Washington trata de frenar los ataques del grupo rebelde contra embarcaciones en el mar Rojo, en respuesta a la operación militar de Israel en Gaza, protagonizando una segunda ofensiva en la madrugada de este sábado.
Washington y Londres llevaron a cabo un bombardeo contra decenas de posiciones militares de los hutíes, justificado en ser respuesta a las acciones de los insurgentes contra los navíos en el mar Rojo, zona clave en el comercio internacional.
Mientras, la comunidad internacional se divide: férrea defensa de los ataques de EEUU y Reino Unido por parte de sus aliados y críticas de Irán, Rusia y China.
Responden así a los ataques de la milicia rebelde a los buques que atraviesan un paso fundamental para el comercio mundial con, supuestamente, el apoyo de Irán.
El ataque, repelido también por Reino Unido, es el 26º de los rebeldes contra rutas marítimas comerciales por donde pasa alrededor del 15 % del comercio mundial desde el 19 de noviembre. No ha causado ni heridos ni daños en los barcos.
Naciones Unidas rebaja su petición de fondos para este año, no porque las guerras, los terremotos o las inundaciones sean menos o haga menos daño, sino porque los países no aportan y se ciñe desesperada a lo básico: impedir que la gente muera.
El peor choque desde 1948 no sólo deja más muertos que nunca, rehenes, rabia y odio en cantidades desconocidas, sino una ola de preguntas, dudas, rupturas e incertidumbres. Sobre las víctimas, la certeza de que queda mucho dolor por llegar.
Washington había anunciado su entrada, pero Moncloa matizó que sólo lo haría con el abrigo comunitario o de la OTAN. Lo que no está claro es si Defensa va a movilizar o no buques en la zona, avanza la Cadena SER.
Washington confirma que ha derribado en el mar Rojo "múltiples drones" de los rebeldes, que han declarado la guerra a Tel Aviv por sus ataques sobre Gaza.
El Centre Delàs d’Estudis per la Pau desvela en un informe que desde España se han cargado al menos 35.000 toneladas de armas y municiones entre 2016 y 2023 con destino al país de Medio Oriente, que han podido ser usadas en la guerra de Yemen.
Los conflictos armados dejan 238.000 muertos y un coste de 15,5 billones de euros, el 13% del PIB del planeta. Afganistán vuelve a ser el país más violento del mundo.
Tras la distancia de meses, la agenda está cargada: la guerra en Ucrania, los conflictos en el Yemen y Sudán, las relaciones con países como Israel e Irán o la amenaza del Estado Islámico en el continente africano.
Hutíes y mediadores saudíes y omaníes abordan unas conversaciones en Saná, la capital, que acercan como nunca el fin de un conflicto terrible y olvidado.
Hay hasta 53 contiendas, choques o escaramuzas en este momento, algunas con más de 70 años de litigio, que acumulan casi 12 millones de muertos. El horror es global.