El funeral de la duquesa de Kent: una llamativa ausencia, una presencia incómoda y un hecho histórico
La católica esposa del duque de Kent tuvo una gran despedida con enorme presencia de la anglicana familia real británica.
El 5 de septiembre de 2025 se produjo la muerte de la duquesa de Kent, miembro de la familia real británica por su matrimonio con el príncipe Eduardo, duque de Kent, uno de los primos favoritos de Isabel II y con un gran peso en la casa real en su momento. Fallecida a los 92 años, dejó un gran vacío en su familia, empezando por su esposo, sus tres hijos y sus diez nietos, así como en otros parientes que también han sentido mucho su pérdida.
Katharine Worsley, nombre de nacimiento de la duquesa de Kent, había renunciado a los actos oficiales en 2002 por decisión propia para ser profesora de música, y dijo adiós a la fe anglicana para convertirse al catolicismo en 1994. Rompió así las normas de la dinastía, sobre todo en el segundo caso, pero pese a ello, se le ha dado una despedida de acuerdo con su rango que ha tenido una gran presencia royal.
La Catedral de Westminster de Londres, templo construido en 1903, acogió en la tarde del martes 16 de septiembre de 2024 un funeral católico de un miembro de la realeza por primera vez.
Al hecho histórico de que un royal británico cuente con un funeral católico, teniendo en cuenta que la familia real es anglicana, y el rey, el jefe de esta iglesia, se une que precisamente Carlos III estuvo presente en la misa. Ha sido el primer funeral católico de la familia real británica en cuatro siglos, y ha contado con la presencia del Monarca. Eso sí, Carlos III ya había estado antes en réquiems católicos en su país, algo que Isabel II nunca hizo.
No se ha podido decir lo mismo de la reina consorte, porque Camilla ha sido la gran ausente. Como informó BBC, la esposa de Carlos III sufre una sinusitis aguda, enfermedad que ha provocado que no pudiera acudir a la misa con gran pesar. Peligra además su presencia en la Visita de Estado de Donald y Melania Trump a Reino Unido, a quienes la familia real británica recibe al día siguiente.
Pese a esta gran ausencia, sí hubo un cónclave familiar, empezando por el príncipe Guillermo y Kate Middleton. La princesa de Gales, a la que se vio haciendo la reverencia y muy cálida con su suegro, llevó la gargantilla que Isabel II recibió en su Visita de Estado a Japón en 1975, una joya de varias líneas de perlas que tiene colocado un diamante en el medio.
Esta pieza fue portada por la princesa Kate en los funerales del Duque de Edimburgo en 2021, y de la reina Isabel en 2022. Tres años después ha vuelto a utilizarla para el adiós a la prima política de la fallecida abuela de su marido.
El príncipe Andrés, como si no hubiera pasado nada
No faltaron Sophie de Edimburgo, aunque sin el príncipe Eduardo, la princesa Ana y sir Timothy Laurence, los hijos de la princesa Margarita, el conde de Snowdon y Lady Sarah Chatto, que contó con su hijo Samuel, los duques de Gloucester y su hija Rose, y otros parientes más incómodos como el príncipe Andrés y Sarah Ferguson, que llegaron juntos porque comparten techo en el Royal Lodge.
El incómodo duque de York, considerado como el paria de la dinastía, no fue sin embargo apartado aquí. De hecho se le vio hablando con su hermano, Carlos III, e incluso con su sobrino Guillermo, que siempre ha sido mucho más beligerante con su tío.
Teniendo en cuenta lo ocurrido con el escándalo Epstein y otras polémicas protagonizadas por el considerado como hijo favorito de Isabel II, resulta curioso ya no que se deje ver en público con su familia, sino que le dirijan la palabra cuando las cámaras están presentes.
No faltaron el viudo, el duque de Kent, al que se le vio muy afectado, sus tres hijos, el conde de St. Andrews, Lady Helen Taylor, y Lord Nicholas Windsor, y sus diez nietos, Lord Edward, Lady Marina y Lady Amelia Windsor. Lady Helen Taylor, Columbus, Cassius, Eloise y Estella Taylor, y Albert, Leopold y Louis Windsor.
Otros de los asistentes fueron el Príncipe y la Princesa Michael de Kent, cuñados de la fallecida, que acudieron con sus hijos, Lord y Lady Frederick Windsor y Lady Gabriella Windsor. Llamó la atención que a la salida del templo, el príncipe Michael necesitó una silla de ruedas. Flora Vesterberg, nieta de la princesa Alexandra de Kent, despidió a su tía abuela acompañada de su marido, Timothy Vesterberg. Todos ellos dieron el último adiós a la duquesa de Kent, que descansa para la eternidad en el Mausoleo Real de Frogmore, en Windsor.