vicente martínez pujalte

En ocasiones veo 'pujaltes'

En ocasiones veo 'pujaltes'

Admito que durante algún tiempo dudé de la existencia real de Vicente Martínez-Pujalte. Es verdad que la vida a veces produce personajes que parecen de ficción, me decía; pero lo de Martínez-Pujalte sería un exceso, un derroche de trazo grueso. Ahora nos enteramos de que Pujalte, según la Policía, cobraba por informes construidos al modo ESO, copiando de Internet. Y, ¿qué quieren que les diga? Me vuelvo a preguntar si no será un personaje de ficción.
5 consejos de oro para los nuevos diputados de parte de los que se van

5 consejos de oro para los nuevos diputados de parte de los que se van

"Hasta yo, sentado en el escaño, desconectaba cuando empezaban con 'y tú más' ¿Cómo no va a desconectar la gente en la calle? Hay que hablar a los ciudadanos con un lenguaje claro de los problemas con los que se enfrentan en el día a día.", anima Coscubiela.Hemos pedido a los diputados salientes que abran los ojos a sus sustitutos para que el aterrizaje sea más suave que el que ellos hicieron. Confían en que, apremiados por los votos que les respaldarán, logren dinamitar un sistema vetusto que impide profundizar en la democracia y la autonomía de los diputados frente a los partidos.
¿Dimitir? No en España

¿Dimitir? No en España

Vicente Martínez Pujalte ocultó a la Comisión del Estatuto del Diputado su vinculación a la empresa de la que iba a recibir un salario mensual por asesoramiento. Para el PSOE, que ya obliga a sus diputados a dedicarse en exclusiva al Parlamento, hoy no hay duda de que Pujalte ocultó en su declaración de actividades su relación con Corporación Llorente, que vulneró el artículo 17 del Reglamento de la Cámara y que no debe seguir sentado en el escaño que ocupa.
Ni ético ni legal, señor Pujalte

Ni ético ni legal, señor Pujalte

Repita en voz alta, señor Pujalte: ni ético, ni moral. La Constitución y la Ley del Régimen Electoral General (LOREG) establecen la "dedicación absoluta" de los diputados salvo para la docencia, la gestión del patrimonio familiar y la producción literaria, científica o artística. Eso no es lo que usted y el señor Trillo hacían. Lo suyo tiene otro nombre y se llama "lobbismo".