El Gobierno trata de aguantar el envite de la encarcelación de Santos Cerdán a cuatro días del Comité Federal
El Ejecutivo trata de desmarcarse de la corrupción que rodea al exsecretario de Organización socialista ingresado en Soto del Real y busca cambios de organización dentro del PSOE. Al mismo tiempo, se acerca la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso.

Los barrotes de la celda en Soto del Real se cierran dejando para la historia un golpe de efecto totalmente inesperado en la estructura del Gobierno. El pasado lunes, el exsecretario de Organización del Partido Socialista, Santos Cerdán, salía de su domicilio asegurando a los medios de comunicación que daría declaraciones una vez finalizase su comparecencia ante el Tribunal Supremo. Sin embargo, aquella conversación con los periodistas nunca se llegó a producir después de que la Fiscalía Anticorrupción solicitase al juez, Leopoldo Puente, su ingreso en prisión de forma preventiva y sin fianza alegando riesgo de destrucción de pruebas y fuga. Cerdán llegó en taxi y se marchó en furgón a la cárcel por la que han pasado otras figuras de la corrupción como Luis Bárcenas o Rodrigo Rato.
Este golpe de efecto ha supuesto un nuevo de reparto de cartas insospechado en el panorama político y totalmente inesperado hasta instantes previos de que saltase la noticia. En la mañana de este martes, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, anunciaba a través de sus redes sociales una ronda de contactos, encabezada por Miguel Tellado, con los socios de investidura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para "escuchar y conocer" si mantienen su apoyo. "Ahora mismo son el único obstáculo para que los españoles hablen y podamos reparar tanta decadencia", aseguraba el líder de los populares a través de su perfil en X. Todo ello, se produce a menos de una semana de que el Congreso Nacional del Partido Popular se lleve a cabo en IFEMA con la consigna de "planificar la estrategia para salvar a España".
Ante la ofensiva galopante que lleva orquestando el PP desde hace meses y con un nuevo incentivo, al tener al número dos de los socialistas entre rejas, el Gobierno apostará por acotar todo lo posible el problema a las paredes de Ferraz. Es por ello que, desde que se levantó el secreto de sumario del informe elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, la escenificación de las disculpas y justificaciones se han limitado a los cimientos del Partido Socialista, desde la primera comparecencia de Sánchez en la sede, hasta el Comité Federal de este sábado en el que el partido anunciará los cambios de estructura y un nuevo secretario de Organización que tendrá la espada de Damocles después de Santos Cerdán y José Luis Ábalos.
Pese a ello, el Ejecutivo trata de alejar todo lo posible la figura de Cerdán de la estructura del partido. Al conocerse la noticia del encarcelamiento, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguraba su "respeto absoluto" a la decisión del Tribunal Supremo y apuntaba a que "es una persona que no tiene nada que ver con el Partido Socialista". "Lo que queremos es que colabore y que la justicia llegue hasta el final para ser capaz de averiguar todo lo que ha ocurrido en torno a este caso", proseguía Montero ante las preguntas de los medios de comunicación. Mientras tanto, la línea argumentativa que se erigió desde que saltó al conocimiento público las presuntas comisiones y mordidas del triángulo —Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García— se ha profundizado en las afirmaciones de que "se ha actuado con contundencia contra la corrupción" y que "en ningún caso se convocarán elecciones, de hecho, se agotará la legislatura en 2027".
"Va a continuar hasta el año 2027, porque merece la pena seguir transformando y mejorando este país, trabajar para mejorar las condiciones de la clase media y la clase trabajadora", ha dicho la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. "Tirar la toalla" no se plantea como una opción y el Ejecutivo se encomienda a sacar adelante todas las medidas sociales y para la ciudadanía posibles para paliar los efectos de la corrupción. "Merece la pena" es otra de las frases que se empiezan a mostrar como un denominador común entre los discursos de los socialistas que tratan de aguantar el envite de las noticias que salen día tras día apuntando a los secretarios de Organización y al asesor de uno de ellos.

Sin embargo, fuera del envoltorio, las costuras empiezan a asomar dentro del Ejecutivo. La primera y más evidente es la de sus socios de coalición: Sumar. La líder de la organización plurinacional y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, endurecía su discurso después de anunciar que este miércoles tendrá lugar la comisión para ver el estado del Gobierno y exigir a Sánchez un giro drástico para hacer medidas sociales, además de las explicaciones pertinentes de la corrupción con la que se debe actuar "de forma contundente". "Es tan grave que mañana hemos instado al Partido Socialista a convocar de urgencia la comisión de seguimiento del pacto entre ambas formaciones políticas, porque hay que actuar ya, sin contemplaciones", afirmaba Díaz después de asegurar que "no pondría paños calientes" y que "no se puede mirar a otro lado".
Los quiebros no sólo se limitan a su socio de coalición, sino que dentro del propio Partido Socialista piden mayor intransigencia. Fuentes internas aseguran que alguna facción dentro de la formación estaría pidiendo que se realice un Congreso Extraordinario después de conocerse la encarcelación de Santos Cerdán, exsecretario de Organización del partido y número dos de Sánchez. No sólo eso, el próximo Comité Federal socialista —que tendrá lugar este sábado a las 10.30 y que coincidirá con la celebración del Congreso Nacional extraordinario del PP— aglutinará en Ferraz a todas las identidades que se pelean y contradicen dentro del partido del puño y la rosa. Muchos de ellos se están organizando para ver qué estrategia y camino tomar de cara a un futurible Congreso Federal que podría variar las fichas socialistas.
Fuera de los cimientos de la Moncloa, la inestabilidad sigue presente en los socios que le entregaron las llaves del palacio presidencial a Sánchez. El eslabón menos fiable apunta a ser Junts per Catalunya que, tras el anuncio de la ronda de contactos del Partido Popular, instaba a los de Feijóo a acudir a Waterloo para negociar directamente con Carles Puigdemont en caso de que quieran sacar adelante una moción de censura que pueda tener éxito. "No seremos menos exigentes con el PP que con el PSOE a la hora de aceptar reuniones por estos asuntos. A partir de aquí ya dirán", zanjan desde Junts. Por otro lado, el resto de socios parecen descartar el apoyo a una hipotética moción encabezada por Alberto Núñez Feijóo, pero reconocen la fragilidad en la que se encuentra el Ejecutivo después de las noticias de corrupción que rodean los cargos socialistas que se encontraban hasta hace dos telediarios dentro del partido.
El sábado se producirá el Comité Federal en la sede de Ferraz, una reestructuración de la cúpula del PSOE donde se designarán nuevos perfiles para intentar alejar lo máximo posible los escándalos que salpican al partido y donde la lupa se coloca en la persona que ocupará el asiento de secretario de Organización de la formación. El próximo 9 de julio comparece el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados en relación al informe de la UCO que señala a sus dos manos derechas en cobros de comisiones y mordidas en contrataciones públicas, una comparecencia que, a juicio de oposición y socios, llega tarde y que probablemente signifique el punto y final antes del verano.
"Espero que ese Ryan valga la pena y que cuando regrese a casa cure alguna enfermedad o invente una nueva bombilla de larga duración", decía el Capitán Miller, interpretado por Tom Hanks, en Salvar al Soldado Rayan. En este caso, el Partido Socialista anda encomendado a salvar al Ejecutivo que no cesa de acumular frentes abiertos. Mientras tanto, Sánchez asegura desde que se desveló el informe de la UCO que la legislatura perdurará hasta 2027 porque "merece la pena" e incluso ha adelantado que pretende presentarse a los próximos comicios para revalidar la presidencia del Gobierno.