Con Miguel del Arco, con Paco León y con ¡Cómo está Madriz! llegó el escándalo al Teatro de la Zarzuela. El escándalo real por el que unas pocas personas se han enojado y quejado del espectáculo, algo que solo se entiende si se mira desde lo rancio y desde el mal entendido conservadurismo que no permite reírse de uno mismo.
En esta España oscura donde la desconfianza en el sistema resulta hoy obligada, es muy necesario llegar hasta el final de esta estrambótica historia de espías, detenciones, coches oficiales, teléfonos pinchados, favores, contactos, empresarios y políticos que manejan a su antojo la estructura del Estado para conseguir sus objetivos, que no siempre son confesables.