La bella piscina natural de Castilla La-Mancha formada por un río misterioso que "aparece y desaparece"
Todo un oasis de agua cristalina en medio de la meseta.

Aunque Castilla La-Mancha evoca a primera vista interminables llanuras doradas y encinas dispersas bajo el sol, su corazón guarda varias sorpresas: oasis de agua cristalina y remansos escondidos donde el viajero puede encontrar alivio y asombro en medio de la meseta. Es en este escenario donde se alza una piscina natural donde la calma del paisaje invita a la contemplación y al descanso.
Estamos hablando de La Laguna La Colgada, un espejo de aguas cristalinas que se esconde entre suaves colinas y cortados tobáceos del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Con más de 100 hectáreas de superficie y una longitud cercana a los 2,5 kilómetros, sus profundidades llegan a superar hasta los 40 metros, convirtiéndola en una de las grandes joyas hídricas de la región manchega.
Lo más fascinante de este enclave es el fenómeno que acompaña a su cauce: un río subterráneo que “aparece y desaparece” en tramos aparentemente imposibles. Todo un misterio natural que ha despertado el asombro de viajeros y expertos por igual, y alrededor del cual surge una leyenda que explica su formación. Este vaivén de corrientes subterráneas crea remansos de aguas cristalinas y zonas ideales para baños sin prisas.
Un enclave encantador
Muy cerca de sus orillas se ubica la popular Cueva de Montesinos, un escenario onírico donde Cervantes situó el descenso de don Quijote a las entrañas de la tierra, un viaje lleno de visiones y encantamientos donde aparece Doña Ruidera. Aunque aquello pertenece a la ficción, el entorno sigue intacto, evocando historias de encantamientos y visiones. Sin embargo, esto no es el único secreto que esconde la región.
En el corazón de La Colgada emerge una pequeña isla, unida al continente por un puente de madera, donde perviven vestigios de una torre medieval y los muros de una antigua fábrica de pólvora del siglo XVIII que abasteció durante años al ejército español. Además, el entorno forma parte de un sistema hídrico encadenado en el que abundan los saltos de agua, como la Cascada del Hundimiento o los rápidos entre lagunas como Batana y Salvadora.
La Laguna La Colgada es a su vez un punto de paso de la ruta circular de 13 kilómetros que recorre gran parte del parque, apta para senderistas de todos los niveles y ciclistas de montaña. A lo largo del recorrido, destacan los sauces llorones, los muros de travertino formados por siglos de sedimentos y áreas de avistamiento de aves acuáticas. Así como sus aguas transparentes animan a la práctica de snorkel, paddle surf o hidropedales, disponibles en el pequeño embarcadero.
