y con sistemas de bajas temperaturas, las superficies tardan mucho en enfriarse, pero también tardan mucho en recuperarse. Al volver a calentar a primera hora la instalación puede necesitar funcionar a mayor potencia o activar resistencias eléctricas auxiliares, con lo que los costes de “recuperación” pueden anular el ahorro nocturno, tal y como recoge el medio alemán Chip.

Imagen de archivo de un radiador.
  Imagen de archivo de un radiador.Getty Images

Depende de cada vivienda

En cambio, en edificios poco aislados, el aire interior se enfría con rapidez y, al contrario, compensa más dejar bajar la temperatura, ya que calentar de nuevo suele ser rápido y menos penalizador. En definitiva, no existe una regla universal: lo que sirve para una casa puede ser contraproducente para otra. Por ello, hay una serie de factores que hay que valorar de cara a ver si esta medida es eficaz en cada hogar:

  • Duración de la reducción: Lo habitual es bajar la temperatura cuando se duerme (por ejemplo, 22:00–06:00), pero el periodo puede ajustarse según hábitos personales.
  • Profundidad del descenso: No conviene que la temperatura interior baje de 16 °C para evitar el riesgo de condensación y moho en paredes frías.
  • Tipo de calefacción: Calderas convencionales y radiadores responden rápidamente a cambios de temperatura; las bombas de calor y suelos radiantes, no.
  • Temperaturas exteriores: Los inviernos suaves reducen el potencial de ahorro porque las estancias pierden calor más lentamente. Los edificios bien aislados conservan temperatura más tiempo pero requieren más energía para “recuperar” grados perdidos.

¿Cómo comprobar si la reducción nocturna conviene a tu hogar? Una prueba sencilla permite comprobarlo:

  1. Espera una noche con temperaturas exteriores cercanas a 0 °C.
  2. Anota la temperatura interior por la noche y luego apaga o reduce la calefacción durante el período de sueño.
  3. Mida de nuevo a la mañana siguiente la temperatura interior y observa la diferencia.

Si la diferencia de temperatura interior es pequeña (por ejemplo, alrededor de 3 °C o menos), la reducción nocturna probablemente aporte ahorro real; si la diferencia es grande, el coste de volver a calentar puede superar el beneficio. Además, usar un higrómetro ayuda a vigilar la humedad y evitar problemas de moho.

En resumen, bajar la calefacción por la noche es una medida accesible y potencialmente eficaz, pero no infalible. Antes de aplicar el “apágalo por la noche” como regla general, conviene medir, informarse sobre su sistema y, si es necesario, optar por reducciones moderadas en lugar de cortes totales, con el fin de no terminar pagando más por recuperar el calor que por mantener un mínimo de confort.

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Soy redactora en El HuffPost España, especializada en publicar artículos y reportajes de interés social: un periodismo cercano que explica y conecta.

 

Sobre qué temas escribo

Me centro en temas sociales y redacto artículos que ponen el foco en la vida cotidiana, los viajes, el consumo y las historias que conectan con la gente. A través de testimonios y observación trato de convertir experiencias personales en relatos que expliquen realidades más amplias y lleguen al lector. Por ejemplo, el reportaje con el que se dio a conocer la iniciativa de Javier Cascón: “Tiene 26 años, tres casas en Madrid que da a los sintecho y es de valorar la forma con la que ha conseguido el dinero”; un joven que ha convertido su vida en un ejemplo a seguir.

 

En general, escribo sobre vivencias personales y lugares que suelen pasar desapercibidos, por lo que siempre encontrarás sitios de interés con los que deleitarte en mis artículos.

 

Mi trayectoria

Nací en Madrid en 2001, estudié un doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos y me estrené como becaria en el Diario AS, donde me recibieron con los brazos abiertos y aprendí muchísimo. Desde el verano de 2024 formo parte del equipo de El HuffPost España, donde sigo creciendo profesionalmente y disfruto contando a diario historias que le importan a la gente. Entre mis mayores intereses que me llevaron al mundo del periodismo destacan los temas culturales, sociales y deportivos, pero me encanta aprender sobre otras áreas. En lo personal, soy una gran apasionada de contar historias y trasladar la información a todas las pantallas y los hogares, pero también del cine y de la postproducción audiovisual.

 


 

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