Netanyahu también llora
Esto es vomitivo.
Netanyahu aparece en un vídeo y dice que “Todos estamos pagando un precio personal en la guerra” ¿Y sabéis cuál es su precio personal? Que su hijo tuvo que cancelar su boda. Es la misera moral personificada. Más de 55.000 personas asesinadas, hospitales bombardeados, escuelas reducidas a cenizas, niños enterrados entre ruinas… pero lo verdaderamente trágico es que el niño mimado del genocida se ha quedado sin fiestecita.
Es grotesco. Es obsceno. Es la miseria moral hecha persona. El mayor criminal del mundo contemporaneo, responsable directo de un genocidio televisado, quiere ahora que el mundo llore porque su hijo no ha podido celebrar una boda con 300 invitados y marisco a voluntad. Mientras en Gaza no hay comida, no hay agua, no hay futuro.
Allí los niños no cancelan fiestas. Cancelan su infancia. Cancelan su vida. Porque mueren. Porque se los llevan las bombas que este criminal lanza. Esto no es solo propaganda. Es sadismo emocional. Es escupirle al mundo en la cara y encima pedirle compasión. Y lo más repugnante es que con esto sigue teniendo aplausos de políticos de todo el mundo que lo celebran con honores mientras se convierten en cómplices miserables.