Misteriosos objetos fugaces y luminosos cruzaron el cielo de la noche suiza. Las especulaciones aumentaron durante horas y finalmente se desveló el origen de estos bólidos: la desintegración del satélite de Elon Musk Starlink-2382 durante su reingreso a la atmósfera.
Si la NASA descubriera un asteroide peligroso con menos de 5 años de antelación al impacto, las posibilidades de alterar la trayectoria serían escasas.