Hartazgo e insatisfacción: Froilán contradice las palabras de Juan Carlos I en 'Reconciliación' sobre su vida en Abu Dabi
Mientras el rey emérito cuenta su visión sobre su nieto en el emirato en el que ambos están exiliados, Felipe de Marichalar lo ve de otra manera.
Froilán ha cambiado. Ya no es el joven díscolo que iba de escándalo en escándalo. Desde que se mudó a Abu Dabi se centró en su trabajo, practica deporte, lleva una vida más sana y no le persigue la prensa. ¿Está contento? Se podría pensar que sí, pero en realidad echa mucho de menos España y le encantaría volver.
No es algo que vaya pregonando, vamos, que no se lo dice a los periodistas que le siguen cuando le localizan al regresar a España, aunque tampoco ha sido muy discreto. Sucedió el 22 de noviembre de 2025 en el almuerzo en El Pardo con el que la familia real y otros parientes celebraron el 50º aniversario del regreso de la monarquía a España y la entrega del Toisón de Oro a la reina Sofía.
Como señala Vanitatis, en esa jornada Felipe de Marichalar no paraba de repetir el hartazgo que siente con su vida en el emirato en el que reside su abuelo desde que se exilió allí en 2020. "Estoy harto de vivir en Abu Dabi", repitió Froilán en sus conversaciones con los invitados a la comida, uno de los cuales ha sido la garganta profunda que ha desvelado el cansancio del hijo de la infanta Elena.
Felipe Juan Froilán, que se mudó al emirato en 2023, señala que se iría si pudiera, pero que por el momento no es posible, que su trabajo es aburrido y burocrático, con horarios poco flexibles y la sensación de que no hay demasiadas cosas que hacer. A ello se suma que el país emiratí le resulta monótono para vivir. Froilán quiere divertirse, y por muy tranquilo que esté al haberse alejado de los escándalos y del acoso mediático, prefiere España. Allí hace deporte, sale poco o nada y siente que su vida allí en Abu Dabi es muy sosa.
Como parte positiva no solo está que se está ganando bien la vida pese al aburrimiento, sino que tiene allí a su abuelo, el rey Juan Carlos, al que adora. Además, siente que tiene que estar cerca de él para animarle y proporcionarle una alegría que el emérito creía perdida debido a un exilio que ha expresado que le pesa mucho, por enormes comodidades que tenga en la isla de Nurai.
Lo que dice el rey Juan Carlos de Froilán en su libro
Precisamente de su vida juntos habló Juan Carlos I en Reconciliación, su libro de memorias, donde parece contar unas experiencias que Froilán siente de otra manera. En ellas dedicó varias líneas al que está considerado como su nieto favorito, empezando con una pullita hacia la infanta Elena y Jaime de Marichalar y repasando las polémicas que protagonizó antes de recalar en Abu Dabi.
"Me queda una satisfacción que ilumina mi vida cotidiana. Hoy tengo la suerte de contar con la presencia del mayor de mis nietos, Felipe. Este apuesto joven de veinticuatro años llegó a Abu Dabi en febrero de 2023. El divorcio de sus padres y cierta falta de autoridad paterna le llevaron a una vida desenfrenada", señala el emérito en sus memorias.
"Fue a internados americanos para su educación secundaria, de los que regresó perfectamente bilingüe. De vuelta a Madrid, descuidó sus estudios de empresariales en la universidad. Era la comidilla de la ciudad por su comportamiento poco ejemplar. Iba de fiesta en fiesta, de discoteca en discoteca, metiéndose en peleas y mezclándose con la gente equivocada. Estaba abandonado a su suerte. ¡Qué desastre!", añade su abuelo en Reconciliación.
"Me entristecía mucho. Como cualquier abuelo, sufría al verlo empantanado de esa manera en una etapa de crisis por la que pasan muchos adolescentes. Era un blanco fácil para los amigos de las habladurías. Lo perseguían los paparazzi, que informaban sobre su deriva. Mi hijo le citó en palacio para sermonearle", confirmando así que en su momento Felipe VI llamó a capítulo a su sobrino.
Fue entonces cuando surgió la idea de la mudanza al emirato, que a Froilán no pareció entusiasmar completamente: "Le propuse entonces que se trasladara a Abu Dabi, donde podría ayudarle a encontrar trabajo y un piso. No aceptó de inmediato. Se tomó un tiempo para reflexionar y pasó las Navidades en España antes de atreverse a dar el paso".
"Primero le acogí en mi casa, antes de que se trasladara a un estudio en la ciudad. La primera mañana, sin que yo se lo pidiera, se levantó a las siete para acompañarme a desayunar. ¡Sé que era la hora a la que solía acostarse en España, sobre todo porque la diferencia horaria jugaba en su contra! Luego me siguió en mis entrenamientos deportivos. En un solo día, se adaptó a una vida sana y regulada. Empezó a hacer deporte y dieta", prosigue Juan Carlos I, del que llama la atención que diga que su nieto solía acostarse a las siete de la mañana.
"Se esforzaba mucho en su trabajo. En aquel momento se encargaba de la logística de la COP28. Era el primero en llegar y el último en salir de la oficina. Incluso trabajaba los fines de semana. Se llevaba muy bien con sus compañeros, todos extranjeros y motivados como él", apunta Juan Carlos I.
"En apenas un mes, sufrió una metamorfosis. Era una inmensa alegría verle florecer así. No dudaba de su potencial ni de sus capacidades, pero no me imaginaba que pudiera transformarse en tan poco tiempo. Disfrutaba de su nueva vida, discreta y tranquila, lejos del foco mediático. Lo tomé bajo mi protección, le di un marco estable y la oportunidad de construir su propio destino".
No acaba ahí la cosa porque el emérito comenta que su nieto "ahora ha levantado el vuelo y sigue su propio camino con total independencia. Es una de las cosas de las que estoy más orgulloso. Le he quitado una preocupación a Felipe, y a la Corona, y he ayudado a la familia. Nada podría darme más satisfacción personal que tener a mi nieto, ahora un joven equilibrado y alegre, a mi lado. Solo necesitaba una oportunidad. Me alegro de haber podido dársela".
Lo que está claro es que ambos están muy unidos. Seguramente lo mejor de Abu Dabi para el hijo de la infanta Elena es tener a su abuelo cerca: "viene a visitarme muy a menudo. Compartimos una buena comida, vemos partidos en la tele y charlamos. Los pequeños placeres de la vida. Nos tomamos mucho el pelo, el humor sigue siendo el mejor remedio para las tribulaciones de la vida. Es una virtud saber reírse de todo. Intento darle consejos sobre cómo vestirse -¡en vano!- y sobre asuntos prácticos. No sabe cocinar. Le explico: 'Hazte unos huevos fritos, son buenos y fáciles. No olvides añadir un chorrito de aceite de oliva cuando calientes la sartén'".
El que fuera rey de España acaba así este pasaje de su biografía: "En mi vida anterior a mi cargo real, sabía perfectamente desenvolverme solo. Es esencial ser independiente. Estoy encantado cuando me dice: 'Abuelo, he pasado la tarde jugando al pádel con un amigo del trabajo'. Es muy considerado conmigo. Me conmueve su preocupación. Hasta ahora, mi papel era cuidar de los demás. Ahora es él quien se preocupa por mí. Los papeles se invierten. Su compañía me regocija y su amabilidad me conmueve. A pesar de las vicisitudes de la Corona, seguimos siendo una familia".