Asturias pondrá a prueba la semana laboral de cuatro días
El gobierno asturiano licita un estudio para analizar los posibles beneficios que tendría este nuevo modelo de trabajo. Las empresas privadas pueden sumarse de forma voluntaria.

La semana laboral de cuatro días, cada vez más cerca de ser una realidad en Asturias. El gobierno autonómico, que preside el socialista Adrián Barbón, ha sacado a licitación la contratación de una consultora externa que elabore un estudio sobre el efecto que tendría una jornada laboral de 32 horas semanales en el marco de una prueba piloto.
En concreto, la licitación habla de un "servicio de asistencia para la elaboración de un estudio comparativo de otros proyectos similares en otras comunidades autónomas y regiones europeas para fomentar la implantación de la jornada laboral de 32 horas semanales en empresas, administraciones y organismos públicos". El valor estimado del contrato es de 16.862,30 €.
De esta manera, el gobierno asturiano pretende impulsar esta nueva modalidad de jornada laboral que ya se sigue en algunos países, como por ejemplo Islandia. De momento, es una prueba piloto y las empresas privadas podrían sumarse de forma voluntaria.
La región quiere analizar así datos globales con el objetivo de “conocer qué sectores de las empresas asturianas podrían implantarla, es decir, en qué sectores sería factible y podrían estar más interesados”, según señalan fuentes de la Consejería de Ciencia, Industria y Empleo a El País. Las mismas no definen si esta nueva semana laboral implicaría una reducción salarial o una variación de la jornada diaria. Todo esto, según detallan, es lo que se quiere estudiar a partir de esta prueba piloto.
Zahara de la Sierra (Cádiz) es el único municipio español hasta ahora en haber instaurado un régimen laboral de 35 horas semanales repartidas en cuatro días, pero con jornadas de 8,75 horas al día. En 2023, el Ayuntamiento de Valencia aprovechó que cuatro festivos caían en lunes para probar el sistema de cuatro días, pero los resultados no fueron del todo positivos, puesto que el comercio minorista se resintió de este modelo.
Islandia es de los pocos países europeos cuyos trabajadores han adoptado mayoritariamente este modelo. Los diferentes estudios han señalado que los niveles de productividad se han mantenido y ha mejorado considerablemente el bienestar de los trabajadores, que reportan menores niveles de estrés y mejoras en la conciliación laboral. En este caso, la transición no produjo ni pérdida de salarios ni reducciones en los beneficios para los empleados.
En España, se mantiene vigente la jornada laboral de 40 horas, aunque el Gobierno - especialmente, desde el ministerio de Trabajo liderado por la vicepresidenta Yolanda Díaz - está negociando con las otras formaciones políticas para instaurar las 37,5 horas semanales. La propuesta está estancada en el Congreso por el 'no' de Junts, que desbarataría las opciones de que pudiera salir adelante.
