Quiere cambiar la Constitución para poner fin al carácter pacifista del país y no renunciar a su derecho a la beligerancia, frenado desde la Segunda Guerra Mundial.
Nacionalista para unos, populista para otros fue el primer ministro más longevo de Japón. En todo ese tiempo trató de dar un vuelco a la política económica y militar nipona, hasta que se topó con su némesis, los problemas de salud.
Claude Joseph, que estaba a punto de ser defenestrado, asume el poder tras la muerte de su compañero de partido y declara el estado de sitio durante 15 días.
El asesinato del presidente, a dos meses de las elecciones, es una muestra de la agitación y el desgobierno en un país que ha tenido más de 20 gabinetes en 35 años.