Juancho Marqués, el artista que se reveló contra el sistema: "Sin mis amigos nada de esto merecería la pena"
Cultura
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Juancho Marqués, el artista que se reveló contra el sistema: "Sin mis amigos nada de esto merecería la pena"

El rapero sevillano y criado en Aranjuez (Madrid) anunciará después de verano un nuevo trabajo hecho íntegramente en Italia —que contará con colaboraciones de milaneses y napolitanos— en una lucha permanente contra una industria "que busca la viralidad y se ha olvidado del mensaje".

Juancho Marqués en entrevista para El HuffPost.Aurora Pascual

El mundo del músico y del artista es un escenario repleto de egos, aspiraciones y la búsqueda permanente de la 'trascendencia'; ese concepto que busca dejar una huella imborrable generación tras generación. Desprenderse de ello puede parecer un acto imposible, un anhelo o un salto al vacío inconcebible para aquellos que se elevan habitualmente entre shows, focos, conciertos y fans. Sin embargo, Juancho Marqués (Sevilla, 1987) parece haberlo conseguido después de 20 años de trayectoria. Sus andaduras comenzaron en las raves de Aranjuez —pueblo al sur de Madrid donde ha pasado casi toda su vida— y creció con un género, el rap, donde la ruta no estaba establecida, en el que cada uno de aquella generación aprendió, escribió y compuso con el corazón. Fuera de las estrategias, marketing y fórmulas calculadas para viralizarse en redes sociales, Juancho sigue apostando por el arte, el mensaje y una esencia que no ha perdido después de tanto tiempo.

Llega a la redacción de El HuffPost con la humildad que le caracteriza, como alguien que conocieses de toda la vida. Este 2025 ha presentado dos trabajos —Canciones Sin Videoclip Vol.1 y Love Series—, un regreso a los orígenes con un mensaje más reflexivo y sincero; y una zambullida hacia nuevos estilos, como el bolero, que ha presentado en su estación predilecta. "No sé si puedo decirlo o no, pero después de verano sacaré un nuevo Series ambientado en Milán", desvela a este periódico sin poder asegurar si sacará canción el 14 de agosto, su cumpleaños, una cita de la que en rara ocasión se ha ausentado. "Todavía no he decidido si sacaré algo o me esperaré directamente al siguiente trabajo", afirma.

20 años de trayectoria en el que no todo han sido éxitos. El suyo es un camino ligado con la pérdida y el duelo: cuando tenía 3 años perdió a su hermana y el año pasado a su madre por el alzhéimer. Pese a ello, asegura que lidiar con esa enfermedad fue un regalo que le hizo aprovechar al máximo los momentos con ella. Fue de los primeros en el mundo urbano —si no el primero— en añadir una banda a sus giras, pagar un salario decente y no permitir que sus músicos fueran falsos autónomos. "En ocasiones hemos perdido dinero en los bolos por mantener a la banda, pero no voy a renunciar a ellos. Sin mis amigos nada de esto merecería la pena", defiende. En esta entrevista, Juancho Marqués repasa su carrera, la pérdida, sus nuevos trabajos y aquellos que están por venir, su cansancio acérrimo con la industria actual y, pese a plantearse todos los días tirar la toalla, su persistencia en seguir creando música con mensaje, arte, esencia y con la gente que quiere. 

En 2025 has presentado dos trabajos, Canciones Sin Videoclip Vol.1 y Love Series, ¿cómo está siendo este año en el que estás sacando tanta música?

Al final muchas veces cuando publicas los temas no tiene nada que ver que cuando los creas. Canciones Sin Videoclip lo empecé hace dos o tres años, pero sí que creo que todos los lanzamientos se están juntando en este. Estoy en un punto en el que echaba de menos ser más dinámico o más rápido a la hora de poder lanzar música. Muchas veces hay procedimientos externos a la propia creación, aquellos que la viste, que son un poco tediosos. Ahora intento dedicar un poco menos a la imagen y poder sacarla de forma más espontánea. Si todo sale bien, esto no será lo único que salga este año.  

¿Cómo has percibido la acogida de los trabajos por parte del público?

La sensación que he tenido es que en CSV la gente que esperaba un proyecto más rapero o que me escucha desde hace tiempo conectó muy bien, y en Love Series creo que ha gustado más de forma general, casi atemporal e intergeneracional. Por ejemplo, el bolero que hicimos creo que es algo que tiene un feedback muy positivo de gente muy dispersa, incluso gente que ni siquiera me suele comentar nada sobre mi música.

En Canciones Sin Videoclip Vol.1 vuelves a los orígenes, al rap con el que empezaste, pero de una manera mucho más madura, reflexiva y honesta, ¿es un punto de inflexión en tu carrera?

Creo que en un contexto en el que cada vez el mensaje es más ausente, donde las cosas son más repetitivas —dentro de que yo nunca he sido hater de ningún estilo musical, siempre hay algo que me gusta—, y la forma de la música está completamente diseñada, intencionada y muy poco artística, quería poner en valor el hecho de volver a contar cosas. En mi caso personal también quería recuperar las letras por encima de lo musical. 

La tendencia que llevaba últimamente era la de investigar mucho en lo musical y me había olvidado un poco de esa parte. Donde yo era un poco más protagonista en cuanto a contar cosas, en comunicar con la gente de una forma más directa y quería recuperarla. 

  Portada de Canciones Sin Videoclip Vol.1 de Juancho Marqués.

De un tiempo a esta parte has hecho diferentes acciones, como la de regalar en un festival tus discos de oro o quemarlos y ofrecer colgantes con sus cenizas a tu público, ¿qué supone para ti este desprendimiento de lo material y esos gestos de agradecimiento a tu público?

Siempre me ha gustado romper la barrera de artista-público. Al final yo no estoy en una posición superior y me gusta entenderlo como que, si hay personas que te necesitan o te han necesitado en un momento de su vida, a mí también me ha ocurrido lo mismo y la gente que me sostiene muchas veces es la que te acompaña. El regalarlo era una forma también de premiar a quien me acompaña y mandar un mensaje de que lo importante no son las cosas materiales.

No porque alguien te dé un premio o ganes un disco de oro significa que tu música sea mejor, ni viceversa. Porque alguien no lo consiga ¿significa que que no vale lo que hace? No. Vivimos en una corriente de lo cuantitativo donde sólo se mira el número de oyentes y te tienes que enfrentar constantemente a eso. En la industria la calidad artística cada vez se mira menos, lo único que señalan es el número de seguidores que tienes. En realidad, lo importante es el camino que haces, el aprendizaje, lo que compartes con los demás. Evidentemente que te gusta que te reconozcan tu trabajo, pero con los años me dado cuenta que la felicidad no está ahí.

A raíz de este discurso también has renunciado a lo que supone 'trascender', ¿por qué no somos tan importantes?

Es una reflexión que da la madurez. Yo también tenía esa visión de querer trascender. Me acuerdo cuando estaba con Suit Soprano y quería hacer un disco que se quedase para la posteridad. Tenía esa mentalidad egocéntrica. Lo que te das cuenta cuando creces es que es una gilipollez absoluta. O sea, trascender para mí es morirte y punto. Tu música la puedan escuchar unos años o una generación, dos con suerte, ¿cuánta música que escuchaban nuestros padres ya ni la conocemos o, menos aún, las generaciones que vienen detrás de nosotros? No tienen ni idea. 

Al final lo que importa es disfrutar de las cosas que haces, tener la oportunidad de cambiar algo en tu micro círculo —sean tus oyentes o tu gente cercana—. Eso es lo importante. No trascender en lo material o que tu nombre se recuerde, porque eso es absurdo. Además si te mueres te va a dar igual, ¿a ti qué coño te importa? Ya sabes, es ridículo y para mí eso ya carece de sentido. Creo que ese es el aprendizaje más grande que he tenido en los últimos años. El entender que mi ego no es tan importante. Cuando veo que me salta el piloto de "por aquí no vayas que te estás flipando", pues he aprendido a detectarlo y a entender qué cosas son importantes, qué te hace feliz y qué no.

Durante toda tu trayectoria siempre has ido a contracorriente, rechazando el mainstream y probando estilos que quizá no estaban premiados por el algoritmo. De hecho, en CSV dices aquello de "últimamente hago música pa' cuatro, pero he salvado a unos cuantos", ¿de dónde viene esa inquietud artística y esa rebeldía?

Intento llevar la contraria en cuanto a a la corriente actual. Para mí el arte también tiene que ver con proponer cosas nuevas, romper con lo establecido y buscar otras fórmulas. Eso por un lado y, por otro, también me llevo la contraria a mí mismo. Incluso con lo que me ha funcionado o diferenciado, luego me he ido a otro lado cuando la gente quizá esperaba que sacase cosas parecidas. Siempre he sido una persona muy observadora e inquieta a la que le gusta aprender. Nunca he sido de creerme con la posesión de la verdad, ni que lo que piense sea lo cierto. Aunque me haya ido bien con un estilo, con una forma de hacer las cosas, siempre he primado más lo emocional o el corazón que lo racional.

"La gente diseña las canciones en base a lo que funciona en redes sociales"
Juancho Marqués

De ahí viene también la crítica a la industria con la frase de "quisimos trascender en el Hip Hop, no buscar los 15 segundos en Tik Tok". ¿Tienes la sensación de que ese recurrir a unos segundos completamente estipulados y calculados está matando un poco la esencia de lo que era esto?

Totalmente. O sea, no tiene nada que ver. La gente diseña las canciones en base a lo que funciona en redes sociales. La comunicación del tema está por encima de la propia canción. Eso es evidente. Aparte, el estilo, la forma, el mensaje o el ritmo también está influido por lo que funciona. La gente no se hace artista —si es que se pueden llamar artistas— porque quieran contar algo de verdad. La gente lo que busca es notoriedad, llamar la atención, fama, casito o dinero. Entonces ven en la música un espacio en el que cada vez es más fácil poder obtener ese feedback, ese like fácil para realzar tu propio ego. No sólo en la música, hay gente que hace contenido muy bueno en redes o los streamers o la propia música, pero no creo que esa sea la tendencia habitual. 

  Juancho Marqués.

En CSV dices que la canción Mamá (Luz del Norte) no debería estar en el disco, ¿cómo se lidia con una enfermedad como el alzhéimer, cómo lo gestionas tú y qué emociones te evocaron a la hora de sentarte y escribir esa letra a tu madre? 

Yo siempre lo digo, y mira, justamente ayer lo hablaba con una seguidora que me escribió por redes. Me contó que su padre estaba pasando por lo mismo y que, por más que lo intentaba, no conseguía levantar cabeza. Él intentaba explicar cómo se sentía, pero al final, la situación era la que era. Lo que pasa es que tú puedes tener una actitud u otra ante la misma realidad. En mi caso evidentemente el primer momento fue un shock. Te preguntas: "¿Esto qué es? ¿Cómo se va a desarrollar? ¿En qué me va a afectar a mí y a ella?", en este caso, a mi madre. Pero yo, casi desde el principio —y siempre lo cuento—, lo viví como un regalo de la vida.

Pensé: "Bueno, esto no es algo que pase de un día para otro, será gradual". Al principio aún podía comunicarme con ella, vivir momentos bonitos, pasear, hablar, hacerla reír... Así que me enfoqué en eso: en hacerle la vida lo más agradable posible, en que se sintiera bien. De hecho, conmigo se reía muchísimo, tengo un montón de vídeos en los que bromeábamos con cosas absurdas. Yo tengo mucho humor negro, y ella se reía mucho conmigo.

Siempre me decía que la trataba con cariño. Pero al mismo tiempo, todo esto me enseñó a tener paciencia, a pensar más las cosas, y también a devolver parte de lo que tus padres han hecho por ti. Porque cuando creces, te das cuenta de todo lo que hicieron por ti y que antes no valorabas. Desde ayudarle a comer hasta acompañarla en los aspectos más duros. Y, sobre todo, me hizo valorar que mi madre, más pronto que tarde, se iba a ir. Cuando ves de cerca el final, aprovechas mucho más los momentos. Creo que, en ese sentido, aproveché mucho más el tiempo con ella, quizá más de lo que hubiera hecho si su partida hubiese sido de forma repentina. No me quedé con esa sensación de "podía haber hecho más".

La enfermedad es dura, y especialmente el final lo es aún más. Porque lo último que pasa es que ya no puede digerir, ni masticar, estás con tubos... Situaciones muy desagradables. Los últimos tres o cuatro meses fueron muy duros. Pero, quitando eso, los diez años de enfermedad fueron para mí un aprendizaje brutal. Y aunque lo que más me duele es la parte de ella, por todo lo que tuvo que pasar, desde mi perspectiva lo viví como un regalo. Un regalo de la vida, porque es algo que me llevo para siempre. Me ha ayudado a valorar otro tipo de cosas. Y sé que eso es algo que quiero transmitir a mi gente: a mis hijos, mis sobrinos, mis primos, mis nietos o quien sea que tenga cerca. Además de ese regalo, quiero transmitir todo lo aprendido.

¿Todo lo vivido también te ha hecho valorar las cosas de otra manera o tener otra perspectiva a la hora de afrontar la vida? 

Siempre he sido de valorar las cosas, especialmente a las personas. A veces necesitas distancia para darte cuenta de lo que algo significaba, pero yo, desde pequeño, he convivido con la muerte y eso me marcó. Las pérdidas que he vivido, desde muy joven, me enseñaron a aprovechar el presente, a no dar por hecho ningún momento. El duelo, aunque doloroso, también te obliga a plantearte muchas cosas profundas.

Recuerdo especialmente el suicidio de un amigo. Fue en una etapa oscura de mi vida, en la que incluso yo mismo no sabía si quería seguir viviendo. Esa experiencia, junto con lo que se vivía en ese momento, se refleja en las canciones de Suit Soprano. Ver lo que deja alguien cuando se va de esa forma te hace despertar. Hasta en los momentos más difíciles he encontrado aprendizajes, como si la adversidad sacara algo bueno de mí.

De hecho, en los momentos más jodidos es cuando más fuerza saco. Me pasa desde siempre: cuando todo está mal, me sale reaccionar con energía, con humor incluso. El día que falleció mi madre, fui yo quien sostuvo a los demás, quien habló, quien animó. Luego, en casa, lo viví de otra forma, claro. Pero siempre he tenido esa necesidad de sacar lo positivo, incluso en medio del dolor más grande.

Love Series lo has presentado en verano, al igual que Summer Series en 2023 y mucho de tu imaginario artístico en general está ligado con estas fechas, ¿qué tiene de especial esta estación?

Para mí, el verano siempre ha tenido algo especial. De niño, coincidía con mi cumpleaños y el fin del curso, lo que lo convertía en un momento de cambio y emoción: me iba al pueblo, a campamentos o a Málaga, y volvía a ver a amigos que no veía en todo el año. Siempre ha sido una época de felicidad y también de nostalgia, especialmente cuando se terminaba. Quizá he romantizado el verano, pero lo siento como una etapa única, tan emotiva como efímera, parecida a la Navidad en ese sentido. Si tuviera que elegir un momento del año, sería el verano… Aunque eso sí, fuera de Madrid.

Precisamente en tu cumpleaños, que queda menos de un mes, has acostumbrado a tu público a que saques canción, ¿podrán esperar lo mismo este año? 

No lo tengo del todo claro, porque quiero lanzar un proyecto diferente después del verano, así que quizá me aguante las ganas de sacar algo antes. Mi idea es crear unos Series en distintas ciudades del mundo, y el primero lo estoy trabajando en Milán; de hecho, en unos días vuelvo allí para terminarlo. Mi intención es que salga después del verano, y luego replicarlo en otras ciudades. Por eso, aunque mi cumpleaños sea en agosto, probablemente me espere a septiembre u octubre para lanzar el proyecto al completo.

¿El estilo será similar a CSV o a Love Series?

Yo fluyo, la verdad es que no me he planteado un estilo concreto. Está más cerca de lo urbano, por el tipo de artistas con los que me he juntado en Milán, pero no fue algo premeditado. Lo que realmente me motivó fue la experiencia de hacer música con gente local, comunicarme en medio italiano (gracias a Duolingo) y en inglés, conocer artistas nuevos y salir de mi entorno habitual. Más que un objetivo artístico, era un reto personal: salir de mi país, de mi idioma, y crear algo desde un lenguaje universal como es la música. Todos los artistas son de Milán, salvo dos chicas de Nápoles.

En los últimos dos años has hecho dos conciertos en una sala de Guadarrama, un pueblo de la sierra de Madrid, ¿qué tienen las salas que no tienen los grandes escenarios o festivales?

En los festivales compartes público con otros artistas, así que te encuentras con gente que es muy fan, otros que conocen sólo algunas canciones y muchos que vienen acompañando a alguien. En cambio, en una sala, la mayoría va específicamente a verte, y eso se nota: cantan más y hay otra conexión. Por suerte, mi público suele ser bastante fiel y conoce bien mi trayectoria, aunque no todas las canciones. En escenarios grandes también se genera una energía brutal cuando la gente está conectada y canta contigo. Cada formato tiene lo suyo, pero a mí siempre me ha gustado romper esa barrera y estar lo más cerca posible. Tener una cercanía real con la gente.

Desde que empecé, me bajo a cantar entre el público en casi todos los conciertos. Lo único que nunca he hecho es tirarme al público... Y eso que lo he pensado más de una vez, pero soy bastante largo y me da cosa caer mal, sobre todo con tantas chicas en primera fila. Además, muchas de mis canciones son más tranquilas, y no empecé con ese tipo de show, así que ahora lo siento un poco tarde para hacerlo. Aun así, quién sabe, quizá algún día me anime. Eso sí, tendría que avisar, porque improvisarlo me da miedo… No quiero que se hagan hueco y acabar pegándome una buena hostia.

"Perdemos dinero con algunos bolos, pero aunque eso signifique estar al borde de la quiebra, no voy a renunciar a los míos"  
Juancho Marqués

Fuiste de los primeros del género urbano — si no el primero— en instrumentalizar tus conciertos, de hecho dedicas un momento de cada show a agradecer a la banda, ¿qué significan para ti esos amigos que siempre te acompañan?

Para mí, la música no es un fin, es un medio para estar con mi gente. Lo he hablado mucho con Kaplan, mi DJ desde Suite Soprano: seguimos aquí porque somos amigos antes que nada. Sigo dando conciertos porque disfruto con las personas que me rodean. Valoro lo artístico, claro, pero si no existiera ese vínculo humano, no me merecería la pena. Desde el principio aposté por llevar una banda de músicos top, y eso, dentro del urbano en España, fue bastante pionero. Hemos influido mucho, tanto que incluso artistas —desde emergentes hasta los más grandes— han intentado llevarse a mis músicos. Aun así, lo veo como algo positivo: señal de que hicimos las cosas bien. En un momento donde todo el mundo lanzaba visuales y efectos, yo decidí apostar por lo musical.

Eso sí, mantener una banda cuesta mucho. No sólo fui de los primeros en llevar músicos, también en pagarles como se merecen: con contratos en regla, sin ser falsos autónomos, con sueldos dignos... Eso implica que hay conciertos donde pierdes dinero. Llegamos a ser 18 personas en gira y tuve que reducir a 11 o 12 para poder sostenerlo. Muchos artistas ahora están quitando voces en directo para abaratar costes. Yo he tenido discusiones incluso con mi agencia de management, que entiendo que hay que hacerlo rentable, pero no quiero girar sin los míos. Estoy aguantando todo lo que puedo, aunque a veces eso signifique estar al borde de la quiebra. Pero los quiero, los admiro, y no concibo hacer esto sin ellos. Sigo apostando por lo artístico y por mantener cerca a mi gente, siempre.

¿En algún momento te has planteado dejarlo?

Absolutamente. Todos los días pienso en ello, pero no significa que quiera dejar la música. Ahora mismo sigo con ganas de crear y sacar canciones porque me nace, igual que cuando nadie me escuchaba. Disfruto mucho estar en el estudio y no creo que vaya a dejarlo, aunque sí estoy cansado del sistema actual, donde prima más la imagen o la comunicación que lo artístico, y eso me agota. A corto y medio plazo tengo fuerzas para seguir con proyectos, pero si todo sigue igual... En unos años podría replanteármelo. Prefiero retirarme dignamente, como Toni Kroos, y no arrastrarme ni entrar en el juego de hacer cosas sólo para viralizarme.

  Juancho Marqués durante un concierto en La Riviera.Mariano Regidor

Hace algo más de un año sacaste Los Hijos del Odio con Vera GRV denunciando todo lo que está pasando y sufriendo el pueblo palestino, ¿cómo ves la situación ahora?

Es una pregunta difícil de responder en un minuto. Cuando veo lo que pasa siento pena, dolor e impotencia, y aunque a veces quiero dejar de verlo para no arruinarme el día, sigo atento porque sé que la realidad es dura. He llegado a llorar muchas noches por esto. No creo que la responsabilidad recaiga sólo en los artistas; muchos, como una amiga actriz reconocida, no se posicionan públicamente por miedo a perder trabajo o seguidores, y eso es entendible. El problema es mucho más grande y estructural: vivimos en un mundo lleno de injusticias que todos, de alguna forma, alimentamos. Desde productos fabricados en condiciones terribles hasta impuestos que financian conflictos. Aunque los artistas tenemos influencia y estamos en el foco, la responsabilidad debe ser colectiva y no individual. Quienes realmente mandan son los que controlan el sistema, y cambiarlo no debería depender sólo de ellos, sino de todos, aunque cada vez sea más difícil luchar contra estas injusticias.

Hace unas semanas salió todo lo del fondo proisraelí de KKR que patrocina y sustenta diferentes festivales en España. Muchos artistas han decidido bajarse de los escenarios y no actuar, pese a que la responsabilidad sea colectiva, ¿esto es un pequeño rayo de esperanza?

Supongo que, al final, visibilizar ciertas cosas también depende mucho de las circunstancias de cada persona. No es lo mismo que lo haga alguien como René —que me parece de puta madre que lo haga— a que lo haga alguien que va justo económicamente, o alguien que, además, tiene trabajadores que dependen de sus ingresos. Es una decisión compleja, porque puede afectar a muchas personas que están cerca de ti. En mi caso, por ejemplo, todo salió antes del Viña Rock, pero entonces ya tenía otro festival cerrado en verano. Y, aunque la conversación ya la he tenido, ni siquiera he tomado una decisión todavía, porque caes en contradicciones: tienes tu opinión clara, pero también hay otros factores que entran en juego.

No me parece justo poner el foco en alguien que, por ejemplo, trabaja en un Burger King, cuando la responsabilidad es de la empresa o de quienes manejan esos fondos. Lo pienso también por los demás, no sólo por mí. Yo tomaré una decisión pronto, de forma conjunta y pensando en el bien de las personas que trabajan conmigo. Entiendo y valoro a quienes pueden visibilizar el tema, especialmente si tienen el poder de hacerlo, como René. Olé por él. No descarto bajarme de algún escenario si llegara el caso, pero no quiero que sea una decisión personal aislada. Si dependiera sólo de mí, evitaría cualquier actividad que perjudicara a alguien en el mundo, pero es un debate más profundo. No es fácil tomar una decisión, especialmente cuando no ganamos grandes cifras y muchas personas de mi equipo dependen directamente de lo que generan los conciertos. Llevo toda esta semana dándole vueltas.

El otro día leí que cambias muchos aspectos de tu gira o en general para poder ir a jugar al fútbol con tus amigos el fin de semana, ¿valoras y priorizas las cosas de otra manera?

Es que es literal. Muchas veces he renunciado a eventos o conciertos de un día para otro sólo para jugar al fútbol, que siempre me ha gustado y me da mucha vida. Por ejemplo, ayer tenía un evento importante con gente reconocida en el que iba a estar todo Dios, pero preferí quedarme con mi familia. Con el fútbol pasa más o menos lo mismo, hoy priorizo lo que realmente me hace feliz. Si por mí fuera tendría menos presencia mediática y una vida más tranquila, aunque luego me sienta cómodo en las entrevistas. Eso sí, si me dices de ir a un partido de fútbol, más si es del Real Madrid, voy 100%. 

¿Cómo te ves a ti mismo en unos años? No sé si dentro o fuera de la música o centrado en otros proyectos...

Espero poder seguir tranquilo haciendo lo que hago, ya sea componiendo para mí o ayudando a otros artistas si surge la oportunidad, ya que conozco bien el sector y tengo buenas relaciones. Ahora estoy enfocado en mi carrera y proyecto, sin pensar demasiado a largo plazo, y ojalá pueda continuar sin tener que dejarlo. Me gustaría conseguir una estabilidad para vivir humildemente, crear música y dar conciertos de vez en cuando. 

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