'El maestro Juan Martínez que estaba allí' o la crónica periodística se sube a escena
Nuevo estreno en el Teatro de la Abadía de Madrid.

Se estrena en el Teatro de la Abadía El maestro Juan Martínez que estaba allí. La teatralización del libro de Manuel Chaves Nogales del mismo título. Un libro y un autor que son clásicos del periodismo español del siglo XX. Alrededor del que se han unido dos grandes del teatro español: Xavier Alberti a la dirección y Miguel Rellán protagonizándolo en un formato en el que ambos ya han mostrado competencia: el monólogo.
Esta vez lo usan para contar la biografía de un importante bailarín español que se buscaba las castañas por una Europa que se movía entre guerras, revoluciones y hambre, mucha hambre. Un burgalés que junto a su compañera deciden, primero, hacerse el París de la Francia. Y viendo que la cosa tiraba, pero que no era para tanto, aceptar un jugoso contrato en Constantinopla, donde fuera que fuese que estuviese aquello.
Pero no dura mucho la alegría en la casa del pobre. La Gran Guerra, más conocida como la I Guerra Mundial, corta radicalmente sus sueños de ganar tanto parné. Y comienza el periplo por lo que posteriormente se conocería como la Europa del Este y su polo de atracción la Rusia, primero zarista, y luego bolchevique.
Lo que permite enterarse que esto del conflicto entre Ucrania y Rusia, no viene de ahora, sino de largo. Y que se hacía la revolución en nombre una masa formada por mujeres, proletarios y agricultores que tal vez ninguno de ellos pidió.
El divertido mitin feminista en Kiev que se cuenta en la obra es bastante clarificador al respecto. Lo mismo que esa querencia por las gentes de malvivir y la aristocracia que tiene Juan Martínez y que se ve reforzada tras experimentar las mieles de la revolución. Como su sospecha por todo lo burocrático, cónsules y embajadas españolas incluidas.

¿Qué hace un bailarín en estas circunstancias? Lo que puede para que ni él ni su mujer se mueran de hambre. Buscarse las habichuelas adaptándose al contexto. Mientras se podía en los cabarets. Y cuando los cerraban, porque eran actividades burguesas, en lo que tocasen. Desde dar clases de baile a una aristócrata que organizaba batallones de enfermeras para la Cruz Roja en la retaguardia, hasta hacerse cargo de las taquillas. Y, sobre todo, mantener un perfil bajo. Que había mucho riesgo, de que te hiciesen daño y de tener que hacer daño.
Para contárnoslo, el equipo artístico ha montado un tablao redondo encima del escenario. Donde Miguel Rellán sale vestido de flamenco, con sombrero y olé. Mientras, cuenta las peripecias y aventuras de su personaje, en un texto que se sabe pero que todavía no ha hecho suyo, no ha hecho propio corporalmente. Algo que se nota y se siente desde la butaca sobre todo cuando tiene que marcar pasos de baile. Pues tiende a colocarse para hacerlos. Como la mímica y gestos con lo que acompaña alguna de las cosas que dice.
Cosas del estreno, seguramente, que vaya puliendo a medida que vaya cogiendo confianza con las representaciones. Tomando posesión de Juan Martínez y haciendo suyas las reflexiones de este bailaor que existió realmente.
Quizás se note más porque es un espectáculo muy desnudo y muy basado en el personaje y lo que cuenta. Y, por tanto, en el actor que lo representa. Al que a penas le acompañan unas notas musicales. Muy pocas para lo que suele ser habitual en las obras que dirige Xavier Alberti, cuyos
espectáculos suelen estar llenos de música. Y más los solos o monólogos, al menos los que se le han podido ver en el Teatro de la Comedia donde ejercía de asesor de la dirección artística de Lluis Homar.
Y, poco más se puede contar de este espectáculo. Excepto que gustará a los que les gusten los libros de Chaves Nogales. Tanto o más como a las personas que les guste Miguel Rellán. Pues tanto las formas y maneras del libro como del actor están en escena. De este tipo de público parecía estar lleno el Teatro de la Abadía el día del estreno. Que aplaudió mucho. Incluso se puso de pie. Y se le veía salir contento por ver a un icono de la interpretación dando vida a un icónico texto del periodismo.
