Un geomorfólogo explica que el gran misterio de Stonehenge no fue movido por manos humanas

Un geomorfólogo explica que el gran misterio de Stonehenge no fue movido por manos humanas

La nueva investigación abre el debate sobre un posible transporte glaciar

El monumento de Stonehenge, en una imagen de archivo. Grant Faint via Getty Images

¿Cómo pudieron los humanos del Neolítico transportar las enormes piedras desde Gales hasta Stonehenge? Ésta es una de esas incógnitas sin respuesta certera, aunque teorías no han faltado. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que los humanos podrían no haber participado en el traslado de todas estas piedras, como se barajaba hasta ahora. Lo habría transportado a su ubicación actual el hielo glaciar.

Ésta es la teoría del geomorfólogo Brian John, ex profesor de Geología de la Universidad de Durham. Este investigador analizó una piedra “perdida” excavada en el yacimiento de Stonehenge hace más de 90 años y, según su observación, esa piedra pudo ser trasladada desde las colinas de Preseli, en el suroeste de Gales, hasta la llanura de Salisbury por la acción del hielo glaciar y no por la mano humana, según ha afirmado tras publicarse los resultados de su estudio en la revista científica E&G Quaternary Science Journal.

Stonehenge, conocido por sus altas piedras de Sarsen, también tiene unas 80 piedras azules más pequeñas. Aunque, en general, se acepta que estas piedras se originaron en las colinas de Preseli, su modo de transporte ha sido muy debatido. La hipótesis de John se centra en la piedra Newall. Se trata de una piedra azul del tamaño aproximado de un cráneo humano. Esta piedra fue excavada por primera vez en 1924 por los geólogos Coronel Hawley y Robert Newall. En un principio no se le dio importancia y la piedra fue conservada por Newall y trasladada después al Museo de Salisbury, donde permaneció en gran parte olvidada hasta que John la redescubrió en 2022.

Pero, al examinar la superficie de la piedra, Brian John identificó rasgos que indicaban que podía haber habido transporte glaciar, como facetas (es decir, múltiples caras planas en varios ángulos formadas por la abrasión) y estrías y marcas de vibración causadas por el movimiento glaciar.

A diferencia de otras piedras azules, la de Newall no está hecha del mismo tipo de roca, lo que, según Brian John, apoya su teoría. Los diferentes tipos de roca encontrados entre las piedras azules se alinean con los patrones del movimiento glaciar, que recoge diferentes rocas a su paso. Esta nueva teoría desafía la idea ampliamente aceptada del transporte humano de estas piedras, concepto popularizado por el geólogo Herbert Henry Thomas en 1923.

Brian John sostiene que las pruebas de transporte glaciar deberían reabrir el debate, ya que él defiende que los constructores neolíticos de Stonehenge probablemente utilizaron piedras que estaban fácilmente disponibles en su vecindario, en lugar de transportarlas a grandes distancias.

Para probar definitivamente su teoría, John aboga por hacer una datación cosmogénica, un método que mide la exposición de una roca a los rayos cósmicos, algo que tendría que promover alguna institución. Si las piedras azules fueron transportadas por glaciares, sus superficies habrían estado expuestas durante cientos de miles de años, en lugar de los pocos miles de años que sugiere la teoría de la extracción anterior ésta.

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Soy redactora en HuffPost España, donde escribo de temas sociales y estilo de vida.

 

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Hablo cada semana sobre varios temas en los que nos aporta una nutricionista sus consejos para llevar una vida saludable, sigo los temas de okupaciones en todo el mundo e intento reflejar cómo los problemas y las buenas noticias nos afectan ya de forma global con ejemplos de casos de particulares y poniendo el foco en especial en estudios científicos que demuestren todos los avances que estamos viviendo.

 

Mi trayectoria

Estudié Periodismo en la Universidad Complutense e hice el Máster de Periodismo de la UAM/ELPAÍS, así como el de desarrollo de directivos de PRISA y el IESE. He sido jefa de diversas secciones en EL PAÍS, después, directora de comunicación en diversos organismos, pero, sobre todo, lo que me gusta es escribir. Por eso estoy aquí, para contar historias y buscar temas exclusivos para los lectores. Antes de todo esto, mi especialidad fue durante años la educación. Soy madrileña, de padre catalán y abuelos vascos y de las dos castillas, por lo que me siento de toda España y no entiendo tanta confrontación. Y, sobre todo, me considero muy europea. He recibido el Premio de Periodismo de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, así como el Premio de Periodismo Educativo Esteban Barcia. He escrito un par de libros sobre El papel de los padres en el éxito escolar de los hijos.

 


 

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