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¿Debe rebajarse a 16 años la edad mínima legal para votar? Los expertos se pronuncian

¿Debe rebajarse a 16 años la edad mínima legal para votar? Los expertos se pronuncian

Reino Unido se une a otros países que ya permiten votar a los más jóvenes, mientras el gobierno español ultima su propuesta. "Hay que tener en cuenta su voz y adelantan tendencias", señalan los que están a favor. "Toman decisiones muy drásticas y pendulares basadas en emociones", dicen sus detractores.

Adolescentes y jóvenes portan la bandera españolaEuropa Press via Getty Images

El Gobierno británico anunció el pasado 17 de julio que rebajará de 18 a 16 años la edad de voto en el Reino Unido, con el foco puesto en las elecciones generales previstas para 2029. Con esta medida promovida por el Ejecutivo de Keir Starmer, todo el país queda igualado en una práctica que ya se aplicaba previamente en los territorios de Escocia y Gales.

Pero Reino Unido no es una excepción en Europa. Desde 2007, Austria ya permite votar a todos sus jóvenes entre 16 y 18 años en todos los comicios que se celebran en el país, mientras que en Malta, Alemania o Bélgica lo contemplan en algunas convocatorias y en Grecia a partir de los 17. Fuera de la Unión Europea, naciones como Brasil, Nicaragua, Cuba o Argentina también han legislado en este sentido. En el caso de Brasil, desde hace casi ya cuarenta años. 

En España, el Ministerio de Juventud e Infancia, con la ministra Sira Rego al frente, está trabajando en la nueva ley de Juventud que incluirá la misma rebaja de edad para votar. “Este derecho ensanchará la democracia y reconocerá la imprescindible participación política de los y las jóvenes”, dijo la ministra tras una reunión hace un mes con el Consejo de la Juventud de España.

Un año antes, Sumar ya tanteó el terreno aprobando en la Comisión de Juventud e Infancia del Congreso una reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General. El PSOE apoyó la iniciativa, una vez que su socio de gobierno aceptó estudiar la medida “en el plazo de un año”. "Puede ayudar a combatir la alta abstención entre los jóvenes al hacer que se sientan más escuchados", dijo por entonces el diputado socialista, Víctor Camino.

Dos años atrás, sin embargo, el PSOE junto al PNV y algunas formaciones del grupo mixto se posicionaron en contra de una propuesta similar presentada por ERC. Los republicanos, a su vez, reprocharon al PSOE que sí estuviera a favor cuando estaba en la oposición.

Los diferentes estudios demoscópicos señalan que este cambio implicaría que alrededor de un millón de personas más podrían votar en unas elecciones, un aumento del 2,7% del censo electoral. Un porcentaje relativamente pequeño para modificar de forma sustancial un resultado electoral, aunque la fuerte polarización y la alta fragmentación actual, con numerosos partidos representados en el Congreso, podrían otorgar a su decisión un mayor peso. 

Sobre todo en un contexto en el que las diferentes encuestas señalan que Vox es la fuerza más respaldada entre los jóvenes de 18 a 24 años, siete puntos por encima de la siguiente opción. Una tendencia que, previsiblemente, también se daría entre los que tienen 16 y 17 años. Según la última encuesta de 40db para El País, publicada el pasado 4 de julio en plena tormenta por el 'caso Cerdán', los de Abascal tendrían un 28% de voto en este segmento y el PSOE, un 21%. El PP, que está en contra de rebajar la edad (porque, entre otras cosas, iría contra la disposición constitucional que fija la mayoría de edad a los 18 años), se contentaría con el 12%. Su dato más bajo en comparativa con el resto de grupos de edad. 

Más allá del debate sobre a qué partidos podría beneficiar o perjudicar este cambio, los expertos centran su discusión en si estos jóvenes tienen la madurez necesaria para poder emitir un voto con la responsabilidad que - se presupone - conlleva el derecho de sufragio. 

Olatz Ormaetxea, doctora en psicología y terapeuta familiar y de pareja, cree que no lo estén a nivel de "madurez emocional". "En lo relativo al razonamiento lógico, se ha demostrado que los jóvenes en este segmento de edad tienen una capacidad similar al de un adulto. En frío, pueden tomar decisiones con una perfecta capacidad lógica. El problema es que para un adolescente tiene más peso lo emocional. Toman decisiones muy drásticas y pendulares basadas principalmente en las emociones. Y ahí está el punto de vulnerabilidad, ya que otros adultos o fuerzas externas pueden manipular o influir en ellos con una fuerza mayor", señala en conversación telefónica con El HuffPost

Para la profesional, todo lo que sea "extremo" les atrae como un imán, mientras rechazan lo "comedido". De ahí que Vox pueda ahora mismo ser la opción política favorita entre el electorado más joven. "Cuanto más pasión se le ponga a la campaña o más radical sean sus discursos, más efecto llamada causará en ellos", asegura. 

Ormaetxea también alerta de la enorme influencia que las redes sociales tienen sobre este segmento de la población. "Yo trabajo con adolescentes y lo que la mayoría conoce sobre política es a partir de información que ven o escuchan en las redes sociales. Además, suelen oponerse bastante a lo que han visto en casa. No es hasta los 18 o 19 años cuando ya empiezan a asimilar los valores o el aprendizaje familiar", explica. 

Carles Feixa, catedrático de antropología social de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona), cree, por lo contrario, que debe haber una correspondencia entre los derechos y deberes de todos los ciudadanos. "Si a los 16 años uno ya tiene una cierta responsabilidad penal y determinados deberes, también debería tener el derecho a expresarse en una urna", señala.

Eso sí, rechaza que el debate se haga en base a una coyuntura política, sino con una idea de utilidad a largo plazo. "La juventud adelanta tendencias que luego tendrá el conjunto de la sociedad. Además, es importante tener en cuenta su voz en asuntos que ahora mismo les preocupan muchísimo como son la vivienda o el cambio climático", añade.

De ahí que Feixa se muestre a favor de una rebaja de la edad para poder votar, aunque con matices. "Este derecho no debería ser sólo un objetivo, sino un camino para la renovación de la educación democrática de las nuevas generaciones, que por desgracia no se está llevando a cabo como debería", denuncia.

En concreto, cree que el voto a los 16 debería ser "un pretexto para establecer entre los más jóvenes espacios de discusión sobre los derechos y deberes ciudadanos de toda la población". "Un elemento de educación ciudadana que evite su atracción hacia los radicalismos de todo tipo. Para que su decisión en lo que respecta a la participación democrática sea tomada en base a una auténtica reflexión responsable y no a manipulaciones de las redes sociales, como denuncian estudios como el último informe de Juventud", indica.  

En algunos de estos análisis, como admite Feixa, ya se percibe esa brecha de los más jóvenes hacia posiciones más conservadoras, sobre todo entre los hombres. Pero también que tienen una mayor conciencia política o ideológica que las generaciones anteriores en esta etapa de la vida. "El problema es que esa formación no se hace a través de las vías formales, como la educación o la familia, sino a través de las redes sociales. Lo que hace que influya sobre ellos un discurso superficial y simplista. Y la única manera de evitar eso, como ocurre en la educación sexual, es con una educación en valores", finaliza.

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Soy jefe de Hard News en El HuffPost España. Coordino la cobertura de actualidad política con la misión de explicar lo que pasa en España y en el mundo de una manera directa, clara y comprometida para una audiencia exigente y crítica como la nuestra. Puedes contactar conmigo a través de un correo a javier.escartin@huffpost.es

 

Sobre qué temas escribo

Me dedico a informar sobre la actualidad política en España, poniendo el foco en las decisiones del Gobierno, los movimientos de la oposición y el funcionamiento tanto del Congreso de los Diputados como de los partidos políticos. Creo que la política no es algo lejano, sino que influye directamente en la vida de cada persona: desde la aprobación de una ley de vivienda hasta una reforma laboral. Por eso trato de contar la vorágine política de una manera clara y accesible, sin perder la profundidad que exige cada asunto. Me interesa especialmente abordar temas que despiertan inquietud ciudadana, como la corrupción, la vivienda o la transparencia de las instituciones, y hacerlo siempre con una mirada crítica y social. Entiendo el periodismo político no como una mera narración de lo que ocurre, sino como un ejercicio de contexto y responsabilidad que ayude a la gente a entender por qué esas decisiones afectan a su día a día. Y como todo el mundo tiene su lado freak también me gusta mucho el Festival de Eurovisión, que llevo cubriendo para diferentes medios desde el año 2009. Quizá, algún día, pueda contar la victoria de España en el certamen...

 

Mi trayectoria

Nací en Zaragoza, pero en 2005 me mudé a Madrid para estudiar periodismo en la Universidad Carlos III. Antes de El HuffPost, trabajé nueve años en ABC, cuatro en COPE y un año en Mediaset. Previamente, de una manera más aficionada, escribí sobre cine y la temporada de premios en Hollywood e hice una serie documental sobre el Camino de Santiago que se llamó "Diario de un peregrino".

 


 

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