Todo lo que debes saber para practicar 'sexting' con seguridad
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Todo lo que debes saber para practicar 'sexting' con seguridad

Es un práctica habitual, especialmente en adolescentes. 

SextingGetty Images/iStockphoto

La vida sexual ya no exclusiva del dormitorio, sino que los teléfonos móviles y las redes sociales son una parte activa y, para algunas personas, indispensables para su satisfacción. En los últimos años el sexting ha ido ganando adeptos en todos las generaciones pero son los adolescentes los que deben prestar especial atención al hacerlo.

Laura Marcilla, sexóloga y divulgadora de educación sexual en institutos, explica que lo primero que hay que tener claro al hacer sexting es que "si la otra persona rompe el acuerdo" y filtra una fotografía íntima no se ha hecho nada mal ni es culpable la persona que ha sufrido una filtración. 

Además, la experta desmiente un mito o un consejo habitual, solo practicarlo con personas de confianza. "Por desgracia no te garantiza nada. De hecho se han visto casos de personas que hasta hace tres días eran pareja y por rencor o despecho uno de ellos comparte fotos íntimas. Igual que la confianza no protege contra las enfermedades de transmisión sexual (ITS), esto tampoco", asegura Marcilla.

Para la sexóloga este consejo no es "infalible" y se puede dar el caso de que una persona con la que has quedado un par de veces te respete más que alguien con quien has tenido una relación duradera. "Eso sí, hay gente que necesita la confianza para hacer sexting, pero no es garantía", añade.

Además, la experta insiste en que hay que asegurarse de que la persona con la que queremos practicar sexting también quiere participar y recibir esas fotos. Marcilla pone el ejemplo de las fotopollas no deseadas y asegura que cuando acude a impartir talleres en institutos, la mayoría de adolescentes de las clases han recibido estas imágenes sin pedirlas y sin consentimiento. "Estamos hablando de niñas de catorce años", insiste. 

Ojo con la WiFi

Marcilla recomienda hacer sexting siempre desde una conexión WiFi privada en lugar de una pública "como puede ser la de una biblioteca o una plaza del pueblo". ¿La razón? Las conexiones públicas son más fáciles de hackear y de que, en consecuencia, puedan filtrarse fotografías íntimas. 

Tapar la cara y los fondos reconocibles

La sexóloga también recomienda, para mayor tranquilidad, "no enseñar la cara ni otras cosas reconocibles como los tatuajes". "Al menos si la otra persona no respeta tu intimidad no se reconocerá", indica Marcilla, que también asegura que buscar un fondo neutro también puede ser una buena opción para evitar que se reconozcan habitaciones. 

Además, si se está practicando sexting con varias personas a la vez y se envía la misma foto taparse la cara con emojis diferentes para cada persona para, en caso de deslealtad, saber quién ha filtrado la imagen. 

Aplicaciones con fotos efímeras

"Algunas personas hacen sexting a través de Instagram y es verdad que ahora está la opción de mandar la foto y que luego desaparezca, lo ves una vez y ya está, no puedes descargarlo, pero sí puedes capturarlo", recuerda la sexóloga, que recomienda otras aplicaciones. 

Marcilla aconseja opciones como Keepsafe o Signal, que permiten enviar una fotografía que se puede ver durante 30 segundos y después se autodestruye. "Además en estas aplicaciones si se hace una captura, saldrá mal, saldrá en negro o muy pixelada", explica la sexóloga, que insiste en que puede ser una buena manera de curarse en salud. 

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora de LIFE en El HuffPost España, esa sección en la que intentamos contar el lado hedonista de la vida sin dejar de lado otras realidades.

  

Sobre qué temas escribo

Como redactora de LIFE, escribo sobre temas de cultura, moda, belleza o estilo de vida. También he abordado temas de medioambiente, feminismo o sociales, pero donde más cómoda me encuentro es explorando la relación de la moda con otras disciplinas culturales o su impacto social, y sobre todo lo que tenga que ver con el cuidado de la piel.

 

Siempre desde una perspectiva cercana, he tratado cuestiones como la estrategia del Museo del Prado para triunfar a través de sus redes sociales, explicado cómo Melania Trump utilizó su armario como arma política o desmentido bulos relacionados con la protección solar. Es probable que el 80% de los temas que he publicado se hayan escrito mientras sonaban Beyoncé, Oasis y Arctic Monkeys. Además, también me encargo de preparar el boletín de LIFE que enviamos cada sábado intentando resumir la actualidad de la semana.

 

Mi trayectoria

Nací en Vigo en 1992 y desde que tengo uso de razón siempre quise ser periodista. La única excepción fue la época en la que tuve fantasías con ser pintora, pero descarté rápido la idea cuando mis padres me anotaron a clases y me di cuenta de que no era lo mío. Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde me gradué en 2014 después de pasar un año en Roma que me hizo apreciar todavía más la cultura italiana. Dejé Galicia para mudarme a Madrid en 2015 y cursar el Máster de Periodismo Cultural en la Universidad San Pablo Ceu. Aprendí en Radio Galega y en Pentación Espectáculos, donde descubrí lo que hay detrás de producciones de teatro y de grandes eventos como el Festival de Mérida. Colaboré puntualmente con Guía Repsol o la revista L'Officiel y llegué a El HuffPost en 2016, donde empecé compaginando mi trabajo como redactora de Branded Content con temas para la sección de tendencias, que terminó convirtiéndose en LIFE, donde actualmente soy una de las redactoras. Fui finalista en los Premios Ecovidrio de 2017.

 


 

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