¿Acaso querríamos darle la razón a Netanyahu?
Opinión
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¿Acaso querríamos darle la razón a Netanyahu?

El tiempo corre en nuestra contra. Por ello urge y es imprescindible una mayor integración.

La UE y Netanyahu, por López Aguilar

No es halagüeño, desde luego, que Netanyahu haya afirmado —6 de Octubre 2025— que "la UE es irrelevante en cualquier acuerdo en Gaza".

La UE es, de lejos, el primer actor global en Ayuda Humanitaria y Cooperación al Desarrollo; es, por tanto, el primer contribuyente mundial en Ayuda al Pueblo Palestino y apoyo financiero a la UNRWA (United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East). Y, sin embargo, es también penosamente cierto que, a pesar de la contundencia de las resoluciones adoptadas por el Parlamento Europeo (PE) en su Pleno de Estrasburgo tras el último Debate sobre el Estado de la Unión con la Presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen (Comisión VDL II), seguimos todavía incapaces de sancionar al Gobierno genocida de Netanyahu y de suspender el Acuerdo de Asociación UE/Israel por violación flagrante de su cláusula de respeto a los derechos humanos (Artículo 2).

La UE es el primer apoyo al Tribunal Penal Internacional/TPI (subsidiario de los Poderes Judiciales nacionales en la investigación y enjuiciamiento de genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad). Y, sin embargo, no ha sido capaz de evitar que, desafiantemente, el primer ministro húngaro, Victor Orbán, recibiese a Netanyahu en Budapest ignorando la orden internacional de detención (International Arrest Warrant) dictada contra él, anunciando acto seguido la retirada de Hungría del Estatuto de Roma de 1998, Carta fundacional del TPI.

La ciudadanía europea es asimismo ampliamente mayoritaria entre los activistas de la Flotilla humanitaria ilegalmente interceptada por Israel en aguas internacionales, sin que la UE haya acertado todavía a estas alturas a adoptar una posición común de protesta, rechazo y condena a ilícitos perpetrados contra el Derecho del Mar codificado en Montego Bay (1982), confiando su protección consular y su eventual repatriación a los esfuerzos individuales de cada Estado miembro (EM).

La UE se ha demostrado igualmente "irrelevante" cuando, el 8 de agosto de 2025, se procedió a la firma de un Acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán —¡dos Estados europeos, miembros del Consejo de Europa/CdE!— nada menos que en la Casa Blanca y ante el Presidente Trump, y ello sin que medie, además, ninguna garantía de respeto de los derechos humanos de los armenios expulsados por Ilham Aliyev, Presidente de Azerbaiyán, de Nagorno Karabaj, contradiciendo de plano las exigencias planteadas verbalmente por la High Rep. de la UE, responsable de su PESD y de su Diplomacia, Kaja Kallas.

Pero es que también en el Debate de Estado de la Unión se escuchó con claridad que para la mayoría del PE resulta del todo inaceptable la propuesta presentada por la Comisión VDL II para el nuevo Marco Financiero Plurianual 2028/2034, que disuelve la Política de Cohesión y la Política Regional —además de la PAC— hasta hacerlas irreconocibles, vaciándolas de contenido y diluyendo sus recursos en unos "sobres nacionales", impidiendo el escalón de gobernanza regional que es absolutamente crucial para las regiones vulnerables o con singularidades merecedoras de protección jurídica y de compensación como como lo son, paradigmáticamente, las Regiones Ultraperiféricas/RUPs, como es el caso de Canarias.

La única estrategia acertada resulta ser, al mismo tiempo, su condición de viabilidad: la unidad de la UE. Esa que, lamentablemente, brilla aún por su ausencia ante la criticable negativa de los Gobiernos de dos Estados miembros (EEMM) fundadores, Alemania e Italia, a sumarse al reconocimiento del Estado Palestino y a ejecutar sanciones contra los miembros del Gobierno de Netanyahu, responsables de genocidio y de crímenes de guerra.

El tiempo corre en nuestra contra. Por ello urge y es imprescindible una mayor integración; y no, en sentido contrario, un distópico regreso a la "casilla nacional" y a unos "sobres nacionales" que ignoren o excluyen las particularidades y las singularidades regionales que explican el lema europeo de "unir en la diversidad".

Y porque, en última instancia, ¿acaso querríamos darle la razón a Netanyahu, con una "UE irrelevante"?

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Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada con premio extraordinario, Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, becario de la Fundación Príncipe de Asturias en EE.UU, Máster en Derecho y Diplomacia por la Fletcher School of Law and Diplomacy (Tufts University, Boston, Massasachussetts), y Doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia, con premio extraordinario. Desde 1993 ocupa la Cátedra de Derecho Constitucional en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Es, además, titular de la Cátedra Jean Monnet de Derecho e Integración Europea desde 1999 y autor de una docena de libros. En 2000 fue elegido diputado por la provincia de Las Palmas y reelegido en 2004 y 2008 como cabeza de lista a la cámara baja de España. Desde 2004 a febrero 2007 fue ministro de Justicia en el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En octubre de 2007 fue elegido Secretario general del PSC-PSOE, cargo que mantuvo hasta 2010. En el año 2009 encabezó la lista del PSOE para las elecciones europeas. Desde entonces hasta 2014 presidió la Delegación Socialista Española y ocupó la presidencia de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior en el Parlamento Europeo. En 2010 fue nombrado vicepresidente del Partido Socialista Europeo (PSE).

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