Piden pensárselo dos veces antes de comer uvas sin semillas estas Navidades: hay algo sobre el envejecimiento que no te están contando
Aunque el producto final está considerado seguro, sigue existiendo cierta incertidumbre sobre los posibles efectos a largo plazo del consumo continuado de frutas tratadas.
A simple vista, una uva con o sin semillas parece una elección de gusto personal, pero según detalla el medio alemán Chip, detrás de esta decisión hay más factores de los que la mayoría imagina. Aunque mucha gente prefiere las variedades sin pepitas por resultar más cómodas, estas frutas no son tan naturales como parecen. Su tamaño y ausencia de semillas se logran mediante técnicas agrícolas específicas que alteran el desarrollo del fruto.
En condiciones naturales, existen variedades prácticamente sin semillas, pero suelen ser muy pequeñas y poco comerciales. Para obtener uvas grandes y dulces que mantengan esa ausencia de pepitas, los productores recurren al uso de hormonas vegetales durante el crecimiento. Chip explica que las vides se rocían con giberelinas y auxinas en momentos concretos de la temporada. Estas sustancias impiden la formación de semillas y permiten que los frutos crezcan más grandes y con mayor separación entre ellos, lo que facilita la cosecha.
Aunque el producto final está considerado seguro, sigue existiendo cierta incertidumbre sobre los posibles efectos a largo plazo del consumo continuado de frutas tratadas. Aun así, incluso quienes evitan las pepitas por comodidad podrían estar renunciando a importantes beneficios nutricionales.
Las semillas de uva concentran muchos de los compuestos más saludables de esta fruta. Contienen proantocianidinas oligoméricas, conocidas como OPC, que destacan por su potente efecto antioxidante y antiinflamatorio. Algunos estudios sugieren que estos compuestos pueden contribuir a la salud cardiovascular y reforzar el sistema inmunitario. Además, las uvas oscuras, como las variedades rojas, negras o azuladas, aportan resveratrol y quercetina en niveles superiores a las uvas verdes. El resveratrol se asocia con efectos antienvejecimiento y con la protección celular frente a radicales libres, mientras que la quercetina, un pigmento vegetal, actúa como antihistamínico natural y puede ayudar a aliviar síntomas de alergias.
Para obtener esos beneficios, es necesario masticar las semillas, ya que solo así el organismo absorbe realmente sus compuestos activos. Quienes no toleren su sabor amargo pueden optar por alternativas como el aceite de semilla de uva prensado en frío, que conserva buena parte de estas propiedades y puede utilizarse tanto en ensaladas como en cuidados de la piel.