Un agricultor sale a aclarar por qué se ven uvas sin pepitas y se desmarca de cualquier experimento genético
"Es una mutación natural", asegura.

Las uvas sin semillas se han vuelto muy comunes en fruterías y supermercados porque resultan más sencillas de consumir sin tener que abrirlas para limpiarlas, especialmente en fechas clave como Nochevieja. Muchas personas las disfrutan, aunque pocas conocen su procedencia.
Desde Sevilla, el agricultor que está detrás del popular perfil de divulgación agroalimentaria @masquelechugas ha salido al paso de los bulos y ha explicado de forma sencilla el origen de estas variedades tan presentes en los supermercados.
"Uvas sin pepitas las ha habido siempre", afirma con contundencia. Lejos de tratarse de un producto de laboratorio, como muchos pueden pensar, asegura que "esto ha sido una mutación natural" que, con el tiempo, ha sido identificada, seleccionada y potenciada por los viveristas.
La clave, explica, está en el trabajo de cruce y mejora genética tradicional, no en técnicas transgénicas: "El trabajo de los viveristas es coger esas mutaciones naturales y propagarlas y potenciarlas, con lo que cruzan matas que han echado uvas sin pepitas con otras matas que han echado uvas sin pepitas, consiguiendo finalmente que la siguiente generación no tenga pepitas".
De esta forma, el agricultor insiste en que no hay ningún proceso químico detrás de estas frutas: "Es una selección natural. Lo que queremos es observar las mutaciones que nos interesan, y esas mutaciones son las que nos interesan".
Su explicación desmonta uno de los mitos más comunes sobre los alimentos sin semillas y pone en valor el trabajo agrícola tradicional basado en la observación, la selección y la mejora de variedades a lo largo del tiempo.
De Oriente Medio a la mesa: el viaje de la uva Sultanina
La Sultanina, también conocida como Thompson Seedless, fue la primera variedad de uva sin semillas registrada. Originaria de Oriente Medio y cultivada desde tiempos remotos, esta mutación natural dio paso a una amplia gama de variedades actuales, adaptadas a los diversos climas y suelos del Mediterráneo, incluyendo España.
Gracias a décadas de selección genética, estas uvas han evolucionado hacia formas más uniformes y resistentes, lo que permite su cultivo y conservación sin necesidad de tratamientos químicos agresivos. Esta característica las ha convertido en aliadas de la agricultura ecológica.
Además de su historia botánica, su éxito se debe a la comodidad que ofrecen: fáciles de consumir, ideales para recetas dulces, desayunos o como tentempié para los más pequeños, que pueden disfrutar de su sabor sin preocuparse por las semillas.
