Sí, el cambio de hora puede afectar negativamente a la salud
Pedro Sánchez ha expresado este lunes su intención de dejar de cambiar la hora en 2026.
"Cambiar la hora dos veces al año ya no tiene sentido". Con estas palabras Pedro Sánchez ha confirmado este lunes que pedirá a la Unión Europea terminar con los cambios de hora estacionales como el que producirá la noche del sábado al domingo. El debate lleva años produciéndose en el seno de la unión y la Eurocámara ya aprobó en 2019 acabar con ello, aunque con retrasos, moratorias y dejando la opción en manos de cada país.
En el vídeo en el que el presidente del gobierno ha manifestado su intención de acabar con este cambio en 2026, Sánchez ha recalcado que esta medida “apenas ayuda a ahorrar energía y tiene un impacto negativo en la salud y en la vida de la gente”.
Esta afirmación sobre cómo afecta a la salud el cambio de hora no solo la hace Pedro Sánchez, sino que es una advertencia que numerosos expertos y estudios han refrendado en los últimos años. Sin ir más lejos, en septiembre la Universidad de Stanford (Estados Unidos) presentó los resultados de un estudio en el que se comparaban tres sistemas horarios (invierno, verano y cambio de hora semestral) que dejaban claro que la peor opción para el organismo era el “cambio de horario dos veces al año”.
Además, el pasado marzo un estudio internacional en el que participó la Universidad de Granada dejó claro que los seres humanos tenemos la capacidad suficiente para adaptarnos a los cambios de estación a través de nuestro reloj biológico, que se altera precisamente por esta modificación del horario dos veces al año. “La alteración del sistema circadiano es lo que ocurre cuando se cambia la hora”, explicó Darío Acuña, profesor emérito del Departamento de Fisiología de la Universidad de Granada y uno de los participantes de la investigación.
Tras el anuncio de Pedro Sánchez, la Sociedad Española de Sueño (SES) ha refrendado la decisión del gobierno, aconsejando que el de este fin de semana “sea el último cambio de horario en base a la evidencia científica existente”.
Insomnio, irritabilidad o problemas cardiovasculares
“El control del sueño corre a cargo de un reloj interno situado en el cerebro que depende de factores externos como la temperatura y la luz”, recuerda la SES, que insiste en que aunque el cambio solo sea de una hora, “altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra al reloj interno”.
Los expertos de la Sociedad Española de Sueño explican que este reloj tarda varios días en reajustarse, provocando ciertos cambios en el organismo de numerosas personas, pudiendo llegar a impactar en su salud a largo plazo. "Provoca que no sea infrecuente que durante los primeros días después del cambio de hora algunas personas refieran irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio”, ha valorado la institución.
Estas alteraciones de los biorritmos son más evidentes en los bebés, que no tienen la capacidad de procesar que ha habido un cambio de hora. “Ellos no son capaces de entender lo que está ocurriendo y su reloj interno les sigue indicando la misma hora de antes, por lo que puede ser que presenten cambios en el patrón del sueño los primeros días, mal humor, irritabilidad y que estén más apáticos y ansiosos”, explicó Olga Sesé, de BabyREM Coach, en un reportaje con El HuffPost.
Estos problemas pueden resolverse en cuestión de días, pero estas alteraciones pueden terminar derivando en problemas de salud más graves, tal y como constató el estudio de Stanford. Según las conclusiones el informe, "la mayoría de la población en Estados Unidos estaría más sana, con menos obesidad y accidentes cardiovasculares, si no se cambiara de horario dos veces al año".
¿Horario de verano o de invierno?
Una vez se apruebe terminar con el cambio de hora, habría que decidir en qué horario se queda España, si el de invierno, que es el que tendremos a partir de este domingo 26 de octubre, o el de verano, que hasta ahora suele empezar a finales de marzo.
Según la Sociedad Española de Sueño, el horario de invierno sería la opción más adecuada para la salud. ¿Por qué? “Promueve un ritmo biológico más estable que el del verano, algo que contribuye a mejorar el rendimiento intelectual y ayuda a disminuir la aparición de enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, el insomnio y la depresión”, explican.
Además, indican que el cambio sería especialmente notable para la salud de grupos sensibles como los niños o los ancianos, algo que también respalda el estudio reciente de la Universidad de Stanford. “Los datos más positivos los arrojó el modelo de horario de invierno permanente, que se asoció a una menor prevalencia de obesidad y accidentes cerebrovasculares”, exponía el informe.
Según uno de los investigadores, Jamie Zeitzer, cuando una persona se expone a luz natural por la mañana “se acelera el ritmo circadiano”, mientras que si se expone a luz por la noche “se ralentiza”, lo que afectaría de manera negativa al sueño. Eso sí, Zeitzer advirtió al presentar los resultados que hay que tener en cuenta el clima, el uso horario en el que vive cada población o si una persona tiene preferencia a madrugar o trasnochar.
En el caso de España, varios estudios de la Universidad de Murcia citados por la SES apoyan la idea de quedarse en el horario de invierno ya que “permite una mayor sincronía entre la salida del sol y el inicio de la jornada laboral y escolar, y el que propicia tener una mayor exposición a la luz solar durante esa jornada”.
Además, desde la Sociedad Española de Sueño defienden que el horario de invierno “facilita tener más horas de sueño y un despertar más natural con el amanecer”. De hecho, recuerdan que si el horario de verano se mantiene durante todo el año, en algunas ciudades de España amanecería a las 9:30 en invierno.
“Esta desincronización entre la luz y la hora, que ya se produce en los meses de verano, provoca que las personas tengan tendencia a acostarse más tarde por la noche y a despertarse más tarde por la mañana. Un desajuste que provoca que se tienda a dormir menos tiempo los días laborables y a dormir más los festivos”, explican en un comunicado. Esta falta de sincronización podría favorecer la aparición de patologías relacionadas con malos hábitos de sueño.
Mientras las autoridades deciden o no qué pasa con las modificaciones horarias, lo que está claro es que este sábado toca cambiar la hora y atrasar los relojes una hora.