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Esta derecha no es oposición frente a un Gobierno con proyecto

Esta derecha no es oposición frente a un Gobierno con proyecto

"El PP está desorientado, sin rumbo, más pendiente de copiarle la agenda y su argumentario a la ultraderecha de VOX".

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, durante la sesión de control al Gobierno del pasado miércolesEFE

Un mes de nuevo curso político y ya deja en evidencia el papel de cada uno de sus actores. De hecho, el horizonte se ve cada vez con mayor nitidez, a pesar del ruido que deliberadamente entorpece el desarrollo de este quehacer público. A un lado, un Gobierno de coalición, legítimo, emanado de las urnas y de un Congreso plural y complejo, pero con un proyecto robusto al servicio de la mayoría social. Al otro lado, una oposición encabezada por un PP desorientado, sin rumbo, más pendiente de copiarle la agenda y su argumentario a la ultraderecha de VOX.

España no vive ajena al contexto convulso de Europa y del mundo, pero si comparamos la situación política de nuestro país con la de países de nuestro entorno, como Francia —que ya lleva cinco primeros ministros en poco más de un año—, el Gobierno progresista español se revela como uno de los más estables y eficaces.

A pesar las acusaciones de parálisis legislativa, este Gobierno ha sacado adelante más de 40 leyes. Entre las últimas, destacan la convalidación del real decreto de apoyo al pueblo de Palestina y de embargo de armas a Israel. O la Ley de Movilidad Sostenible, que permitirá a España recibir 10.000 millones de euros de fondos europeos. Esta aprobación se produce en un momento en el que el Fondo Monetario Internacional acaba de situar a España a la cabeza de las economías más avanzadas en crecimiento del PIB, con un 2,9%, por encima de las tasas reducidas de Alemania, Italia o Francia.

La economía española crece en buena medida por su capacidad de inversión a través de instrumentos como los fondos de recuperación impulsados por el presidente del Gobierno en el seno de la UE, pero también por la incorporación de más población al mercado laboral. Más de 22 millones de afiliados a la Seguridad Social y convirtiendo el fenómeno migratorio en una oportunidad ante la baja tasa de natalidad nacional. La economía se nutre de la apuesta del Gobierno por las energías renovables y un modelo de transición que abarata la energía y, por ende, por la diversificación y por el tirón de industrias consolidadas como la turística, entre otros factores. Este hecho constata que España es uno de los países con mayor atractivo, por sus servicios y su seguridad. Datos que desmienten el relato apocalíptico que vende la derecha autoritaria y que, incomprensiblemente, ha hecho suyo el PP de Feijóo.

La tarea de la oposición consiste en fiscalizar y controlar la acción de Gobierno. Sin duda. Pero esta tarea es creíble cuando viene acompañada de una alternativa. En el caso de la derecha tradicional, se fundamentaría en la concepción de una sociedad con mayor peso del mercado, en detrimento de la función social, reguladora y redistribuidora del Estado. Para la izquierda, en cambio, el Estado es un agente dinamizador de la economía y la sociedad. Hoy es esencial para afrontar problemas como el acceso a la vivienda o para reforzar el sistema de dependencia. Como ejemplo, los 500 millones de euros para la atención de las personas con ELA, una materia en la que las comunidades autónomas deben ejercer también sus competencias.

En todo caso, una alternativa de derechas, seria y responsable, aun con recetas opuestas, sería capaz de compartir, además de la legitimidad de las instituciones, retos mayúsculos a los que se enfrenta la sociedad actual, como la emergencia climática. Porque la política consiste también en reconocer un mundo común, aunque sea desde perspectivas distintas.

Sin embargo, el PP de Feijóo ha decidido no solo cuestionar la legitimidad de este Gobierno, sino negar realidades. Lo hace con el cambio climático al no asumir su responsabilidad, sin proponer ningún ponente en la Comisión en la que han comparecido distintos expertos para la elaboración de un Paco de Estado en esta materia. El PP cae de nuevo en la trampa que le tiende la derecha autoritaria: lo demuestra Feijóo, diferenciando una inmigración buena de una mala o sumándose a la ola del populismo fiscal, cuyo último capítulo consiste en confundir impuestos con cotizaciones para la mejora de las prestaciones sociales de los autónomos. Una estrategia que se ha demostrado desastrosa para el conjunto de las derechas tradicionales que han seguido este camino.

La derecha del PP se halla extraviada, siguiendo la agenda reaccionaria que le marca la extrema derecha. Y este no es motivo de alegría para nadie, tampoco para la izquierda socialdemócrata, pues esta se ha quedado sola defendiendo la preeminencia de un Estado social y una economía de crecimiento justo, así como el suelo común sobre el que se sostiene la vida de la mayoría social. 

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Es diputado por Lleida y portavoz de Deporte del Grupo Parlamentario Socialista.