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La guerra que Ayuso no ha podido ganar: qué fue la Real Casa de Correos durante el franquismo y qué supone que sea un Lugar de Memoria Democrática

La guerra que Ayuso no ha podido ganar: qué fue la Real Casa de Correos durante el franquismo y qué supone que sea un Lugar de Memoria Democrática

La sede de la Comunidad de Madrid es, desde este 22 de octubre, un Lugar de Memoria Democrática pese a la oposición de la presidenta madrileña. ¿Qué ocurrió en el icónico edificio madrileño durante la dictadura y por qué la negativa de Ayuso a que sea considerado como un lugar donde existió represión franquista?

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Sede de la Comunidad de Madrid y Real Casa de Correos de MadridGetty Images

Este miércoles 22 de octubre, la Real Casa de Correos de Madrid, actual sede de la Comunidad de Madrid, se ha incluido como Lugar de Memoria Democrática. Este hecho, aunque puede parecer simplemente de cara a la galería, guarda un profundo simbolismo, más si cabe cuando en poco menos de un mes se cumplirá medio siglo de la muerte del dictador Francisco Franco.

Este gesto por parte del Gobierno se enmarca dentro de "España en libertad", bajo el cual, el Ejecutivo está realizando a lo largo de 2025 un centenar de actos recordando el fallecimiento de Franco y la llegada de la democracia a España para que nada de lo ocurrido caiga en el olvido.

Así, este miércoles, el Boletín Oficial del Estado (BOE) recoge finalmente este lugar, tan importante y especial para todos los españoles, -y en particular para los madrileños y madrileñas- como un Lugar de Memoria Democrática. Pero, ¿por qué y qué papel tuvo durante el franquismo? 

Pues bien, el edificio de la Real Casa de Correos tuvo un papel capital durante la dictadura franquista, ya que, como señala el BOE, fue fundamental para llevar a cabo "la represión política y social durante varias etapas de la historia contemporánea de España". Y es que, este lugar fue un punto central en la vigilancia y control de opositores al régimen bajo el nombre de Dirección General de Seguridad. (DGS)

Pero este no fue el rol que ha desempeñado desde su construcción en el siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III. En aquel momento, fue pensada y diseñada para ser la Casa de Correos, nombre que sigue manteniendo hoy en día. Sin embargo, con el paso de las décadas y los nuevos tiempos ha tenido diferentes usos en el ámbito público.

Regresando al tema central, este edificio se convirtió durante casi 40 años en un lugar oscuro, desde el cual los disidentes al régimen era vigilados y reprimidos por los altos mandos que allí trabajaban para la dictadura. Según informes oficiales y testimonios personales, en la Real Casa de Correos se notificaron entre 1939-1975 numerosas detenciones, interrogatorios y torturas a todo tipo de opositores a la dictadura.

Uno de los momentos de mayor actividad en este sentido se produjo durante los años de posguerra y primeros años de dictadura, de forma que, lo que hoy día es considerado uno de los lugares -si no, el más- icónico de Madrid, lleno de institucionalidad e incluso festividad, durante años escondió una cara oscura que desde este 22 de octubre, quedará reconocida en el BOE al incluirlo en la categoría de Lugar de Memoria Democrática.

¿Qué implica que sea Lugar de Memoria Democrática?

Para comprender lo que supone que un lugar como este se incluya dentro de la lista de Lugares de Memoria Democrática hay que remontarse a la Ley 20/2022 de Memoria Democrática. Tras la aprobación de esta ley, España se dotó de un marco legal en base al cual podía reconocer los espacios que fueron escenario de vulneraciones graves de DDHH, así como represión política o dictadura, con el objetivo de que quede reflejado para la posteridad y se difunda la verdad histórica.

Así, se pretende reconocer aquellos espacios, inmuebles, parajes o patrimonios culturales inmateriales donde haya habido hechos relevantes vinculados a la "represión y violencia" sobre la población como consecuencia de la resistencia al golpe de Estado de julio de 1936, la Guerra Civil, la dictadura franquista o el exilio, según explica la propia ley. En este sentido, este año, el Gobierno pretende declarar como tal a una treintena de lugares.

Tras un análisis pormenorizado de lo que supuso la Real Casa de Correos, el Ejecutivo consideró que era un lugar que cumplía con los requisitos para ser considerado como tal, debido a la represión que ejerció durante la dictadura. A efectos prácticos, la declaración como Lugar de Memoria Democrática implicará que se coloque una placa conmemorativa, paneles informativos sobre qué papel desempeñó en esos tiempos y se repare la memoria de las víctimas.

Pese a ello, por el momento se desconoce en qué lugar se colocará dicha placa, ya que la oposición del gobierno autonómico de Isabel Díaz Ayuso, que desde el primer momento se ha mostrado totalmente en contra de esta decisión, hacen presuponer que no será fácil que estos gestos simbólicos vayan a tener lugar en un sitio privilegiado del edificio.

La guerra que Ayuso no ha podido ganar

Y como decíamos, en la labor de la presidenta de la Comunidad de Madrid de ejercer una oposición feroz a todo lo que huela a Gobierno de España, como era de esperar, esta decisión no iba a ser apoyada por el gobierno autonómico. En este sentido, desde el momento en el que el Ejecutivo comenzó a valorar la posibilidad de que la Real Casa de Correos fuese considerado como un Lugar de Memoria Democrática, la líder del PP madrileño se opuso por completo. De hecho, la presidenta madrileña ya ha anunciado que recurrirá la decisión ante la Audiencia Nacional (AN).

Así, en febrero de 2025, la Comunidad de Madrid presentíó un "conflicto positivo de competencias" ante el Tribunal Constitucional (TC) en el que alegaba su intención de impugnar la decisión del Gobierno central de declarar la Real Casa de Correos como Lugar de Memoria Democrática

Esta acción ya fue anunciada por la propia Ayuso, que en enero de este año señaló que combatiría las intenciones del Gobierno de España "en todos los frentes posibles" ante el "intento espurio" de nombrar al edificio de la Puerta del Sol como tal. De hecho, si se retrocede un poco más, si se atiende al artículo 4 de la Ley 8/2024, del 26 de diciembre de la Comunidad de Madrid, en él se añadían varios artículos que pretendían proteger al edificio ante este tipo de prácticas; ya fuera la colocación de placas, distintivos, actos, etc. Sin embargo, esta ley fue recurrida por el Gobierno al considerar que podía vulnerar competencias estatales.

Entre los principales argumentos de Ayuso para su oposición ante este reconocimiento se destacan que, para la presidenta de la Comunidad, el edificio cuenta con una amplia y variada historia, y que no debe identificarse únicamente con su uso represivo durante el franquismo, ya que su significado patrimonial, institucional y colectivo en Madrid va mucho más allá.

Asimismo, señaló que vulnera competencias autonómicas en materia de patrimonio histórico y gestión de bienes de la Comunidad de Madrid, y que el edificio se encuentra protegido como Bien de Interés Cultural (BIC). Esto, para el gobierno de la Comunidad supondría que cualquier acción del gobierno central implicaría una "invasión" del ámbito autonómico. 

Finalmente, señaló que el edificio deber ser un símbolo de "concordia y reconciliador" de todos los ciudadanos, y no un instrumento para "reinterpretar la historia" por parte del Gobierno central, de forma parcial y con una carga ideológica. Sin embargo, la jugada no parece haberle salido bien a la líder del PP madrileño, que tendrá que aceptar -al menos, de momento- la Real Casa de Correos como un Lugar de Memoria Democrática.

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Soy redactor de El HuffPost España, donde escribo sobre todo tipo de contenidos: desde actualidad, última hora, política, sociedad y deporte hasta política internacional, en menor medida.

 

Nacido en Jaén en 1998, me decanté por estudiar Historia y Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos durante 2016 y 2022. Desde entonces, mi trabajo se ha centrado en contar la actualidad con contexto, intentando entender no solo lo que ocurre, sino también de dónde viene y qué consecuencias puede tener. Al fin y al cabo, la Historia —aunque a veces parezca dormida— siempre está detrás de los titulares.

 

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Como vocación, los asuntos históricos me llaman mucho la atención, pero durante los últimos años, la "actualidad manda", y el ritmo frenético de sucesos económicos, políticos y geopolíticos (casi todos negativos) en un mundo cada vez más convulso acapara gran parte del trabajo de manera diaria. Esto ha provocado que haya desarrollado una gran pasión e interés por entender cómo y por qué ocurren gran parte de todos los acontecimientos históricos que estamos viviendo constantemente.


Intento contar el presente con rigor, con un punto de contexto histórico y, cuando se puede y con una pizca de ironía. Porque incluso en los días más intensos, un poco de perspectiva —y de humor— ayuda a entender mejor lo que pasa.

 

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Mi experiencia profesional comenzó allá por 2019, como colaborador en Radio Libertad y Radio Marca, donde cubrí actualidad deportiva diaria y descubrí el vértigo de informar a contrarreloj. Más tarde pasé por AS, donde amplié el foco: además de deporte, seguí temas de actualidad general y aprendí que en el periodismo, a veces, el fuera de juego también puede ser político.


En enero de 2023 me incorporé a El HuffPost, donde escribo sobre política, sociedad y actualidad en todo tipo de frentes: desde elecciones hasta debates nacionales e internacionales, deporte y sucesos (un poco de todo). En definitiva, todo lo que marca la conversación pública y, en general, todo aquello que explica por qué el mundo gira como gira (y por qué a veces parece hacerlo del revés).

 


 

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