Medio siglo sin Franco, pero también sin la Casa Cornide: no, no se veraneaba solo en Meirás
Este palacete representativo del barroco gallego mantiene muy viva una de las últimas luchas sociales para que la familia del dictador devuelva al pueblo de A Coruña una de esas propiedades que extrañamente le 'regalaban' o 'cedían' al caudillo fascista o a su esposa.
Digno de la Escopeta Nacional, pero con material suficiente para una cuarta entrega. Pónganse en situación. Ante un imponente palacete urbano, un numeroso grupo de personas protesta -no es la primera ni la última vez- reclamando soluciones. Con un cartel en el que se lee: "Fóra, okupas!" (¡fuera, okupas!), cualquiera podría confundir esta concentración con otras que se ven en algunos barrios. Solo que en esta ocasión, los 'referidos okupas' no son ni personas en situación de vulnerabilidad, ni colectivos sociales, ni una banda dedicada al narcotráfico u otro tipo de delincuentes o infractores -quizás la última afirmación deba despejarla un juez-. Es una familia española y, francamente, de sobra conocida.
¿La familia del...? Sí, efectivamente, los Franco no veraneaban solo en el pazo de Meirás. El inmueble se trata de la Casa Cornide, uno de los ejemplos más representativos de barroco gallego en la ciudad de A Coruña (Galicia) y en el ámbito de la arquitectura civil de este estilo artístico. Su construcción data del siglo XVIII, pero alberga un importante pasado que entronca con la vida, sociedad y pasado de la ciudad herculina. No solo fue un pazo -de dimensiones menores al de Meirás-, llegó incluso a acoger el Concello coruñés -la casa consistorial-, además de servir de instituto, centro cultural o de sala de cine regentada por una orden religiosa -el Cine de los Tomasinos-.
En la actualidad, la historia de la Casa Cornide pasa inmediatamente por una lucha con los descendientes del dictador fascista para que esta sea devuelta en propiedad al Concello de A Coruña. Como ocurrió con el pazo de Meirás hasta que pasó a manos del Estado, no está siendo una corta travesía, pero tampoco un camino carente de victorias, ya que se ha logrado que tenga que ser abierta y mostrada al público, un triunfo con sus luces y sombras porque la familia Franco, igual que ocurrió con el edificio de Sada, tampoco se ha quedado parada. El 20-N se cumplió medio siglo sin el dictador, pero también sin la Casa Cornide.
Estas son todas las claves que rodean a una de las últimas propiedades históricas reclamadas a los herederos del caudillo fascista: desde la historia de su 'compraventa' y la 'estrategia' de sus actuales propietarios para sortear la demanda social de la devolución, pasando por su intrincado horizonte judicial.
La ¿subasta?: comprada a 305.000 pesetas, cedida cuatro días después a 25.000
Para comprender realmente por qué se denuncia como un expolio que la Casa Cornide pertenezca a los Franco, hay que remontarse al momento en que acabó en sus manos. "Era un edificio relacionado con la Ilustración, procedente de la familia Cornide, un edificio precioso que pasó a propiedad pública y al final acabó siendo del Concello de A Coruña", recuerda a El HuffPost Manuel Monge, presidente de la asociación Defensa do Común -colectivo que organiza las protestas por este inmueble-, escritor, sociólogo y figura clave en la defensa de la Memoria Histórica de Coruña y de Galicia.
"Hubo una permuta con el Ministerio de Educación y Ciencia, el Concello cedió unos terrenos y a cambio el Ministerio cedía la propiedad de la Casa Cornide, pero claro... los Franco estaban al loro", se detiene Monge para detallar el especial interés que puso la primera dama franquista en la mansión urbana. "Entonces, la Carmen Polo dijo 'tenemos el pazo de Meirás, pero claro, bueno, a veces yo voy ahí a misa en La Coruña [a la colegiata de Santa María] y en frente hay un palacio... pues no estaría mal tener una propiedad", ironiza Monge, describiendo cómo "inmediatamente se organiza una operación de Estado en el Concello de 'mira, que los Franco quieren también este palacio' y, simplemente, eso fue a pleno y se sacó a subasta, amañada".
¿Qué lleva a distintos historiadores a afirmar que aquella subasta estuvo amañada? Monge apunta a distintos factores, como que solo hubo dos candidatos que se presentaron. "Uno de los candidatos era el responsable del Movimiento Nacional en A Coruña", destaca el escritor. Pero ese no fue el hombre que ganó la subasta de la Casa Cornide. De hecho, es probable que les suene el apellido: "El otro era [el empresario y banquero] Pedro Barrié de la Maza, que llegó allí y... 305.000 pesetas exactamente. Adjudicada". No hubo más ofertas y quien fue conde de Fenosa -además de procurador en las Cortes franquistas- se hizo con el inmueble. Pero solo estuvo a su nombre durante cuatro días.
Pasado ese breve lapso de tiempo, Barrié de la Maza acude al notario "y cede la Casa Cornide a Carmen Polo por 25.000 pesetas". Misteriosa o altruistamente, el palacete había visto rebajado su valor en 280.000 pesetas más. Pero Manuel Monge aporta un dato más que apunta a una extremada solidaridad de quien todavía es hijo predilecto de A Coruña y cuenta con una avenida con su nombre: "Ni siquiera hay constancia de que se pagaran esas 25.000 pesetas".
No, desde luego no parece un gran negocio para quien dirigió el mayor banco gallego -el Pastor- desde la guerra civil hasta 1971. Pero adivinen a qué bando financiaba. Y, a modo de bonus track, años más tarde, la Casa Cornide acabaría apareciendo a la venta en una página de compraventa digital por la friolera de 3,5 millones de euros.
La lucha de un pueblo, la declaración BIC y 'aquel sospechoso camión de mudanzas'
Aunque el gran asunto pendiente en esta lucha es el de ganarle la propiedad del inmueble histórico a la familia Franco, lo cierto es que ya hubo una primera victoria al lograr que el Gobierno gallego -por aquel entonces en manos de Alberto Núñez Feijóo- tramitase la protección histórica del palacete barroco. El motivo es que no se trata únicamente de acabar consiguiendo que un papel reconozca que pertenece a los coruñeses y coruñesas, querían que sus puertas estuvieran abiertas a ellos.
"El inicio de la incoación de expediente de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) se inicia el 14 de mayo de 2021, es decir, hace cuatro años", rememora Monge, "la Xunta de Galicia estuvo retrasando y retrasando... ¿por qué? Porque la Xunta no se atreve a meterse con Franco, así de claro. Pasó con el pazo de Meirás, que estuvieron dudando, y pasó con la Casa Cornide". Pero esa declaración acabó saliendo adelante y a la familia Franco no le quedó más remedio que cumplir la ley. Eso sí, después de tener que ser obligados por el Ejecutivo gallego. "Alegaron que no se podía declarar BIC porque era vivienda de uso habitual y estaba ocupada", asegura Monge. No coló y ese argumento fue rechazado, además de llevarse una multa de 3.000 euros por una infracción leve.
Pero, ¿qué dice esa ley de protección cultural y patrimonial? En líneas generales, que un edificio BIC debe tener garantizadas una serie de visitas periódicas al inmueble histórico. Unos meses antes de cumplirse este medio siglo de la muerte de Franco en la cama -y no la de una celda-, el umbral de la Casa Cornide era cruzado por las primeras cinco personas que no precisaron invitación de los herederos de un dictador. Fue en los primeros compases del pasado agosto. Y tan solo un par de días antes de que se cumpliese la efeméride de aquel 'registro' de la propiedad a nombre de Carmen Polo.
"Después de cuatro años, lograr que por fin se abra, fue un éxito muy grande", recuerda Monge, reconociendo que la sensación entre todos los que trabajan para revertir el que consideran un expolio, a veces es agridulce. Llevan ya cinco ediciones de las conocidas como Marchas Cívicas, manifestaciones con concentración reclamando que se devuelva, la última el pasado diciembre. En estas han participado importantes figuras del mundo de la cultura y el arte, como el escritor Manuel Rivas o el actor Fernando Morán y la actriz Isabel Risco, que se caracterizaron de Franco y Polo.
"Yo, con 78 años, cuando escucho a alguien quejarse un poco, 'llevamos trabajando años y no hemos conseguido casi nada...' les digo que las luchas suelen durar 40 años", dice Monge rompiendo una lanza por la esperanza. "Se descojonan, dicen 'ya está Manolo ahí que es muy optimista', pero pongo el ejemplo del pazo de Meirás". Por cierto, un pazo que también vio desfilar Marchas Cívicas como las que ahora aglutina el palacete coruñés. En esa línea, Monge recuerda que fue "en el '82 presentamos la primera iniciativa de devolución, hace más de 40 años y nos tomaron como locos".
Con todo, cuando se le pregunta a Monge cómo ha ido la experiencia de la visitas y si han pasado muchas personas por la Casa Cornide desde su obligada apertura al público, no puede evitar reírse. "Si tú llamas al teléfono que hay o escribes al correo, ya no hay citas hasta después de enero", lamenta, antes de retratar otra de las artimañas de los Franco para poner trabas. "La ley de patrimonio cultural de Galicia dice que debe ser abierta cuatro veces al año y, bueno, no concreta [cuáles]. ¿Qué hicieron los Franco? 'Bueno, pues abrimos cuatro días al año, pero en vez de poner sábado y domingo que viene mucha gente, ponemos los lunes", explica del "primer problema". Pero no se quedó ahí.
"En vez de que vayan 15 o 20 en cada visita, ponemos que solo puedan entrar cuatro o cinco personas. Entonces, lo que hacen es que cada lunes puedan entrar cuatro personas durante cuatro horas", explica el escritor. Y ¿hubo cita todos los lunes?: "No lo sé, dicen que están todas cubiertas". Y aún hay una cuestión más, ¿qué es lo que puede ver en el interior de la Casa Cornide una de esas selectas cuatro personas que consiga cita? La mejor explicación se halla en la voz de alerta vecinal que se dio en 2020 al colectivo: "Nos avisó la gente de la Cidade Vella diciendo 'oye, que hay un camión aquí y están llevando todo'".
Mientras se tramitaba la declaración BIC, tan solo unos meses después de la primera sentencia que entregó la titularidad de Meirás al Estado, "vaciaron todo" con una furgoneta de mudanzas. Uno de los nietos llegó a comentar que se trataba de "humedades" y de repartir las pertenencias familiares a la muerte de la madre. Con Meirás -y la lucha paralela de algunas estatuas atribuidas a la escuela de Mestre Mateo- sí pudo realizarse un inventariado del mobiliario y pertenencias del pazo, pero en la Casa Cornide no hubo ese proceso forzado judicialmente y en su interior apenas queda -de interés- un bajorrelieve y una estatua.
La memoria histórica sigue pendiente de la demanda a los Franco y de las retiradas de honores
Y llega la gran pregunta. ¿En qué punto está ahora mismo la lucha por la devolución de la Casa Cornide? Desde la asociación Defensa do Común tienen muy claro que la pelota sigue en el tejado del Ejecutivo municipal. "El Concello se comprometió a presentar una demanda judicial para reclamar la propiedad y dijeron que tenía que estar acompañado de un informe histórico y uno jurídico", recuerda Monge de un proceso que ya se alarga cuatro años.
Cabe recordar que en el pasado y en otros pleitos con los Franco, fue fundamental el papel del Concello de Santiago de Compostela para reclamar la propiedad de estatuas de Meirás. Por eso se presume de vital importancia la presentación de dicha demanda desde el Gobierno local de la socialista Inés Rey. En este sentido, la clave de la estrategia legal de esa denuncia pasa por el "Pleno municipal de 2 de agosto de 1962, presidido por el alcalde Sergio Peñamaría de Llano".
El objetivo es que se declare nula dicha sesión plenaria franquista, la misma en la que se aprobó que saliese a subasta la venta de la Casa Cornide, lo que permitió que Barrié de la Maza se hiciese con ella y después la 'revendiese' a Carmen Polo. Pero Monge no tiene duda alguna de que "la baza fundamental es y será la movilización cívica", al tiempo que reclama que se presente ya la denuncia.
Pero esta no es la única reivindicación que hacen desde la asociación, puesto que consideran que la memoria histórica no la conforman solo las hileras de piedras de un edificio. También el cómo se recuerda a quienes propiciaron que acabase en manos del dictador. Desde el colectivo reclaman que se retire todo título honorífico, mención, placa, distinción, calles, retratos -y un largo etcétera- a Pedro Barrié de la Maza, pero también a quienes ostentaban el bastón de mando coruñés durante los hechos antes mencionados: Sergio Peñamaría de Llano y Alfonso Molina Brandao.
Y si recuperase la titularidad pública, ¿cuál podría ser la función de este antiguo lugar de veraneo de los Franco? Sus 1.500 metros cuadrados la dotan de un sinfín de posibilidades para funciones de sobra necesarias, como un centro para mayores, un centro cultural o incluso varios usos mixtos. Monge también recuerda que el Instituto José Cornide de Estudos Coruñeses ha mostrado su voluntad de "volver a casa". Sea como sea, la meta está en lo que firmaron más de 65 entidades culturales y sociales, devolver a la ciudad herculina lo que un día le fue arrebatado. Perdón, adjudicado al mejor postor.