universidad complutense
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Sobre la endogamia y lo institucional en la universidad
La endogamia, la endogamia, la endogamia... Se ha vendido tanto lo de que los problemas de la universidad los provoca la endogamia que incluso yo llegué a creérmelo. Ante todo, la crítica a la endogamia debería centrarse ‒en mi opinión‒ en el derecho a la igualdad de oportunidades, aunque se trate este de un concepto de ramificaciones complicadas.
¿Cuánto cuesta privatizar la universidad?
A diferencia de lo que sucede con la sanidad o la educación escolar, la sociedad no termina de percibir la universidad como un bien propio amenazado por intereses espurios ni parece dispuesta a movilizarse en su defensa. Por el contrario, la opinión mayoritaria tiende a verla como un lujo innecesario cuando no como un lastre del erario público.
Hacia un modelo de universidad pública
Quien haya trabajado sobre los problemas de la universidad pública sabe que ni son fáciles las soluciones ni resulta fácil contemplar las numerosas consecuencias negativas de todo cambio. El nuevo diseño ha de surgir de un largo y complejo proceso.
Se vende la Universidad Complutense de Madrid
La universidad pública debe reforzar su relación con la sociedad civil, y puede plantearse captar fondos del sector privado, pero, llegado el caso, la condición fundamental pasaría por que fuera la propia universidad, con autonomía, democracia, transparencia, y con fines exclusivamente científicos y pedagógicos, la que gestionara, dirigiera y gobernara dichos fondos y dichas colaboraciones.
Los universitarios y la ética de la limpieza
Quizá algún día las futuras generaciones se pregunten qué ocurría en nuestra sociedad para que grandes concurrencias de jóvenes universitarios -a los que les esperaba un cincuenta y pico por ciento de desempleo- requiriesen un lugar donde emborracharse, sin que esa costumbre fuera considerada al menos preocupante.
La Universidad Complutense en una encrucijada crítica
Las elecciones a rector de la Universidad Complutense de Madrid tienen una enorme trascendencia porque decidirán si se apuesta por la eficiencia, la investigación y la internacionalización o por continuar la senda de atonía, pérdida de competitividad y deterioro de las condiciones de trabajo.
La sangre del pasado o la pasión del historiador
Ser historiador es cuestión de trabajo, intuición y sentido común. Pero también de pasión. Conozco compañeros que han perdido la ilusión; han olvidado la sensación, que alguna vez fue suya, de salir a la caza de conocimientos, de establecer hipótesis, de discutirlas apasionadamente.