"La palabra maricón ha vuelto a surgir por los pasillos": por qué una generación nacida en igualdad ha incrementado la LGTBIfobia
La violencia LGTBIfóbica entre adolescentes se ha disparado y solo un 27% de los jóvenes varones apoyan al colectivo, según el informe de juventud.

En 2009, cuando en la televisión sonaba ese sketch de Los Morancos a raíz del tema de O-Zone Dragostea Din Tei, Marica tú, que fue rápidamente apropiada por el colectivo LGTBIQ+ o el personaje de Fidel aparecía todos los domingos en Aída (Telecinco), España ya había dado sus pasos en igualdad LGTBIQ+. De hecho, se situaba entre los cinco países europeos con la legislación más avanzada en esta materia.
Contaba desde hace cuatro años con la Ley del matrimonio igualitario con derecho a la adopción y desde hace dos, recogía en la Ley 3/2007 el cambio de género en el Registro Civil. Ese año nacían nada menos que casi 495.000 niños, que hoy en día cursan 4º de la ESO.
En estos años, los derechos del colectivo se han ido ampliando con ejemplos tan notables como la Ley LGTBIQ+, más conocida como Ley Trans, pero también han aumentado los pensamientos LGTBIfóbicos y machistas, que están permeando especialmente entre los que ya nacieron con el colectivo presente y reconocido.
Según los datos del Informe de Juventud de España 2024 del Ministerio de Juventud e Infancia publicado este jueves, el apoyo al colectivo LGTBIQ+ han caído especialmente entre los hombres jóvenes: ellas lo apoyan al 47% y ellos, al 27%. Esto se suma a los datos del informe de FELGTB Educación 2024 en el que reflejan que uno de cada cuatro jóvenes de la Generación Z ha sufrido bullying LGTBIfóbico y un 60% de los alumnos LGTBIQ+ había sufrido ciberacoso por su orientación y/o identidad sexual.
Esto choca frontalmente con la visibilidad del colectivo, la cual ha crecido especialmente entre las generaciones más jóvenes. El informe LGBTIQ equality at a crossroads: progress and challenges elaborado por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea apunta que cerca de la mitad de los jóvenes europeos se enmarcan dentro de las siglas LGTBIQ+, pero también va acompañado de más violencia.
Pero una mayor visibilidad va acompañada de una mayor violencia. En este informe, los datos de España revelan que los jóvenes del colectivo sufren más violencia y esta se ha incrementado entre 2019 y 2023 pasando de un 37% a un 42%.
En las aulas, los profesores y expertos encargados de talleres corroboran esta realidad. "La visibilidad implica también la posibilidad de recibir más violencia porque te muestras abiertamente como una persona que no encaja en los parámetros cisgénero-sexuales", explica a El HuffPost Alba Martínez, pedagoga experta en igualdad de género y una de las coordinadoras de proyectos en violencias sexuales de Equipo Ágora.
"Hay discurso social que abraza la diversidad sexogénerica y corporal que hace que, por un lado, haya mayor aceptación y a que, por otro lado, aquellos sectores que antes estaban más cómodos porque de este tema no se hablaba, ahora se incomodan más y se revuelven", destaca Martínez.
Antonio Ferrer, profesor y presidente de Andalucía Diversidad, ha visto una apertura tanto en los alumnos como en la legislación que los acoge. "En los centros educativos se puede llamar a las personas como sea sin necesidad de cambiar el DNI en el caso de las personas trans. A nivel autonómico, en Andalucía es a través del sistema Séneca [servicio de la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional de la Junta de Andalucía]", explica, pero admite que sigue habiendo "cierto repunte de homofobia", pese a que "todo depende al final del centro, del contexto, del barrio, de la localidad y del perfil del alumnado".
"Los mensajes machistas, antifeministas y homófobos o retrógrados están en aumento", señala Ferrer. David Armenteros, también docente de matemáticas y vicepresidente de FELGTB, corrobora a su compañero y en 10 años en las aulas cree que la situación ha empeorado en los últimos años y que insultos y comportamientos que se creían extinguidos o mitigados están de nuevo en auge.
"En las aulas he vuelto a escuchar alumnos decir a compañeras que tienen que su sitio es la cocina. Yo llevo en las aulas ya más de 10 años y los insultos hacia el colectivo, que era algo que no escuchaba antes tan bestia, ahora lo escucho más", detalla Armenteros.
"La palabra maricón ha vuelto a surgir de una forma muy bestial por los pasillos de repente, o escuchas eso ‘maricón el último", añade y recuerda que hacia las personas trans el trato es especialmente peyorativo: "Este año he vuelto a escuchar en el aula lo de que se insulten entre los alumnos llamándoles transformer, los usan y no nos damos cuenta de cómo lo estamos utilizando".
Influencers y tiktokers de la manosfera, un factor de influencia
El discurso de odio hacia el colectivo LGTBIQ+ no ha llegado solo a las aulas, en ello ha tenido una importante influencia las redes sociales. Según el estudio Discurso de Odio y Orgullo LGTBIQ+ en la conversación digital publicado en 2023, los mensajes de odio en redes sociales dirigidos contra las personas del colectivo LGTBI+ han aumentado un 132% entre 2019 y 2022.
Al igual que ha sucedido con el contenido machista, bajo lo que se conoce como manosfera, hay determinados tiktokers, influencers e incluso foros en los que se difunde ese contenido LGTBIfóbico que llega directamente a los adolescentes. Algo similar a lo que se ha reflejado con la misoginia en series como Adolescencia (Netflix), pero hacia la diversidad sexual.
El creador de contenido y comunicador Daniel Valero conocido como Tigrillo recopilaba hace unas semanas como muestra de este contenido una serie de vídeos de influencers con millones de seguidores haciendo comentarios homófobos y tránsfobos en sus vídeos en tono jocoso.
Los docentes coinciden con esto: los alumnos escuchan esto en redes sociales y lo replican sin una mínima reflexión. "Tenemos que ser conscientes de que al final los jóvenes son un grupo vulnerable, les llega la información y esa información que reciben pues al final ellos la transmiten sin tener ese contraste", apunta Armenteros. "Estamos viendo como ciertos influencers, que están al final financiados por la extrema derecha, reproducen esos mensajes erróneos", añade.
Para él, esto tiene una relación directa con el contenido misógino y el machismo ya que "en esa masculinidad tóxica que están vendiendo ciertos influencers, ellos son los machitos y las mujeres tienen que tener también su papel". "Eso se está reproduciendo en las redes sociales y nadie lo está parando. Ellos ven esos estereotipos y quieren cumplirlos porque están en esa edad", explica.
Luis Fernando Rosales, coordinador de Arcópoli, pone sobre la mesa la poca verificación de la información en redes sociales y los bulos que se difunden en ellas. "Hemos pasado de utilizar los libros y Wikipedia a usar como medio de información a TikTok, cuya información no tiene ningún tipo de verificación y que muchas veces se hace con tal contundencia, que se repite tanto una mentira que al final la gente cree que es verdad", explica.
"Creo que eso está calando mucho en las personas jóvenes, españolas principalmente, porque tú les escuchas hablar y parecen una repetidora: una grabación calcada de los discursos del odio que se lanzan desde los partidos de derecha y de ultraderecha en España", añade.
Aunque Rosales admite que la visibilidad de personas del colectivo y determinados influencers LGTBIQ+ como Tigrillo pueden servir a que precisamente los jóvenes encuentren su forma de sentirse representados y acompañados, cree que "las redes sociales es el mayor amplificador del odio que tenemos hoy por hoy". "Se amparan en una falsa libertad de expresión, porque la libertad de expresión llega hasta donde empiezan los derechos de las demás personas", señala.
Ferrer recuerda que la vulnerabilidad de los jóvenes en cursos como 3º y 4º de la ESO, cuando están formando su personalidad, sus opiniones y están descubriéndose también a nivel afectivo-sexual los convierte en "carne de cañón".
"Las redes tienen su parte buena y mala. Siempre se ha dicho que internet es un campo sin vallas, sin verjas y sin nada. Todo el mundo campa a sus anchas con discursos homófobos, antifeministas, retrógrados y todo el mundo dice de todo bajo el tema de libertad de expresión", argumenta el profesor que asegura que ha tenido que desmentir en más de una ocasión alguno de estos "mantras" aprendidos por sus alumnos.
"Alguno viene inculcado porque sus padres son de esa cuerda, que lo escuchan en su casa, pero otros por un mensaje en TikTok o en Instagram, por mucho que haya controles dentro de esas páginas propias o porque se les ponga un control parental", destaca.
Además, Martínez apunta que las redes sociales no son el único factor y estas son solo un reflejo de la sociedad. "Es muy difícil medir que una persona ha cometido un acto LGTBIfóbico por culpa de las redes sociales", matiza la pedagoga y asegura que "es un caldo de cultivo" en el que se encuentran también elementos que van desde la familia, los profesores o los amigos.
El influjo de la ultraderecha y la fijación con la educación
En lo que sí coinciden los expertos es que este contenido LGTBIfóbico en redes sociales esconde un mensaje que la ultraderecha defiende en las instituciones por partidos como Vox.
"Ha habido ultraderecha desde la época de Franco, pero nunca había estado tan potente como ahora. Ahora, esos discursos homófobos, racistas y machistas, están y son bulos, tanto en adultos como en adolescentes, pero están bien vistos porque los defienden determinados partidos políticos", explica Ferrer, quien recuerda que es algo que ha ido sucediendo en toda Europa antes de llegar a España, incluso en Países Bajos, el primero en aprobar el matrimonio igualitario.
"Hemos llegado a un momento que se cuestiona todo. El escollo que veo es que hay ciertos partidos que no puede haber manifestaciones, no se puede colocar la bandera, aunque esté aprobado que es constitucional", señala.
Armenteros recuerda que la ultraderecha está "buscando enemigos" y ahora es el colectivo LGTBIQ+. "Se ataca directamente a la educación, porque todo lo que se censura se hace con la idea de que hay que proteger a los niños", señala y recuerda que no se piensa en los niños y adolescentes homosexuales, bisexuales o trans a los que se discrimina. "Los alumnos y estudiantes LGTBI están ahí y necesitan ir a las aulas seguras", enfatiza.
Uno de los discursos más llamativos lo dio esta misma semana en el pleno del Ayuntamiento de Madrid la concejala de Vox Carla Toscano, quien aseguró que el "adoctrinamiento LGTBI a los niños es corrupción de menores y lleva a la pederastia".
La censura en las aulas y el contenido dirigido a jóvenes y niños por parte de Vox ha sido una constante desde que están presentes en las distintas instituciones con propuestas que van desde el PIN Parental a la persecución de profesores LGTBIQ+. Pero también han aumentado otras medidas de censura impulsadas por plataformas como Abogados Cristianos como la retirada de libros LGTBI de los institutos como se hizo en el Ayuntamiento de Castellón.
Pero no solo en España: en Hungría se ha prohibido la marcha del Orgullo LGTBIQ+, en Estados Unidos desde julio de 2023 más de diez mil libros han sido prohibidos, la mayoría de ellos de temática LGTBIQ+, racial o de género y en estados como Tennessee se han prohibido las representaciones de drag queens en presencia de menores de edad.
"De un tiempo a esta parte, lo que hemos visto son retrocesos en los que se elimina todo lo que tenga que ver con la diversidad y la representación de la diversidad en los libros que se utilizan en los centros educativos, etc. Al final, eso también era sensibilización, que estaba ahí presente y poco a poco se va se va eliminando. Esto viene impulsado desde las instituciones", explica Rosales.
Armenteros recuerda que "hay mucho miedo en los docentes". "Vox ha atacado a dos profesores que han recibido amenazas de muerte, pero tenemos que tener claro que podemos tratar estos temas con total seguridad en las aulas", señala el profesor, quien recuerda que a su favor hay "dos leyes, la LOMLOE y la ley LGTBI que nos protegen y recogen la educación en valores democráticos y que las administraciones tienen que facilitar ese trabajo".
La necesidad de recursos y de formación al profesorado
Más allá la legislación, los expertos reclaman formación al profesorado que actualmente es nula y una mayor implicación en materia de diversidad de los centros educativos. "De la misma forma que llevan muchos años con una trayectoria muy fuerte, por ejemplo, de incluir en los currículum educativos del profesorado temas de igualdad de género y aún se hace de manera escasa, es como si en el tema LGTBI estuviéramos como en temas de igualdad en 2004 cuando salió la Ley de Violencia de Género", compara Martínez. "Se están haciendo cosas, empieza a haber interés, empieza a introducirse, pero aún se están construyendo los cimientos", añade.
Rosales reclama que esta formación debe ser "un trabajo conjunto" en la prevención del bullying LGTBIfóbico y que esto "pasa necesariamente por una educación en diversidad sexual, familiar y de género que tiene que ser desde las etapas más tempranas". "Desde que nos vamos formando como personitas de esta sociedad, tenemos que ir entendiendo el respeto a la diversidad y conocer que existe", señala.
Para Ferrer, la formación al profesorado en esas edades es fundamental ya que prácticamente todos los docentes van a ser tutores en la ESO y Bachillerato: "Hace falta más formación al profesorado en diversidad, en aceptación, en cómo afrontar cuando viene un alumno o una alumna con un determinada identidad, o cuando se te dice que soy persona no binaria o que me quiero vestir así...".
"Falta formación en cómo afrontar, incluso cómo cambiar los papeles a nivel administrativo, pero también a nivel de la Ley de educación y los protocolos que hay", señala y recuerda que esto debería estar incluido en las comisiones de igualdad de los institutos, que han incrementado en los últimos años su conocimiento y buenas prácticas en materia de feminismo.
Ferrer, quien también promueve charlas a través de Andalucía Diversidad, explica que en muchas ocasiones se encuentra con numerosas trabas burocráticas y con numerosos bulos como que se van a fomentar diferentes prácticas sexuales entre los más pequeños.
"Cuando vamos a dar charlas, lo primero que te piden es de qué vas a hablar, cómo vas a hablar, dame la documentación, dame esto, dame lo otro, no vaya a ser que hagamos proselitismo... Nos sentimos un poco inspeccionados", se queja.
Un mayor control de las redes sociales, denuncias y pedagogía en las aulas
Para frenar este incremento de la LGTBIfobia dentro y fuera de las aulas, los especialistas apuntan además de un incremento de recursos y formación, en hacer una pedagogía que ya está recogida en leyes como la LOMLOE y la ley LGTBI y que debe ser transversal.
Armenteros asegura que en muchos casos los comentarios homófobos y tránsfobos de sus alumnos los desmonta a través del diálogo, la pedagogía y el contexto histórico que en muchos casos desconocen.
Por ejemplo, les ha puesto como referente la reacción que tuvo Lady Gaga tras los rumores que decían que era una persona trans o modificar problemas de Matemáticas para que sean inclusivos.
"Este año trabajando con mis alumnos de 1º de la ESO en matemáticas teníamos un problema de porcentajes y lo cambié: en lugar de hablar de un aula de chicos y de chicas, hablaba de alumnos heterosexuales y alumnos homosexuales", explica y recuerda que para su sorpresa "la pregunta que me hacían ellos era que qué era heterosexual".
"Lo interesante fue cuando yo les explico que era ser una persona heterosexual y me contestó un alumno que eso era ‘lo normal’, dicho también inocentemente. Como profesor visible se lo explicas y le dije: '¿Qué me estás diciendo? ¿Que yo no soy normal?", señala.
Así y a través de intentar fomentarles la empatía por cómo pueden hacer sentir al resto de compañeros del colectivo en el día a día: "Cuando te salta alguno diciendo cosas como ‘cuando Franco se vivía muy bien porque se encarcelaba a los delincuentes', les explicas en qué consistía la Ley de vagos y maleantes, que las personas del colectivo podían acabar en la cárcel y que esa ley estuvo vigente hasta hace relativamente poco. Después, lo ven de otra forma".
Según cuenta, no ha tenido ningún conflicto con ninguna familia y que incluso alguna ha llegado a agradecerle esta pedagogía transversal. "La ley te lo pone, tienes que trabajar la transversalidad de todas las asignaturas. Qué fácil es para un profesor de lengua, coger un texto de un periódico en el cual se está hablando de la LGTBIfobia o un vídeo de algún influencer del colectivo que les va a llamar muchísimo la atención a los chicos, y de ahí van a surgir muchísimas cosas", explica.
La otra posible forma de frenar esta oleada de odio es a través de las redes sociales y las denuncias públicas, pero también por el control de las propias empresas que, como Meta permite denominar a las personas LGTBI “enfermo mental” o “anormal” o en X, donde desde que Elon Musk está a los mandos han aumentado un 50% los discursos de odio.
"Los dueños de esas empresas tienen una línea ideológica y van a promover ciertas cuestiones, son empresas. Pero la industria de la comunicación, del entretenimiento, tiene una responsabilidad porque obviamente sabemos que el acceso a una información que no esté sesgada es un derecho fundamental", explica Martínez, que lamenta que muchas de las denuncias de reportar contenido LGTBIfóbo o machista de las plataformas caen en saco roto.
Por su parte, Rosales recuerda que más allá de las plataformas, la legislación Española cuenta con sus propias herramientas: "En países democráticos como España y Europa no necesitamos que venga una plataforma a moderar este tipo de contenido, es que deberíamos de tener ya una ley que regule las redes sociales de una manera más adecuada, más adaptada a los tiempos que vivimos". "Los delitos de odio están están tipificados en el Código Penal y también forman parte de infracciones administrativas", añade.
De hecho, anima a denunciar seas o no una persona LGTBIQ+ ya que, tal y como recuerda Martínez, las personas del colectivo acuden menos y denuncian menos en las instituciones porque se las cuestionan: "Creo que también hay más denuncias que se han recogido en el 028 [teléfono gratuito que ofrece información y apoyo a personas LGTBI+ que han sufrido delitos de odio], porque se ha generado una conciencia a la ciudadanía y se establecido herramientas para recoger, apoyar, informar, etc.".
"Recursos hay, lo que pasa es que tenemos que aprender a utilizarlos y a entender que aunque la denuncia no avance o no llegue a un juicio, es imprescindible porque tenemos que evidenciar la realidad de la LGTBIfobia que se está viviendo en la actualidad", señala Rosales.
Además, todos ellos llaman a una mayor conciencia social y de denuncia de cara a cómo se utilizan las redes sociales. "Hay una responsabilidad porque se tiene esa capacidad de influencia y no se puede decir lo que te dé la gana", apunta Martínez.
El escenario ha cambiado y la realidad de hace 20 años cuando se aprobó el matrimonio igualitario no es la misma, entonces, tal y como recuerda Ferrer, aunque hubo un recurso de anticonstitucionalidad a la ley, se hizo "pedagogía social" y se optó por "el respeto y la normalización".
Ahora, estos jóvenes han convivido toda su vida con estos derechos conseguidos y muchos de ellos no son conscientes de la lucha que hay detrás. La respuesta siempre estará en las aulas, como decía Pedro Zerolo, "hay que caminar hacia la igualdad social y eso se consigue con educación, educación y educación".
La personas LGTBIQ+ que han sufrido delitos de odio o discriminación por su orientación sexual o identidad de género, así como sus familias pueden recibir información, apoyo psicológico y asesoramiento legal en el 028, número de teléfono gratuito en España conocido como Servicio Arcoíris.
