En muchos puntos del sureste español se pudo ver la pasada noche una gran bola de fuego surcando el cielo, pero contra lo que muchos creían, no eran perseidas ni un meteorito, sino restos de un cohete desintegrándose.
Misteriosos objetos fugaces y luminosos cruzaron el cielo de la noche suiza. Las especulaciones aumentaron durante horas y finalmente se desveló el origen de estos bólidos: la desintegración del satélite de Elon Musk Starlink-2382 durante su reingreso a la atmósfera.
Si la NASA descubriera un asteroide peligroso con menos de 5 años de antelación al impacto, las posibilidades de alterar la trayectoria serían escasas.
Los expertos de la Red Española de Investigación de Bólidos y Meteoritos solicitan colaboración a los ciudadanos para que aporten cualquier vídeo, grabación de sonido o fotografía.