La comisión del 6 de enero desvela que el expresidente pretendía que Jeffrey Clark pusiera el poder judicial a su servicio para que impugnara el triunfo de Biden.
Los empleados recibieron amenazas de muerte y hasta de agresiones sexuales a sus familiares para que hicieran cuadrar su versión de lo ocurrido con lo hecho en las urnas.
El expresidente de EEUU se reafirma en que hubo fraude electoral y asegura que es un "tribunal canguro", acusando de ocultar pruebas a los miembros del comité.