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El problema no es Jamie, el protagonista de 'Adolescencia', sino quienes se aprovechan de él y de la soledad de los jóvenes

El problema no es Jamie, el protagonista de 'Adolescencia', sino quienes se aprovechan de él y de la soledad de los jóvenes

El último gran éxito de Netflix pone el foco en el entorno de un joven incel, pero menos en los grupos extremistas que se aprovechan de las personas jóvenes que buscan algún culpable que explique su falta de certezas. En este caso, las mujeres.

Jamie Miller, protagonista de Adolescencia.NETFLIX

Cuando David Fincher llevó al cine el libro El Club de la Lucha, de Chuck Palahniuk, jamás imaginó que su película acabaría convertida en una suerte de guía ideológica para los movimientos de extrema derecha en todo el mundo. "Me resulta imposible imaginar que la gente no entienda que Tyler Durden es una influencia negativa. No sé cómo responder ni cómo ayudar a quienes no lo entienden", aseguró un agotado Fincher hace un par de años a The Guardian. A Alana, nombre ficticio, le pasó lo mismo que al director estadounidense. En 1997, esta joven canadiense creó un blog con el nombre de Proyecto de Celibato Involuntario. A sus 25 años, quería imaginar un espacio sano que pusiera en contacto tanto a hombres como a mujeres con dificultades para establecer relaciones amorosas y/o sexuales. Alana nunca pensó que esa idea, acotada como incel, desencadenaría todo un movimiento de odio a las mujeres. "La palabra incel intentaba describir a cualquiera, sin importar el género, que se sintiera solo, que nunca hubiera tenido relaciones sexuales y que no estuviera en una relación desde hace un buen tiempo. Pero ya no podemos usarla más", lamentó Alana en una entrevista con BBC Radio en 2018. Cuando se estrenó El Club de la Lucha, la consultora CinemaScore avanzó una singular fusión entre el filme y el espacio fundado por Alana. "Se está convirtiendo — dijeron — en la película de cabecera para posadolescentes blancos sin novia".

Ambos conceptos, la violencia y al odio a las mujeres son los ingredientes básicos del último gran éxito de la plataforma Netflix, la serie Adolescencia, una historia que refleja una realidad cada vez más visible, ya no solo por el aumento de la misoginia online sino por la tendencia a la violencia. Alana fue consciente del terror que había alcanzado el movimiento incel cuando en su ciudad, Toronto, un ciudadano llamado Alek Minassian mató a diez personas después de publicar en Facebook que "la Rebelión Incel" había comenzado. "¡Viva el Supremo Caballero Elliot Rodger!", escribió Minassian. Rodger fue el joven que en 2014 asesinó en California a siete personas antes de suicidarse. Dejó escrito un manifiesto de más de 140 páginas en las que justificaba sus ataques en el odio a las mujeres que lo habían rechazado a lo largo de su corta vida.

La serie Adolescencia se enfoca en las perspectivas de los menores, sus familias y entorno, pero no tanto en esos que se aprovechan de la sensación de aislamiento y soledad cuando los niños o adolescentes ocultan su sufrimiento en internet. En enero de este año, el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, reveló que el Gobierno de Suecia no ha logrado controlar una "ola de violencia juvenil" en aumento. Culpó de ello a las redes sociales. "Las plataformas de redes sociales están empezando a convertirse en lugares de reclutamiento de jóvenes, de manera completamente abierta, antes de que pasen a chats cifrados. [...] Hemos suplicado una y otra vez por más autocensura y autolimpieza por parte de las plataformas. Si no se hace, implementaremos la legislación sueca contra sus posibilidades de utilizar las plataformas de esta manera", dijo Kristersson. La revista sueca Expo desveló en su último informe anual sobre que "la extrema derecha ha logrado normalizar el odio mientras se vuelve cada vez más propensa a la violencia". La publicación, especialista en movimientos de ultraderecha, explicó que "los jóvenes se sienten cada vez más atraídos por la violencia y, por lo tanto, se ven arrastrados al mundo de la extrema derecha".

En el Reino Unido, localización de la trama de Adolescencia, la Agencia Nacional contra el Crimen ha advertido sobre una tendencia "profundamente preocupante" de redes online compuestas por adolescentes hombres dedicados a hacer daño y cometer delitos, una amenaza que se ha multiplicado por seis entre 2022 y 2024. Aunque en estas comunidades hay adultos, "es particularmente preocupante que los agresores sean predominantemente chicos adolescentes que a menudo comparten material sádico y misógino, y se les ha visto atacar a personas de su misma edad o más jóvenes". Según declaró el director general de la Agencia, Graeme Biggar, "los jóvenes se ven atraídos a estas bandas sádicas y violentas donde colaboran a gran escala para causar graves daños o incitar a otros a cometerlos". Biggar destacó que "estos grupos no acechan en la dark web, sino que existen en el mismo mundo online y las mismas plataformas que los jóvenes usan a diario". Según un informe de la Agencia, "los miembros de estas redes suelen ser hombres jóvenes motivados por el estatus, el poder, el control, la misoginia, la gratificación sexual o una obsesión con material extremo o violento". El aumento de este tipo de grupos "está provocando casi con certeza que algunos individuos, especialmente los jóvenes, desarrollen una propensión a la violencia extrema".

El año pasado, el director del MI5, Ken McCallum, jefe del servicio de inteligencia interna del Reino Unido, aseguró estar "viendo demasiados casos de gente muy joven que se ve atraída por el extremismo venenoso en internet". El 13% de las personas investigadas "por su participación en terrorismo en el Reino Unido son menores de 18 años". "Esto representa un aumento del triple en los últimos tres años. El terrorismo de extrema derecha, en particular, se dirige considerablemente a los jóvenes, impulsado por una propaganda que demuestra una astuta comprensión de la cultura digital", argumentó.

Lucas Gottzén es profesor de Estudios sobre la Infancia y la Juventud en la Universidad de Estocolmo e investigador sobre extremismo. En conversación con El HuffPost, Gottzén confirma que "hay muchos indicadores de que la extrema derecha está reclutando a jóvenes, especialmente hombres jóvenes y varones. En Suecia, este reclutamiento es especialmente notable a través del movimiento Active Club (que comenzó en Estados Unidos y ahora es internacional, con grupos en Francia y la mayoría de países europeos). Esta organización promueve un estilo de vida saludable, entrenamiento de MMA [artes marciales mixtas], activismo y violencia política". Aunque los Active Club "tienen un umbral ideológico relativamente bajo, en parte para poder reclutar, el Movimiento de Resistencia Nórdica (NRM), que en su día fue el mayor movimiento neonazi del mundo pero que perdió muchos miembros jóvenes, está comenzando a reclutar nuevamente de forma activa".

El investigador alerta de la proliferación de "ciertos grupos subculturales de hombres jóvenes en internet que están orientados principalmente a la violencia en lugar de estar motivados clara o explícitamente por una ideología". Es el caso, por ejemplo, del llamado movimiento 764. Esta organización fue creada en Texas por Bradley Cadenhead, un joven que se sentía aislado y que comenzó a instigar online a niños y adolescentes a protagonizar actos de violencia extrema. Cadenhead cumple condena en Estados Unidos por posesión de pornografía infantil y el grupo que fundó es considerado por el FBI como una amenaza terrorista de primer nivel. En España, la Guardia Civil detuvo en febrero de este año a un joven de 23 años por amenazar con atentar contra varios colegios en Valencia. Dijo formar parte del grupo 764.

Gottzén considera que "internet y las redes sociales permiten que se desarrollen estos grupos subculturales y luego estos fenómenos se propagan a través de comunidades online como si fuera un contagio". "Hemos visto este patrón con los ataques incel de la última década, donde un ataque inspira a otros, pero también con tiroteos en escuelas y algunos ataques de extrema derecha (por ejemplo, el de Breivik en Oslo inspiró el de Tarrant en Nueva Zelanda)". Pero el principal problema con 764 y grupos similares es que "los niños y los jóvenes se incitan y presionan directamente unos a otros para cometer delitos y ataques violentos".

La extrema derecha histórica, como NRM, evoluciona para tratar de canalizar ideológicamente esta tendencia hacia un "activismo más violento". "Esta forma de activismo — apunta el profesor sueco — se alinea bien con la preocupación actual de los hombres jóvenes por la salud, el entrenamiento y el MMA, donde vemos un enfoque cada vez mayor en sus cuerpos (evidente en fenómenos como los incels, looksmaxxing, manfluencers, etc.)". Andrew Tate es el mejor ejemplo de cómo los ultras tratan de acercarse a los jóvenes. Tate, acusado junto a su hermano por violación y tráfico de personas en Rumanía, es un exkickboxer que culpa al feminismo y en general a las mujeres de haber sometido a los hombres. Tate otorga especial importancia al culto al cuerpo masculino y al combate físico. Es, claro, una de las voces más críticas con la serie.

Antes de que el primer ministro británico, Keir Starmer, anunciase que Adolescencia podrá verse en todos los institutos del Reino Unido, en el país algunos maestros estaban ya movilizados para tratar de contrarrestar las tesis de Andrew Tate entre su alumnado. Estos profesores creen, tal y como recogió The New York Times tras visitar varias escuelas, que los mensajes de Tate "han hallado terreno fértil entre los muchachos que intentan lidiar con las cuestiones de cómo ser hombre en un momento en el que se están desafiando los roles de género tradicionales. Los chicos, sensibles a frases y términos como 'masculinidad tóxica', que para algunos pueden sentirse como un ataque personal, encuentran en Tate una validación de dicha ansiedad, a través de una cosmovisión que presenta a los hombres como víctimas".

El mecanismo de la manosfera, esa capa de internet que odia a las mujeres, es el mismo que utiliza el populismo de derechas a nivel político. Es lo que hace Donald Trump cuando promete eso de "hacer Estados Unidos grande otra vez". Ante la incertidumbre y la ausencia de un futuro esperanzador, regreso al pasado. Lo mismo defienden los manfluencers como Andrew Tate, que buscan aprovecharse de la falta de certezas en la juventud, sobre todo la de los hombres jóvenes, a quienes trata de convencer erróneamente de que su vida será mejor si se regresase al dominio del hombre sobre la mujer. "Las mujeres pertenecen a los hombres", defiende.

Al final, todo se basa en ofrecer una diana a la que culpar de los problemas, ya sean las personas migrantes o las mujeres. Es la base de todo extremismo. Una investigación de la Universidad de Oxford, recogida por Wired, sugiere que, además del sufrimiento compartido, "otros tres ingredientes son necesarios para producir este cóctel mortal: la amenaza de grupos externos, la demonización del enemigo y la creencia de que faltan alternativas pacíficas". Este último punto es clave y a la vez esperanzador. "Si la gente cree que las soluciones pacíficas son imposibles, el extremismo violento se disparará", asegura el antropólogo Harvey Whitehouse.

Alana, la mujer que inició el proyecto incel luego desvirtuado, creó en 2018 otro proyecto, Love, Not Anger, una "respuesta constructiva a los asesinatos en masa cometidos por hombres incel furiosos". "Love, Not Anger — activo entre 2018 y 2019 — fue un proyecto internacional que promovía la investigación y la concienciación sobre las dificultades que enfrentan las personas (de todos los géneros y orientaciones) en las citas con poca o ninguna experiencia. [...] La sociedad necesita servicios de apoyo que puedan llegar a las personas solitarias antes de que se enojen, odien o se vuelvan violentas". Adolescencia muestra cómo el entorno puede llegar a favorecer, sin quererlo, una evolución violenta. El problema es que hay, como Andrew Tate, personas y movimientos que desean y abogan por este proceso extremista, aprovechándose de jóvenes como Jamie, el protagonista de la serie. Y las grandes plataformas tecnológicas tienen buena parte de responsabilidad.

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Me llamó Héctor Juanatey, aunque como dice Xoan Tallón, eso no importa, todo el mundo tiene un nombre. Me gusta escribir y contar cosas. En El HuffPost escribo de política, y como política lo es todo, decirles esto es como decir todo y decir nada.

 

Sobre qué temas escribo

En El HuffPost escribo, como ya les dije, de política, que es todo. Si quisieran entrar más en detalle, les cuento: por gustar, me gusta escribir de todo aquello que me preocupa dentro y fuera de la redacción. En los últimos años, por ejemplo, he estado investigando el ascenso de la extrema derecha, una suerte de virus invisible que crece cada día más. Un crecimiento, sin embargo, que también tiene responsables, y en ellos me gusta fijarme, ya sea Elon Musk, Mark Zuckerberg o influencers de ultraderecha con cada vez más adeptos. Pero también la política es causa de la desafección de la que beben los ultras. De ahí que no haya que olvidarse nunca de temas fundamentales como la vivienda; en definitiva, de las condiciones materiales de la ciudadanía. Por ese motivo, también, y desde la cobertura que hice para Público durante el 15M en la Puerta del Sol, en Madrid, he centrado gran parte de mi trabajo en las diferentes reivindicaciones de la movilización social. Sospechen siempre de aquellos periodistas que acostumbran a agobiar con la cantinela de la objetividad. Al final, solo buscan desprestigiar el sentido mismo de la profesión.

 

Mi trayectoria

Pese a todas las advertencias, desde que me decanté por estudiar periodismo (Licenciatura y Máster en Periodismo de Investigación), a excepción de un parón en el que trabajé en discurso y comunicación política, he tenido la suerte de dedicarme a escribir. Empecé en La Voz de Galicia y, tras dejar la terruña (Galicia) y mudarme a la capital en busca de oportunidades laborales, pasé por Público, La Sexta, fui redactor fundacional de eldiario.es, y he escrito para un buen número de medios como Praza.com, la revista Luzes, Playground Magazine, La Marea, Vanity Fair o CTXT. En una ocasión estuve en el campamento de refugiados de Dajla, en el Sahara, y de allí me traje unas breves anotaciones que fueron publicadas como libro, ‘Dajla. Apuntes desde o Sahara’, editado por Praza. En otra, entrevisté a Txema Guijarro, una de las personas que trabajó en el asilo de Julian Assange y Edward Snowden, y esos diálogos se transformaron también en libro, ‘El analista. Un espía accidental en los casos Assange y Snowden’, de Libros del KO. En otro lapso de tiempo, creé junto a los cómicos Facu Díaz y Miguel Maldonado un programa de humor, La Tuerka News, porque tengan claro que sin risas nos vamos a la m*****.

 


 

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